16 febrero 2008

Reflexiones acerca del binomio posibilismo-maximalismo


Digamos que todo lo que viene, de aquí en más, es pura ficción y que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. También supongamos, solo por suponer, que no hablamos de la política Argentina y muchísimo menos de la Ciudad de Buenos Aires. Imaginemos que vamos a hablar de fenómenos universales, pero para simplificar nomás asumimos que estamos en cualquier lugar del globo. Ponele acá. Y, por último, pongámonos de acuerdo en que Mendieta habla de esto sólo por hablar y porque se lo contó un amigo que “anda” en política. O sea, empezamos por abrir el paraguas para que nadie se sienta ofendido y para que nadie tenga la excusa como para venir a aplicarnos una antirrábica correctiva.

Ahora, sin más preámbulos, vamos con nuestra sentencia en clave de teorema:

“Para el campo popular, el “maximalismo” siendo oposición es tan pernicioso como el “posibilismo” siendo gobierno”.

A los ejemplos para que se entienda.

“El maximalismo siendo oposición”. Digamos que sos militante de un reconocido Centro Cultural porteño. Tenés trayectoria, trabajo consecuente por varios años y un esforzado pero consistente trabajo barrial comunitario. Funcionás, de manera irregular, en un espacio “recuperado” y cedido precariamente por el gobierno municipal, lo que te impide pegar un salto cualitativo en el desarrollo de tu planificación al estar sujeto a los vaivanes discrecionales de los funcionarios de turno. En buen romance: cuando a los de la “Muni” se les cante, te pegan una patada en el culo y todo se va al carajo. Claro que siempre hay un legislador “amigo” que aparece y te tira una idea: “vayamos con un proyecto de expropiación del predio y la cesión definitiva al Centro Cultural”. La idea te gusta, porque sos revolucionario pero no boludo y “puede andar”. Así que empezás a juntar votos entre los distintos bloques de la Legislatura. La empresa no es sencilla ya que, digamos que en esa hipotética ciudad, se necesitan 2/3 del total de la Cámara de Representantes para la sanción de una expropiación (si prefieren los números concretos, digamos 40 votos sobre 60). Caminás y caminás los pasillos de Legislandia por semanas, entregás carpetas con la historia del Centro hasta a los pibes que venden café en los pasillos y vas punteando cuántas manos se van a levantar cuando se trate tu proyecto. Y un día, después de meses de “juntas de asesores”, “plenarios de comisiones”, y “reuniones de la Labor Parlamentaria”, el expediente, por fin, llega al recinto para ser tratado.

Pero hete aquí que, recordemos, había que juntar 40 votitos. Y la Cámara en cuestión se caracteriza por la dispersión y la profusión de bloques. O sea: hay que negociar. Y digamos, también que hay otros dos proyectos, de dos bloques numerosos, que también necesitan 40 votos para salir: una cesión sin cargo de un predio para un sindicato X debajo de una autopista y una prórroga de cesión para una comunidad religiosa (onda Opus Dei). Entonces, los que impulsan estos proyectos, que no son revolucionarios pero tampoco boludos, necesitan el voto de tu amigo legislador para llegar a los 40 y te ofrecen: “vamos, sacamos los tres de un saque”. Apalalá, ¿y ahora? ¿Qué hacemos? Empiezan los conciliábulos, los cuartos intermedios, las negociaciones en los pasillos. Tu legislador amigo es buen tipo, ideológicamente “correcto”, intachable en las roscas y afirma muy suelto de cuerpo: “no me voy a prestar a componendas de este tipo”. Entonces los del Centro Cultural se ceban, se dan máquina para ver quién es más inflexible y terminan puteando desde los palcos a diestra y siniestra. La sesión se cae sin que se trate ninguno y los bloques mayoritarios se retiran mascullando por lo bajo un diplomático “que se vayan a cagar”.

