A ver qué sale.
Días atrás posteábamos acá una visión de la crisis de la socialdemocracia europea vista a través de sus propios ojos. En un alarde de síntesis, finalizábamos con un contundente “¿Se dan cuenta por qué Mendieta banca al “populismo” y una pelea por “resignificar” su sentido desde Latinoamérica? Porque la socialdemocracia palmó”.
Bien. El caso es que hoy aparece aquí, en Clarín, una nota al respecto de Nicolás Casullo. El título se las trae: “¿Cómo armar una política popular?”. Sin embargo, su lectura sólo da como para comenzar un somero abordaje a la cuestión (muy al estilo Clarín, bah). Porque la posta posta para empezar a pensar un poco es ésta otra columna del mismo Casullo publicada el domingo pasado en Página/12: “Cristina y los relatos de la política. La guerra de las agendas”
Por favor traten de leerla entera, pero los siguientes párrafos serán destacados como puntapié para algunas atrevidas ideas que desgranaremos a continuación:
- "Posiblemente contestarse qué es hacer política desde una perspectiva popular en los actuales marcos de la democracia sea el debate de estos próximos cuatro años en la Argentina y en Latinoamérica.
- ¿Hasta dónde alcanza una mecánica normativista republicana que canalice acertadamente el imprevisto, la dificultad, la terca historia, todo lo que resta? ¿Hasta dónde, en cambio, pesa la decisión política de gestar política siempre, sin otro reaseguro que las palancas ejecutivas de poder? Hasta dónde ese difícil arte de construir el conflicto, de hacerlo lo más inteligible que permitan las circunstancias, dentro de una normalidad despolitizadora que supura la sociedad de mercado desde sus mitologías…”
- En el juego de nuestra democracia vernácula, básicamente mediática, los únicos interlocutores válidos –gestores de relatos “reales”– parecen ser, hoy por hoy, un gobierno actuante y un haz de medios de masas: para un diagrama cotidiano, entre ellos, de una guerra por imponer agendas-relatos.
- lo cierto es que no se puede hacer politicología hoy sin esta escena completa –neocultural– de las narratividades actuantes, que supera en mucho la propia especificidad teórica de “la política” con sus actores y espacios clásicos.
- La Presidenta no se equivoca cuando apunta que se trata de una disputa por los relatos….Hace referencia a una narratología que articulan las grandes corporaciones dominantes y sus voceros, en su tarea de tipologizar gentes, relaciones, negocios, rumbos, recetas y vaticinios, tarea que intenta hacerse dueña del día, de la semana, de la encrucijada. Patrimonializar la realidad es situar un relato como centro radiante…El relato es la disputa por la historia nacional.
- La temeraria apuesta kirchnerista desde su 22 por ciento de votos fue una reapertura, desde la política, en discusión crítica contra todo aquello que aparecía como supuesta presencia dominante “desde la no política”, y desde la antipolítica. ¿Quiénes? Los poderes institucionalizados en sectores, espacios, corporaciones, intereses, medios, autoridades y universos simbólicos con la enorme capacidad de reiterar una y otra vez lo dado. Y también contra una desagregada sociedad silvestre en descampado ideológico por la frustración democrática y por el denostado imperio de los partidos políticos. Un mundo histórico liberal-conservador no nuevo, pero ahora extremado…
- Se puede afirmar que la política es esa capacidad decisoria que confronta democráticamente con lo adversario, ni antes ni después de su justo momento. Que para hacerlo en todo caso no puede perder –aquí, en Washington o París– lo que hoy es tildado de rasgo “populista”, píldora sin embargo que la vitaliza cuando hace falta en término de respuesta, contenido, práctica de una soberanía, simbolización del conflicto, marcado de cancha, visualización de aliados y contrincantes. Esto es, de la invención imprescindible de la política como poder…
- Pero a su vez el combate de los relatos contrapuestos que signan la actualidad argentina exige bastante más que esta voluntad política de acción inmediata, coyuntural. Lo que no logra institucionalizarse, organizar universos delegativos, desplegarse ciudadanamente de manera visible y audible, crear fundamentación, texturas y estructuras políticas para un ordenamiento democratizante, intervenir en un campo político, cultural e intelectual argumentativo para la batalla de las ideas por una nueva república, el relato que no avanza estas piezas en el tablero debilita esa propia política…"
Sinteticemos brutalmente, disculpándonos con gente que sabe como María Esperanza o El criador:
1) Hay dos relatos, ambos en construcción permanente y en disputa: el del gobierno (hecho a los ponchazos, con rasgos populistas -recuerden que para mí eso es un elogio- y transformadores, constructor de nueva ciudadanía política) y el de los poderes fácticos o tradicional-liberal-conservadores (cuya usina catalizadora es la inmensa mayoría de los medios masivos de comunicación y la cadena de significantes que construye cotidianamente el circuito diario-radio-reportaje a “expertos independientes”-llamadas a las radios-noticiero televisivo-editorial del domingo y así. Ahora amparados tras la máscara de una exaltación del republicanismo formal. Aquí tienen un ejemplo práctico de lo que digo.)
