25 mayo 2008

Apostillas de Mayo

Viernes por la tardecita. Buenos Aires.

Mi viejo es jubilado con la mínima. Cuatrocientos manguitos. Me convida unos mates. Y me cuenta que está preocupado por el país. Que hay que arreglar con el campo, que todo anda demasiado mal, que no hay diálogo y así. (Mi viejo es un peronista medio inexplicable: en los 40 era demasiado pibe y demasiado clase media como para hacerse peronista. Para colmo era porteño. En los 70 ya andaba grandecito como para ser de la JP y revolucionario. Para colmo se había ido a vivir a un pueblito. Es un peronista de los realmente existentes: le jode que haya pobreza e injusticias, cree en el trabajo antes que en las finanzas, nunca sirvió para ser patrón y es uno de los muchos que conocí que fueron concejales como manera directa para empobrecerse. No es de derecha, claro que no. Pero tampoco es de izquierda. O sí: una izquierda que no teoriza ni cree en la lucha de clases).

Yo me caliento ante su discurso, que repite tópico a tópico el de los medios de comunicación. Hablamos de redistribución de la riqueza, de la torta. Me pongo enfático y el empieza a aflojar y a darme la razón. Pero en un momento me larga: “Sabés qué. Tenés razón con lo de la inflación. Yo tuve que dejar de darme el único gusto que me quedaba: comprar el diario todos los días, leer deportes y hacer la claringrilla. Está jodida la cosa, así que lo único que espero es que no empeore más”. Ahí se me va al carajo el énfasis y siento una tremenda vergüenza. La primera del fin de semana.

Sábado por la mañana. Arrecifes.

Llegando a Arrecifes, a un costado de la Ruta 8, está el campamento del “campo”. Hay unos diez tipos tomando mate, un lindo fuego con un costillar asándose, varias camionetas nuevitas y unos diez tractores que dan pena de lo desvencijados y herrumbrados que están. Es evidente que esos no son los tractores que usan cotidianamente en sus hectáreas, esas que hoy cotizan como 10 mil dólares la unidad.

Al costado de la vía, pasando la ciudad, una villa miseria como dios manda. Unos dos o tres kilómetros de villa. Los pibes revuelven la basura que cae de este lado del terraplén, la ropa cuelga al sol entre rancho y rancho y suena una cumbia a lo lejos. Estamos en el corazón de la pampa húmeda, después de cinco años de esplendor agrícola. El derrame por acá no pasó. Pienso en qué pasaría si dejáramos en paz al campo en vez de seguir metiéndoles las manos en sus bolsillos. Pienso en que una sensación de mierda me crece en la panza.

Sábado por la tardecita. Pergamino.

No hay una sola habitación de hotel. Unos hablan de que muchos van para Rosario y hacen noche acá. Otros dicen que hay un casamiento en la Sociedad Rural y que toca Pimpinela. Debe ser eso.

El piquete del campo al costado de la ruta es calcadito del de Arrecifes. Tractores de museo, camionetas con olor a nuevo. Hay banderas argentinas al por mayor y muchas más porciones de asado que comensales. Aunque parezca mentira, el tema de conversación no es el acto del domingo, ni el gobierno ni las retenciones. Es la sequía: tres manifestantes confiesan que apenas llueva no sé cuantos milímetros se dejan de boludear en la ruta porque hay que ir a sembrar. Así dicen, mientras se ríen: “boludear en la ruta”.

En las afueras de Pergamino, lejos del cruce y de esas cuadras con concesionarias de cosechadoras rojas de ocho metros de alto, también hay villas. También suena una cumbia. Como en Arrecifes, como en Moreno, como en Matanza, como en Posadas, como en Rosario, como en Salta. Hay un solo país: el de la desigualdad.

Domingo.

El cielo es celeste como en las estampitas. Y el sol es de mayo. Escucho los discursos por la tele. Todos. Me subo al auto para volver. El dolor de panza ya llegó al pecho. Es impotencia y vergüenza y dolor. Me siento un extranjero en mi propia patria.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Si nos hacen sentir asi, es que perdimos.
En cuanto a lo de tu viejo, es lo que pasa con mi tia, que tambien es jubilada con la minima, la inflacion le come todo, no tiene un mango, y a pesar de ser peronista de Peron como ella se dice, lo poco que le suben le aumenta todo.
Y ahora que lo decis cuando me tomo un bondi y paso por le bajo Flores y paso por la 1 11 14, ahi por Corea pienso que tampoco el derrame llego por aca, no solo el derrame, que nunca paso ni una gota de agua, no conozco africa pero no se cuanta lejanía hay entre eso, y algunos sectore de Africa o de Haiti.
Y dentro de esta puta y hermosa europea ciudad.