¿Y cómo termina la historia? Que en la próxima sesión, o en la otra, ya no necesitan el voto de tu legislador amigo porque volvió ese legislador que estaba de viaje por París y esa legisladora que estaba con parte de ausente porque se había hecho las tetas. Y te sacan por un tubo la cesión del predio del sindicato y de la comunidad religiosa (onda Opus Dei). ¿Y el Centro Cultural popular, barrial y comunitario? Bien gracias. Vuelta a comisión.

He aquí un ejemplo fáctico de “maximalismo siendo oposición”.

Como se hizo muy largo, reservo el desarrollo de “posibilismo siendo gobierno” para otro post. Pero digamos que un amigo de Mendieta que desde hace poco tiene funciones ejecutivas de gobierno anda medio horrorizado al ver como se naturaliza entre los funcionarios la enorme brecha existente entre las “Memorias de Gestión” y la cruel, cruelísima, real realidad en los territorios.

¿Me expliqué?

14 comentarios:

Musgrave dijo...

Más claro echele ayudín!!!

Será que las Memorias de Gestión constituyen los nuevos diarios de Yrigoyen? O sólo es cinismo autocomplaciente?

Lic. Baleno dijo...

Bellismo. Bellisimo. Le cuento una que paso en una ciudad de Suburbia. Un señor queria poner un telo y ofrecia una coima a los concejales para que autorizaran el proyecto (o el uso del terreno para hacer la porqueria que se yo...) y el dueño de el unico telo de la zona ofrecia una coima para que no lo autorizaran ni por puta (nunca mejor dicho), asi que mi amigo el concejal estaba en una duda.
Votara lo que votara no iba a conseguir que nadie creyera que no habia cobrado. Faltar a la sesion tambien beneficiaria a una de las dos posturas asi que la situacion se reproducia...
Son casos lindos para estudiar sin apasionamiento.

El criador de gorilas dijo...

Dígale a su diputado que haga "logrolling" y se deje de joder. (http://www.auburn.edu/~johnspm/gloss/logrolling).

Mendieta dijo...

Musgrave: no siempre es cinismo. A veces es lo que decía, posibilismo. Un "y que querés que hagamos..."

Baleno: estoy tentado pensando en que quizás agarró las dos.

Criador: Apa. Que comentarista prestigioso. Pero aclaremos que el diputado ese no era mi amigo y que yo veia la escena precisamente desde otro bloque. Si era amigo mío lo cagaba a trompadas por pelotudo.Igual que a los del Centro Cultural

Diego F. dijo...

Muy interesante Mendieta, espero asioso la continuación. Lo que queda picando es que uno se imagina lo que debe ser tener que negociar algún proyecto de esos regordetes que cambian algo a mayor escala y desde esa visión como que cuesta mucho ser optimista acerca de que las cuestiones de fondo cambien en una medida razonable.

Abrazo

Anónimo dijo...

Depende de dónde te parás también. Para la gente del Centro, el premio por entrar en la transa era alto: sacaban el proyecto que buscaban. Desde el punto de vista de la ciudad, más general, no sé si lo que pasó no era lo conveniente. Y en cuanto a lo que pase de ahora en adelante, no está escrito que los otros dos proyectos se aprueben y que la expropiación pase a la amansadora.
De los laberintos se sale por arriba: si la política es solamente este toma y daca, estamos perdidos. Planteado en estos términos, modestamente creo que el problema no tiene solución.
Pero por suerte la politica no es sólo eso: también es militancia, agitación en el ágora, joder en suma. Si el Centro es de verdad tan importante para el barrio ¿por qué no movilizar a los vecinos? ¿Y si se juntan todos los centros que están en la misma situacion y no van de a uno como los indios al ataque de la caravana? ¿Y si se acude a los medios a desnudar la situación?
PS: Si me contestás que esto es más fácil decirlo que hacerlo, te respondo que tenés toda la razón.

Ana C. dijo...

Uy, qué deprimente.

Lic. Baleno dijo...

jajaja no llego ni a tratarse el tema mendieta... el dice que no agarro nada.

Andrés el Viejo dijo...

