27 marzo 2013

¿Y si no pasa nada?


La idea me la tiró Mariano Fraschini, un día que yo iba de invitado al programa de Mario Wainfeld a tirar ladridos. Como yo soy vago me limité a contarla ahí. Y luego MEC, que me escuchó, se escribió esta columna que, centralmente, refiere a nuestra idea: ¿qué pasa si todos ganan en octubre? O sea: a nivel nacional el kirchnerismo, en CABA Macri, en Santa Fe el FAP, los gobernadores en las provincias, los intendentes en las intendencias.

Idea que, cotidianamente, se refuerza en mi análisis. Claro que, como diría el Escriba, lo único constante en la política es la contingencia. Así que perfectamente todo podría cambiar.

La pregunta, o mejor dicho, las preguntas, son: ¿qué cosas podrían cambiar que modificaran sustancialmente este "estado de cosas"?

Hipótesis varias, y como corresponde, contradictorias entre sí:

- Se impone hacia dentro del oficialismo el sector (minoritario?) que pretende romper con Scioli y éste se ve obligado a ir por afuera. O lo mismo pero al revés: se impone dentro del sciolismo el sector (minoritario?) que pretende romper con el kirchnerismo. Sé igual. ¿A quién le conviene saldar la disputa del 2015 ahora? Pareciera que a nadie. Puesto que ambos sectores se debilitarían. Así que, en principio, y como en política "la realidad" tiende siempre a imponerse, estos son fuegos de artificio. La posta es el año que viene.

- Algún tipo de "situación extraordinaria", social o económica (¿pulseada en que los mercados terminan obligando al gobierno a una devaluación?, ¿empresarios que -opositores a este modelo- pasan de la fase1 de oposición (no invertir un mango) a fase2 (despidos masivos) y logran que la sociedad, ante el aumento de la desocupación, se vuelquen masivamente hacia la oposición? Bueno: el gobierno ha tomado nota de esto desde 2012 y generó múltiples acciones tendientes a que, a pesar del enfriamiento, no caiga o caiga moderadamente, el índice de empleo. A la vez: los empresarios podrán no invertir y trasladar a precios la mayor demanda. Pero no los veo "resignando" utilidades en una especie de lock out "por la República. La guita está en la calle y la quieren manotear. Por otra parte: quién sería el opositor que pudiera capitalizar esto? La fortaleza relativa del gobierno sigue siendo la debilidad opositora. Calenchu.
- El gobierno logra capear el temporal del dólar, retoca algunas variables macroeconómicas, frena el aumento de la inflación y abre, en un año electoral, el "grifo" vía obras de infraestructura. A su vez, realiza ciertos ajustes comunicacionales (un dato: el efecto "visita al Papa" y la reacción discursiva posterior de la Presidenta le estaría reportando una suba en su imagen positiva de entre 5 y 7 puntitos). Paz, amor, clasificamos al mundial y la alegría no es solo brasileña.

Paro acá. Me aburrí. Porque en verdad no pasa nada. Por ahora.

20 marzo 2013

Apuntes papales

- Paradojalmente, la supuesta fuerza política autoritaria, monopólica y cultora de los liderazgos centralistas, es decir el kirchnerismo, tiene más debate, contradicciones y cruces con respecto al nombramiento del flamante Papa que todo el resto del arco político argentino. O sea: no sólo se desmonta así uno de los tantos mitos que lo rodean, si no también marcan a las claras por dónde pasa hoy la vitalidad conceptual, ideológica y política en la Argentina. El resto sigue en su monólogo de autosatisfacción. Pajeros, bah.