Anónimo dijo...

es la puta inflación, producida por los putos golpistas procesistas del puto campo oligarca.
Solo el Partido Justicialista conducido por Néstor Kirchner-Daniel Scioli, puede reparar las heridas, pacificar las almas
hacer la patria peronista con la que soñaron nuestros viejos.

gastón

Anónimo dijo...

Mendieta, no te da un poco de bronca que la presidente nos diga que la pobreza bajó al 20% con cara de "que lindo que es dar Buenas Noticias" ?

Ya en el 2007 los salarios perdieron con la inflación, y este año directamente nos están haciendo la cola.

Entiendo que no les guste Carrió, Macri o Miguens, pero parecen extremadamente tolerantes con el mamaracho estadístico que el gobierno viene haciendo con el INDEC.

Y ahora, que la presidenta lo usa para decir que la pobreza bajó cuando aumentó, me escandaliza aún mucho más la situación. ¿Nos toman por boludos?
Me hace pensar que no piensan tomar ninguna medida para solucionar el problema de la inflación o la pobreza ya que para el indec esta todo joya.

Aca parece que cada uno elije con qué escandalizarse y con qué no según la ideología.

Mendieta dijo...

Anónimo: ¿Y quién le dijo que no me molesta eso? Pero no sólo lo estadístico. Me jode infinitamente màs la real realidad atrás de esos números. No estoy del todo seguro que eso sea compartido por todos los que se desgarran las vestiduras por el desastre del INDEC.
Y sí: cada uno elije con que escandalizarse de acuerdo a su ideología. Sería bueno que lo admitieran los "que no opinan de política", son "pre-ideológicos" y mentiras así de gigantes.
En síntesis: yo me banco mi ideología, auqnue me traiga esos dolores de panza.
Saludos

Primo Louis dijo...

Mendieta,
Dificil momento. Si sirve de consuelo, a mi en casa de mis viejos me paso lo contrario con mi abuela (gran gorilona, mi abuelo estuvo en la libertadora, imaginese!). Cuando empezamos a hablar de la situación social y le empece a decir que cosas que ella decia "que habia que hacer" el gobierno de Kirchner ya las habia hecho no pudo refunfuñar más...

Igual esos nudos cuando aparecen se quedan un rato largo, aflojele al mate mientras tanto.

Saludos!

Ni buena ni mala... dijo...

El contexto es preocupante. El viernes a la noche en una casa de San Fernando (Provincia de Buenos Aires), dos peronistas (Kirchneristas), un populista (más Kirrchnerista que otra cosa, pero no demasiado) y una radical ( de esas que nacieron radicales y morirán radicales) coincidíamos en que no la vemos ni cuadrada y la preocupación y tristeza que eso conlleva.

Anónimo dijo...

Excelente post .. me siento muy identificado, este finde tambien fui a mis pagos a casa de mis viejos obviamente se dieron interminables discuciones acerca del tema...mi viejo como la mayoria de la clase media repitiendo el discurso de los medios palabra por palabra creyendo entenderlo todo...yo trantando de explicarle mi verdad (que tambien puede no ser cierta). El domingo cuando me tome el micro de vuelta senti tanta angustia, el no poder convenser ni siquiera a mi viejo de que es lo que pasa de como le mienten, fue esa sensacion que te recorre desde el estomago a la garganta y te la cierra y decis esto nunca va a cambiar, aca no hay gente que piense como yo lo mejor es irse, no se la verdad es toda una situacion de mierda... tengo una infinita tristeza.. saludos

Dos dijo...

En otros escenarios, con otros interlocutores, en otros fines de semana, me paso exactamente lo mismo que a vos.
Y me hincha soberanamente las pelotas sentirme asi porque yo soy de los que le ponen el cuerpo a la militancia no rentada. Y creo en serio en eso.
Que se yo, hay veces en que uno quiere darse por vencido pero los enemigos esperan eso, asi que hay que aguanta como sea.
Igual, se siente el hartazgo y la soledad de los que tienen poder, no?
Abrazo

Ana C. dijo...

Usted escribe así y a mí se me saltan las lágrimas.

Leila Luna (ex Cosas dichas) dijo...

Lo acompaño en el sentimiento Mendieta. La primera vez que tuve esa sensación volvía del Foro Social Mundial en Porto Alegre, allá por el 2003...a tanto llegó la angustia que los médicos me diagnosticaron fiebre amarilla (vacunas vencidas en el gobierno de Duhalde) y ahora cada vez que se apodera de mi, en cada mediación de los grandes holdings del oligopolio mediático propalados en la mesa del domingo, en cada comentario al azar que se lee en los blogs del periódico virtual (La Voz del Interior por estos lares) y en cada segundo que me cruza la realidad cotidiana(cosa que evito sistemáticamente)digo "debe ser la secuela de la fiebre amarilla".

Nada de saludos...Abrazo!

lraggio dijo...

los de un lado, los del otro, los del medio, los que no tienen nada que ver, todos estamos atrapados en este pais sin ideas...

saludos,