Mendieta: me acuerdo perfectamente del asunto del centro cultural y los otros dos proyectos. Yo estaba ahí y me atraganté de bronca de ver que el legislador amigo (en realidad, eran dos, haga memoria) se emperraba en que "êl no entraba en transas" y los del centro cultural vociferaban ante la indiferencia de los puteados.
Porque el maximalismo de verdad no consiste en enojarse inútilmente; consiste en pegar cuándo y dónde se tiene la fuerza necesaria para imponerse. Lo otro, lo de esa recordada sesión no es maximalismo y más bien evoca la "enfermedad infantil" que tan bien diagnosticó el doctor Vladimir Ilich.
Cine Braille dice bien, pero su postura es general: movilizar al barrio, salir a la prensa, etc. Pero estábamos en la Ciudad de Buenos Aires, ya había ganado Macri, no es la capacidad movilizadora de la izquierda cultural lo que más brilla, la relación de fuerzas (yo siempre hincho con lo mismo) era abrumadora en contra. Si hubieran podido movilizar a los vecinos no hubieran sido treinta (y todos ellos conocidos de eventos varios) los que asistieron a la sesión y se enojaron. Hubieran sido 300, 500 o 1.000 y se hubiera armado un lío descomunal. En ese caso, yo no descartaría un resultado favorable. Pero la disyuntiva es de hierro: o tenés la fuerza para imponerte por la fuerza, o les ganás elecciones o negociás con ellos. Si no tenés la fuerza, no ganás las elecciones y no te avenís a negociar, que San Onán te proteja.
Por ahí nos conocemos personalmente, Mendieta, ¿por qué no me manda un mail?

Anónimo dijo...

Andrés: de acuerdo, pero ojo que la realpolitik es un camino de ida... ¿Te suena Frondizi?

Mendieta dijo...

Andrés: yo le mando un mail, pero dígame a dónde. Y seguro, pero seguro, que nos conocemos.

Anónimo dijo...

Precarizados-MR
www.precarizados-mr.blogspot.com
precarizados_mr@yahoo.com.ar

Somos un colectivo de trabajadores que realiza tareas en diversas áreas y programas de la Municipalidad de Rosario.

¿Qué buscamos?

Hacer visible la precarización laboral que debemos afrontar, siendo concientes que:

* El mercado de trabajo actual condiciona nuestra inserción laboral, obligándonos a aceptar estas modalidades de contratación: pasantías, contratos de locación de servicios, honorarios o planta transitoria;

* Ello implica un claro fraude, puesto que se intentan tapar verdaderas relaciones de empleo público.

* Se hallan vedados los mecanismos legales de reclamo, siendo impracticable el derecho individual y/o colectivo de trabajo, colocándonos, de esta manera, en una situación de total desprotección estatal.

Sabemos que reunirse para problematizar y discutir nuestra situación laboral, es visto por el municipio como un acto impío, desleal, sin justificativo.

De esta forma nos privan del derecho de todo trabajador de agruparse libremente y reclamar por mejoras en sus condiciones de trabajo y modalidades de contratación.

Nuestro blog y el periódico, surgen como espacios de socialización y denuncia, contra la sistematización del silencio, de la tiranía del mercado, del sometimiento por necesidad y su naturalización.

Podés encontrar nuestro periódico en el blog. Si tenés ganas, descargalo, imprimilo y difundilo!!
www.precarizados-mr.blogspot.com
http://www.precarizados-mr.blogspot.com

Andrés el Viejo dijo...

Mendieta: pensé que usted tenía acceso a las casillas desde donde llegan los comentarios.
Mande a amendez43@gmail.com
Suelo parar en esa esquina.

Sirinivasa dijo...

Ya me parecía que algunos de por acá tenían que conocerse/cruzarse/etc.

Alcoyana-Alcoyana!

A ver si alguien anduvo en una sesión del Senado Bonaerense de principios de 2002 en que se disolvieron de un plumazo como 15 organismos descentralizados, autárquicos y unidades ejecutoras (entre todo ello, el lugar donde yo laburaba).

El único legislador que nos dio bola fue uno del... PAUFE (!?!?!?)

Cómo lo puteamos a Felipe en ese momento... cómo lo extrañamos ahora!!!