- Este incipiente debate al interior del kirchnerismo viene, quizás por primera vez desde el 2003, a trazar cierta escisión entre los dos pilares sobre el que se asienta el Frente para la Victoria: el peronismo y cierto clima político-cultural de centroizquierda, heredera del frepasismo noventista y que se remonta aún más allá. Llegará esta fractura conceptual a plasmarse en una ruptura política? Ni por las tapas si queda "encapsulada" dentro de este tópico. O los que ahora se asombran por el acercamiento de la Presidenta a Francisco hasta aquí ignoraban que CFK, además de ser una católica ferviente, ha trasladado esas convicciones a su práctica de gobierno? O sea: no sabíamos hasta hoy, por poner un ejemplo, que Cristina está en contra del aborto? Sí. Está bien que esté en contra del aborto? Ponele que para la persona Cristina Fernández está bien y en todo su derecho. Lo que está mal, en mi opinión, es que su convicción íntima, religiosa y personal sea adoptada como política de Estado ¿Qué hacemos entonces aquellos que sí estamos a favor de la despenalización del aborto y somos kirchneristas? Seguir haciendo política. Convencer a otros de que se trata de un tema de salud pública y no religioso. Y tratar de ganar algún día a la mayoría de la sociedad y de sus representantes políticos para llevar adelante esa política ¿Dónde hay más chances de lograr eso? En fuerzas minoritarias que nunca tendrán el poder legislativo para imponerlo o dando la batalla dentro de la fuerza política que nos representa (aunque no en este caso)? Pragmatismo, muchachos.
- Hablando de pragmatismo. Desconozco si el acercamiento y una supuesta refundación de la relación entre CFK y Francisco se debe a una verdadera convicción de ambas partes o a la evaluación de que resultaba conveniente para los dos. En definitiva, los causales psicológicos poco importan a la hora de evaluar políticamente estas cuestiones. Yo creo que CFK estuvo bien inteligente en hacerlo. Porque captó que el nombramiento de Bergoglio había producido un estado de alegría y orgullo bastante masivo (los motivos de este orgullo y de esta alegría tampoco vienen a cuento aquí debatirlos. A mí poco me importan) y salió -como máxima representante de un pueblo- a dar cuenta de ello. Quienes no puedan tener la capacidad de entender esto (dije entender y no dije compartir) se parecen bastante a los que cuando falleció Néstor no supieron captar la inmensa pena popular que se produjo. Y nadie puede hacer política en serio de espaldas a su pueblo. Como siempre, la capacidad política de un dirigente se asienta sobre dos ejes: su capacidad de representación del sentir popular y su capacidad de hacer pedagogía (es decir liderar hacia determinado lado) a esa misma sociedad.
Se preguntarán: ¿en qué porcentaje representación y cuánto de pedagogía? Ah, amigos. Eso, como decía Perón, se trata de un arte. El arte de la política.

Amén.

19 marzo 2013

La palabra

"Su desprecio por los dioses, su odio a la muerte y su pasión por la vida le valieron ese suplicio indecible en el que todo el ser se dedica a no acabar nada".
Albert Camus.

La palabra lo está abandonando, poco a poco, sin retorno.
La ha traicionado y la palabra no perdona. Y ahí su fortaleza, la que no pudo consistir.
Había encontrado la palabra una tarde de primavera, allá en un pueblo de sal. Fue cuando se enamoró y le juró lealtad eterna sentado en el cordón.
Después vinieron los años y las piedras de Sísifo en las pampas.
Y allí salió a pasear con la palabra por otros lados, los dedos de sus manos entrelazados. Con ella tuvo soles, asados, unidades básicas, inundaciones y paseos en catamaranes.
La fue poniendo, cuidadosamente, en diferentes sitios y lugares. Cotidianamente la pulía, buscando más y más brillo. Fue política, flecha al futuro, música que no suena, proyectos grandilocuentes, camisetas en tribunas vacías, serena abulia invernal, castigo y redención.
Ya son muchos años de andar juntos, él y su muleta articulada de fonemas. Pero ahora, justo cuando pensó que al fin había encontrado, bajo su amparo y conducción, la palabra a quien amar (ahí se interrumpe y dice: es tan fácil enamorarse de una palabra y tan difícil llegar a amarla), la engañó con la pasión de un cuerpo que se violenta.
Los brazos le cortan la lengua y ahí se despedaza en millones de fragmentos autónomos y rebeldes que hablan otro idioma que lo invade. La locura es sordera interna: adentro no hay palabras.

La palabra, que ahora era una mujer, esa mujer, le da paso a un silencio demasiado largo. Y con él al abismo y el desasosiego.
No hay dios cuando uno se abandona.