2) Casullo dice que no se puede hacer politicología sin dar cuenta de esta nueva narrativa que excede los marcos de la “política tradicional”. La verdad que no tengo ni idea si se puede o no hacer politicología, pero estoy seguro que –de no dar cuenta de esto que el bien describe- no se puede hacer política, así, a secas.
3) No alcanza con marcar la cancha en términos de construcción discursiva. Es este un elemento basal y fundante, imprescindible y originante, pero incompleto sin organización e institucionalización de lo que se intenta como nuevo.
Ahora, y con un desparpajo producto del calor, Mendieta se pone la camiseta a full y tira algunas puntas controversiales en cómo avanzar del coyunturalismo actual a una etapa superadora:
- La estrategia de construcción debiera ser de arriba hacia abajo y de afuera hacia adentro (ya sé, un tanto chino. ¿No era populista Mao?). A los argentinos, bárbaros de origen, nos gustan los hacedores y los líderes. Háganse cargo. Néstor: dirija y arme. Lo voy a decir hasta el cansancio: cuadros sobran, falta encuadramiento. Y basta del verso del armado “autónomo” y las pymes pseudo-oficialistas como esta.(como diría Escriba, no miden!)
- En el relato está faltando la construcción de una épica. No sé, vamos por pobreza cero en tantos años, por bajar el Gini un tanto por ciento. Alguna que nos haga poner la camiseta y llevarla orgullosos en el bondi. Parodiando a Laclau, y ya que todavía no se arma un “significante vacío”, tiremos un “significante lleno”.
- Siga cooptando a los buenos y despachando a los malos. Acá faltan Sabatella, Binner (?) y Ríos, por nombrar algunos. Y sobran unos cuantos, pero ni se les ocurra echarlos. No se echa a nadie, que se vayan solitos. Que pierdan, como en Salta o Quilmes.
- Déjese de preocuparse de la clase media en su conjunto. Nunca va a estar toda junta en algún lado. Preocúpese, y mucho, de ese porcentaje de clase media que no reniega de sus orígenes populares y democráticos y que, puestos a elegir, elegirán estar “con” el pueblo en vez de “liberarlos”.
- Impulsemos la construcción de un frente de partidos y movimientos políticos sudamericano. La Internacional populista o algo así. Aprovechemos ahora.
- Divida al enemigo aún más. Y hoy elegimos como enemigos a los medios. Armen una política de comunicación y de prensa nueva. El atril ya fue. Pongan pauta en Perfil y den todas las entrevistas que quieran, pero péguenle duro en su propio rostro, como hizo CFK en el discurso de asunción. Traten bien a los medios del interior, denles notas exclusivas y primicias. Que por una vez, desde acá tengan que levantar lo de allá.
- Una última de nuestra patria chica, la Argentósfera (gracias Paula Carri, no te avisé que lo iba a usar): no, no y no. Los blogs no alcanzan. Todavía no y estamos lejos de que sirvan para la construcción. Por ahora, pongámonos felices de que sirvan para pensar, debatir y, de vez en cuando, ser citados en algún medio. Pero…quién te dice que en un par de años…