¿Vieron que una de las ventajas de internet es que podés encontrar absolutamente cualquier índice sobre cualquier cosa? Digo: estadísticas, cuadros comparativos, gráficos de barras, tortas, etcétera y etcétera sobre: economía, política, calidad de vida, reservas de agua dulce, reservas de petróleo, producción mundial de dulce de leche, flujos informativos, cantidad de discos de ABBA vendidos en cada país, calidad educacional, ránkings de clubes de fútbol, discos más vendidos, discos más pirateados, listados de “best sellers” y millones y millones de datos así de importantes para entender “el mundo que nos rodea”.
Juro, sobre el carné de Racing, que en algún momento entré a alguna página que tenía lo que enumero acá arriba. Ahora bien, si esos datos son verídicos o no lo son es otra cuestión que no hace al caso. Porque acá estamos hablando de la “existencia” de estadísticas y no de su validez (y muchísimo menos de su validación, que soy Licenciado en Comunicación, che). Porque no hay que mezclar peras con morenos. Y para seriedad estadística lo mejor es que hablen con el compañero éste.
Ahora bien. A qué viene todo esto. A que en este humilde pero solemne acto, Mendieta propone a la humanidad toda, empezando por la argentósfera, una nueva medición. Porque busqué y busqué, pero no la encuentro en ningún lado. Se trata del “Coeficiente de Quejosidad Permanente” (desde ahora, CQP), en dónde al estilo del afamado Índice de Gini, un 0 viene a constituir “Quejosidad nula” y un 1 “Quejosidad insuperable”.
Digamos que si los habitantes de una ciudad “X” ostentan un CQP de 0 es bastante probable que, o bien sean todos idiotas o bien que vivan baja una dictadura atroz con un régimen de censura total e impermeable. Porque, vamos, el paraíso no existe.
Pero, y también digámoslo de una vez –que para eso escribimos todo esto-, si el CQP es un enterito 1, seguro, pero seguro seguro, eh, estamos hablando de los habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Ustedes dirán: ¿cómo a Mendieta se le ocurrió semejante pavada? Fácil: escucho radio AM desde las 7 de la mañana. ¿Quieren ejemplos? Sufran como yo y claven el dial en 590 o en 710 o en 790. Verán como en “Coeficiente de Quejosidad Permanente” los porteños somos “o mais grande do mundo”.
**Atenti, aclaración: por si algún gil se piensa que estoy hablando de movilizaciones, cortes de calles y esas cosas. Esas cosas no son “quejas”, sino reclamos. Cuando hay organización y ocupación del espacio público peticionando a las autoridades sobre determinada cuestión, yo lo llamo política. Que podrá ser justo o injusto, que es otro cantar. ¿Cómo reconocer una “queja”, entonces? Es aquella opinión expresada por un individuo, a título exclusivamente individual, sobre algo de lo que en general no entiende ni quiere entender, habitualmente por teléfono y a un contestador y que termina con un “sssunabarbaridad…”
*** Ya sé, yo también mido en el CQP por quejarme de los quejosos. Y bue.
9 comentarios:
Uy sí. Escuché unos que se quejaban porque un ex presidente hizo una declaración jurada con un patrimonio más alto. Ay. Québarbaridattt.
No hay que escuchar radio. Hace mal.
Mi psiquiatra no está de acuerdo: pero yo sostengo que hay una secta u organización porteña (al estilo de cómo Sábato describe a los cieguitos) que se dedica, organizada y sistemáticamente a quejarse por la radio. Motivo, razón o circunstancia, no viene al caso, eso es lo que el Escriba no entiende, están organizandos, madrugan, planifican, están con la radio y el teléfono al lado.
Pero si mi voto vale (y si de paso hay choripán y vino o licuadoras a cambio, mejor) yo voto por cero. Solamente para que no le pueda dar en promedio un 1 absoluto y luchar contra la secta de los indignados llamadores a la radio.
Saludos.
El CQP determina en buena medida a otro índice que en Baires marca siempre alto, el MORA (Mala Onda Relativa Ambiente). En un taxi frenado por un piquete y escuchando radio 10, hay que medirlo con un contador Geiger.
Ahora bien, cuandose hacen mediciones sobre "Indices de confianza del consumidor" y yerbas parecidas, que evalúan la percepción del encuestado sobre su situación personal, general , expectativas, etc. resulta que vienen dan otra cosa, y bastante bien. Será el famoso gataflorismo argento?
Vamos, que lo de los llamados a las radios es como el televoto de Mariano el ex-seminarista. Es un indicador del estado de ánimo de la particular especie de tipos que llaman a las radios. Además de la selección que hace la producción del programa. vamos, qué nos creíamos, que van a dejar que salga todo al aire?
Igual va una idea (seguro que alguien me la roba, hay plata para hacer de todo en este bendito país). Identificar cada llamado como positivo/neutro (si alguien llama para quejarse explícitamente, es fácil, en general lo hacen, si alguien llama para decir lo bien que le va a su cuñada con el nuevo garompobol que se compró, es neutro).
Luego hacer el cociente negativos/(negativos+neutros). Ya está!
Claro, habría que tener tipos oyendo todas las radios durante todo el día, detalle. Pero desde que hay programas de tele que viven de grabar todo lo que sale en tele, la idea deja de ser tan estrambótica.
Gracias por la mención Mendieta, me va a hacer ruborizar...
Yo iría mas allá: Argentina país mundial de la queja.
Che, ¿y si en lugar de quejarnos proponemos soluciones y nos arremangamos?
Mi mas absoluta coincidencia con Lic. baleno: Escuchar radio hace daño.
Antes creía que no podía amanecer sin el diario bajo la puerta, y comprobé que podía vivir sin eso (luego de llegar a límites como el de chorear un ejemplar en cada piso del edificio y demás tropelías propias de los adictos...)
Y no hace mucho comprobé que mis mañanas son mejores sin la radio. ¡PERO MUCHO MEJORES!
Eso de soportar el tonito de Nelson Castro; las reiteraciones de la Ruíz Guiñazú, etc, etc. no hace bien.
A lo sumo una pasadita por De Renzis en Splendid... pero no más.
Cidis loco!! Zitarrosa, El Sabalero, mucho Blades, más de Buarque y mucho Cafrune y la vida toma otro color.
Què mejor ejemplo de quejas y desconformidad que ver un informativo y escuchar que se lamentan permanentemente del clima -mal llamado "tiempo"-. Qué calor que hace! ¿Para cuando el fresquito? Día frío en la ciudad. Vendría bien un poco de calor. ¡Necesitamos agua para soportar este verano! LLuvia en la ciudad, el fin de semana arruinado. Y así podríamos seguir con una larga lista de síntomas de gataflorismo agudo porteño.
Este post es buenísimo, Mendieta. Pero es cierto lo que dicen por ahí. Los que llaman a las radios o escriben cartas de lectores son los más quejosos de todos.
Qué seremos los bloggers, me pregunto.
Publicar un comentario