Tengo como diez post para salir a criticar a Carrió. Alguno de ustedes saben que sólo hay una cosa peor que astilla del mismo palo: el palo del que uno fue astilla. Así que me quedo con lo hecho hoy por MEC y por Escriba y, poniéndome en positivo como Scioli, no voy a criticar a nadie y voy con propuestas y soluciones. Ahí va:
Todo nuevo gobierno - sea este nacional, provincial, municipal o sociedad de fomento- acostumbra a tener un lapso de, digamos, bonanza con la opinión pública. Nótese que hablo de opinión pública (OP). Algo bastante distinto a consideración o estima de la sociedad en su conjunto.
Los que cobran para hablar de esto seguramente podrían dar una definición más “científica”, pero para un blog sin demasiadas pretensiones como éste la OP vendría a ser aquella conformada por los “formadores de opinión” (básicamente periodistas, empresarios, dirigentes, taxistas y llamadores a las radios).
Este período de “enamoramiento” y/o “permiso para hacer” oscila entre un mínimo de tres meses y un máximo de seis. A partir de ahí, político argentino, hay que hamacarse. Lo vivieron Alfonsín, Menem y hasta De la Rúa. ¿O no recuerdan lo bien que caía “la moderación”, “la sensatez” y “la austeridad” de Don Fernando allá por el 99?
Resultó novedoso el inicio de mandato de Kirchner en este aspecto. Por un lado, se hizo de la Presidencia con sólo el veintipico porciento de los votos. Por otro, la sociedad venía tan golpeada por los avatares argentos post 2001 y la autoridad presidencial tan derruida que nadie esperaba demasiado. Sin embargo, renovación de la Corte Suprema y los mentados “gestos” de los primeros meses mediante, Kirchner supo conectar con la opinión pública positivamente. Desde ahí se fue para arriba en la imagen y ese colchón le dio margen de maniobras para llevar adelante su plan de gobierno.
Ahora bien. ¿Qué sucede en este aspecto con la flamante Presidenta? Fácil: no va a tener este tiempo de bonanza. A los efectos de éste análisis, tiene razón el señor que me vuelve kirchnerista cuando me pongo crítico: cambia El por La Presidente, pero sigue el mismo gobierno.
Entonces, ¿cuál sería mi objetivo de acá hasta diciembre si fuera, ponele, un Alberto Fernández? (Perdón Hal, pero me da el cuero para imaginarme en su traje. No sé si vos te animás al tailleur de Pato Bullrich): Intentar varias medidas para asumir el 10 de diciembre con este clima opositor de la OP neutralizado y darle la oportunidad a Cristina de que reciba lo mismo que se merece todo flamante mandatario: un cacho de buena onda.
Hasta acá sólo diagnóstico, pero Mendieta se juega y propone dos medidas dos.
1) Mucha, mucha prensa. Sobre todo radio y tv. Entrevistas exclusivas a Magdalena, Nelson, Daddy y Bonelli. (si, ya sé, como ayer con JMS. Ese estilo.). A Lanata no, porque trata mal a los oyentes que no están de acuerdo con él. Y eso no es pro.
2) Levantar el teléfono y llamar a Carrió. Solicitarle (insisto, que quede claro: solicitarle, pedirle) una reunión. Incluso la podemos hacer en el Hannah Arendt , si quiere. Ahí conversar e interesarse por alguna de sus propuestas. El combate contra el Paco, por ejemplo. Y que después Artemio salga a medir qué pasa.
Bueno, tengo más, pero como conozco a alguien que es amigo de un primo del mecánico del Jefe de Gabinete, me las guardo por si consigo hacérselas llegar. Ahora, eso sí, si llega a pasar algo de esto, no se olviden que fue un aporte de la patria blogueril a la República.
Todo nuevo gobierno - sea este nacional, provincial, municipal o sociedad de fomento- acostumbra a tener un lapso de, digamos, bonanza con la opinión pública. Nótese que hablo de opinión pública (OP). Algo bastante distinto a consideración o estima de la sociedad en su conjunto.
Los que cobran para hablar de esto seguramente podrían dar una definición más “científica”, pero para un blog sin demasiadas pretensiones como éste la OP vendría a ser aquella conformada por los “formadores de opinión” (básicamente periodistas, empresarios, dirigentes, taxistas y llamadores a las radios).
Este período de “enamoramiento” y/o “permiso para hacer” oscila entre un mínimo de tres meses y un máximo de seis. A partir de ahí, político argentino, hay que hamacarse. Lo vivieron Alfonsín, Menem y hasta De la Rúa. ¿O no recuerdan lo bien que caía “la moderación”, “la sensatez” y “la austeridad” de Don Fernando allá por el 99?
Resultó novedoso el inicio de mandato de Kirchner en este aspecto. Por un lado, se hizo de la Presidencia con sólo el veintipico porciento de los votos. Por otro, la sociedad venía tan golpeada por los avatares argentos post 2001 y la autoridad presidencial tan derruida que nadie esperaba demasiado. Sin embargo, renovación de la Corte Suprema y los mentados “gestos” de los primeros meses mediante, Kirchner supo conectar con la opinión pública positivamente. Desde ahí se fue para arriba en la imagen y ese colchón le dio margen de maniobras para llevar adelante su plan de gobierno.
Ahora bien. ¿Qué sucede en este aspecto con la flamante Presidenta? Fácil: no va a tener este tiempo de bonanza. A los efectos de éste análisis, tiene razón el señor que me vuelve kirchnerista cuando me pongo crítico: cambia El por La Presidente, pero sigue el mismo gobierno.
Entonces, ¿cuál sería mi objetivo de acá hasta diciembre si fuera, ponele, un Alberto Fernández? (Perdón Hal, pero me da el cuero para imaginarme en su traje. No sé si vos te animás al tailleur de Pato Bullrich): Intentar varias medidas para asumir el 10 de diciembre con este clima opositor de la OP neutralizado y darle la oportunidad a Cristina de que reciba lo mismo que se merece todo flamante mandatario: un cacho de buena onda.
Hasta acá sólo diagnóstico, pero Mendieta se juega y propone dos medidas dos.
1) Mucha, mucha prensa. Sobre todo radio y tv. Entrevistas exclusivas a Magdalena, Nelson, Daddy y Bonelli. (si, ya sé, como ayer con JMS. Ese estilo.). A Lanata no, porque trata mal a los oyentes que no están de acuerdo con él. Y eso no es pro.
2) Levantar el teléfono y llamar a Carrió. Solicitarle (insisto, que quede claro: solicitarle, pedirle) una reunión. Incluso la podemos hacer en el Hannah Arendt , si quiere. Ahí conversar e interesarse por alguna de sus propuestas. El combate contra el Paco, por ejemplo. Y que después Artemio salga a medir qué pasa.
Bueno, tengo más, pero como conozco a alguien que es amigo de un primo del mecánico del Jefe de Gabinete, me las guardo por si consigo hacérselas llegar. Ahora, eso sí, si llega a pasar algo de esto, no se olviden que fue un aporte de la patria blogueril a la República.