03 enero 2013

La historia suboficial

Allá no podía ser otra cosa. Porque antes estaba en la descarga, ahí, en el río, de los módulos. Y antes de eso en política, pero viste como es la política. Es jodido. Qué se yo, presidente de mesa, repartir boletas, esas cosas. Pero para acomodarme tenía que hacer cosas que no quería, y entonces me fui un tiempo a lo de los módulos. Sabés la guita que hicieron con los módulos? Una millonada. La cosa era así: como los paquetes de comida traían el precio impreso, los tipos los cambiaban de envase y los volvían a vender. El aceite, el arroz, los fideos. Un paquete que salía, no sé, 50 pesos, te lo vendían a 120. Se llenaron de guita durante nueve meses, pero después se les cortó el chorro, andá a saber por qué y nos quedamos sin laburo. Yo la veía venir, y justo antes nos habíamos, un día, que sabíamos que se venía, sentado delante de la puerta y no los dejábamos salir. Je, como los piqueteros. Yo también fui piquetero, jeje. Porque allá no hay nada, viste. Entonces, bueno, me metí acá. Ahora, ponele, hace 36 horas que no duermo, por eso me gusta charlar un rato, porque si no me quedo apoliyado, qué querés que haga, es así, te tenés que acostumbrar, porque lo importante es meter adicionales. Yo le meto muchos adicionales, a veces acá, a veces en Plaza de Mayo, o en la Villa 31 o allá donde las Madres querían hacer unas viviendas, ¿qué es eso?, ¿Lugano, Soldati?, bueno, ahí. Ahí está piola, porque hay seguridad privada, y entonces cuando me toca me hago una siestita para después meterle más adicionales. O aprovecho para estudiar. Abogacía, estudio abogacía a distancia, me faltan 9 materias, pero estoy medio trabado con Penal II, es más jodido el profesor. Entonces mi idea, mi plan, es ese. Meter adicionales, muchos adicionales y no meterme en quilombos para recibirme y poder volver allá. Porque allá está mi familia. Si, claro, más bien. Tres nenas tengo, de 8, 4 y 2. Y mi mujer. Pero no las puedo traer, porque acá el alquiler sale una fortuna y no me rendiría. Además allá tengo mi casa. Mirá, mirá como se llama mi barrio de allá, je, si, Cristina Fernéndez. Y al lado está el barrio Néstor Kirchner. Se lo merecen, la verdad. Porque estaban abandonados, se habían ido robando todo, pero una vez vino el finado Presidente y dijo: vamos a terminarlos. Y los terminaron. Y yo tuve la suerte de que me tocara una. 400 pesos, fijos, a pagar en 30 años, cómo no voy a agarrar, además tengo tres nenas, te dije? Y mi mujer, claro. Así que voy cada dos meses, más o menos, un fin de semana y vuelvo. Más no puedo ir, porque pierdo los adicionales. Y la verdad es que con los adicionales ahora estoy más o menos en 9 lucas, 10. Bien. Imaginate que si estuviera en la provincial no ganaría más de 2500 de bolsillo. Y quién puede vivir honestamente con esa guita? Nadie. Así que laburo, estudio y me cuido. Claro que me cuido. Yo acá alquilo allá por Malvinas Argentinas, pero ni en pedo voy uniformado al barrio. No, ni en pedo. Está bravo el barrio, mucho asalto, mucho pendejo sacado. No, yo me voy de civil al barrio. Y ni en pedo ando mostrando el arma en el barrio. Ahora voy a tratar de mudarme a Boulogne, porque se vienen los míos unos días y no quiero que estén ahí. Mis hijas. Mi mujer. No, está pesado. Ojo, yo pienso así. Hay otros compañeros que piensan distinto. Pero yo, yo no. Como te decía del arma, viste. Yo llego a casa y la guardo arriba del ropero, bien arriba. Y cuando salgo tengo que llevarla porque me da miedo que me entren a chorear y se la lleven, 25 días de arresto te dan si te chorean el fierro, así que la tengo que llevar, obligado, viste. Pero no, la guardo. O cuando voy a allá llego y la meto en la caja fuerte de la casa de mi mamá y no la saco hasta volver. Ni en pedo. Hay que cuidarse. Ojo, si estoy en un caso que hay alguien en riesgo de vida, puede ser que la saque. Pero si no, ni en pedo. Hay que pensar mil veces antes de pelar el chumbo. La clave es esa. Incluso a veces hay que hacerse el boludo, mirar para otro lado, esa es la verdad ¿Qué vas a hacer? Ponerte a hacerte el loquito pumpum? No. Hay que cuidarse. Fijate, mirá lo que me pasó a mí hace poco: 15 días de licencia médica. Sí, un piedrazo en una vértebra de la columna me pegaron. En la casa de Tucumán, viste? Qué se yo. Estaban ahí, con las minas adelante, pero tranquilas. Pero yo veía que atrás los flacos se preparaban para armar bardo. Y en un momento se vinieron y empezaron a tirar las rejas esas. Yo les hablé bien y donde estaba yo las chicas se calmaron, pero los flacos no. Y empezaron tirando las rejas y después nos cagaron a piedrazos ¿Qué sentido tiene, no? Romper todos los vidrios, romper todo. Si querés protestar sentate ahí y no dejés salir a nadie. Como hicimos nosotros allá, cuando fuimos piqueteros, je. Pero no, nos cagaron a piedrazos y mí me dieron por boludo, porque una piba se cayó delante de mí tirando la reja y me agaché para levantarla y ahí me pegó el baldosón. Quince días con licencia. Quince días en que no tuve adicionales. Así que este mes me quedé corto de guita, justo con las fiestas, una cagada, no? Pero bueno, por lo menos me tomé un micro y pude ir para allá, a ver a las nenas. Están grandes mis nenas. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buen relato. me gustó mucho lo de loquito pum pum

Abel B. dijo...

Me da envidia, Mendieta. Qué quiere que le diga. Si yo pudiera escribir así...
Un abrazo y feliz 2013