Allá no podía ser otra cosa. Porque antes estaba en la
descarga, ahí, en el río, de los módulos. Y antes de eso en política, pero
viste como es la política. Es jodido. Qué se yo, presidente de mesa, repartir
boletas, esas cosas. Pero para acomodarme tenía que hacer cosas que no quería,
y entonces me fui un tiempo a lo de los módulos. Sabés la guita que hicieron
con los módulos? Una millonada. La cosa era así: como los paquetes de comida
traían el precio impreso, los tipos los cambiaban de envase y los volvían a
vender. El aceite, el arroz, los fideos. Un paquete que salía, no sé, 50 pesos,
te lo vendían a 120. Se llenaron de guita durante nueve meses, pero después se
les cortó el chorro, andá a saber por qué y nos quedamos sin laburo. Yo la veía
venir, y justo antes nos habíamos, un día, que sabíamos que se venía, sentado delante
de la puerta y no los dejábamos salir. Je, como los piqueteros. Yo también fui
piquetero, jeje. Porque allá no hay nada, viste. Entonces, bueno, me metí acá. Ahora,
ponele, hace 36 horas que no duermo, por eso me gusta charlar un rato, porque
si no me quedo apoliyado, qué querés que haga, es así, te tenés que
acostumbrar, porque lo importante es meter adicionales. Yo le meto muchos
adicionales, a veces acá, a veces en Plaza de Mayo, o en la Villa 31 o allá
donde las Madres querían hacer unas viviendas, ¿qué es eso?, ¿Lugano, Soldati?,
bueno, ahí. Ahí está piola, porque hay seguridad privada, y entonces cuando me
toca me hago una siestita para después meterle más adicionales. O aprovecho para
estudiar. Abogacía, estudio abogacía a distancia, me faltan 9 materias, pero
estoy medio trabado con Penal II, es más jodido el profesor. Entonces mi idea,
mi plan, es ese. Meter adicionales, muchos adicionales y no meterme en
quilombos para recibirme y poder volver allá. Porque allá está mi familia. Si,
claro, más bien. Tres nenas tengo, de 8, 4 y 2. Y mi mujer. Pero no las puedo
traer, porque acá el alquiler sale una fortuna y no me rendiría. Además allá
tengo mi casa. Mirá, mirá como se llama mi barrio de allá, je, si, Cristina
Fernéndez. Y al lado está el barrio Néstor Kirchner. Se lo merecen, la verdad. Porque
estaban abandonados, se habían ido robando todo, pero una vez vino el finado Presidente
y dijo: vamos a terminarlos. Y los terminaron. Y yo tuve la suerte de que me
tocara una. 400 pesos, fijos, a pagar en 30 años, cómo no voy a agarrar, además
tengo tres nenas, te dije? Y mi mujer, claro. Así que voy cada dos meses, más o
menos, un fin de semana y vuelvo. Más no puedo ir, porque pierdo los
adicionales. Y la verdad es que con los adicionales ahora estoy más o menos en
9 lucas, 10. Bien. Imaginate que si estuviera en la provincial no ganaría más
de 2500 de bolsillo. Y quién puede vivir honestamente con esa guita? Nadie. Así
que laburo, estudio y me cuido. Claro que me cuido. Yo acá alquilo allá por
Malvinas Argentinas, pero ni en pedo voy uniformado al barrio. No, ni en pedo.
Está bravo el barrio, mucho asalto, mucho pendejo sacado. No, yo me voy de
civil al barrio. Y ni en pedo ando mostrando el arma en el barrio. Ahora voy a
tratar de mudarme a Boulogne, porque se vienen los míos unos días y no quiero
que estén ahí. Mis hijas. Mi mujer. No, está pesado. Ojo, yo pienso así. Hay
otros compañeros que piensan distinto. Pero yo, yo no. Como te decía del arma,
viste. Yo llego a casa y la guardo arriba del ropero, bien arriba. Y cuando
salgo tengo que llevarla porque me da miedo que me entren a chorear y se la
lleven, 25 días de arresto te dan si te chorean el fierro, así que la tengo que
llevar, obligado, viste. Pero no, la guardo. O cuando voy a allá llego y la
meto en la caja fuerte de la casa de mi mamá y no la saco hasta volver. Ni en
pedo. Hay que cuidarse. Ojo, si estoy en un caso que hay alguien en riesgo de
vida, puede ser que la saque. Pero si no, ni en pedo. Hay que pensar mil veces
antes de pelar el chumbo. La clave es esa. Incluso a veces hay que hacerse el
boludo, mirar para otro lado, esa es la verdad ¿Qué vas a hacer? Ponerte a
hacerte el loquito pumpum? No. Hay que cuidarse. Fijate, mirá lo que me pasó a
mí hace poco: 15 días de licencia médica. Sí, un piedrazo en una vértebra de la
columna me pegaron. En la casa de Tucumán, viste? Qué se yo. Estaban ahí, con
las minas adelante, pero tranquilas. Pero yo veía que atrás los flacos se
preparaban para armar bardo. Y en un momento se vinieron y empezaron a tirar
las rejas esas. Yo les hablé bien y donde estaba yo las chicas se calmaron,
pero los flacos no. Y empezaron tirando las rejas y después nos cagaron a piedrazos
¿Qué sentido tiene, no? Romper todos los vidrios, romper todo. Si querés
protestar sentate ahí y no dejés salir a nadie. Como hicimos nosotros allá,
cuando fuimos piqueteros, je. Pero no, nos cagaron a piedrazos y mí me dieron
por boludo, porque una piba se cayó delante de mí tirando la reja y me agaché
para levantarla y ahí me pegó el baldosón. Quince días con licencia. Quince días
en que no tuve adicionales. Así que este mes me quedé corto de guita, justo con
las fiestas, una cagada, no? Pero bueno, por lo menos me tomé un micro y pude
ir para allá, a ver a las nenas. Están grandes mis nenas.
2 comentarios:
muy buen relato. me gustó mucho lo de loquito pum pum
Me da envidia, Mendieta. Qué quiere que le diga. Si yo pudiera escribir así...
Un abrazo y feliz 2013
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