Bueno. Falta poco. Ya empieza.
Esa etapa que tanto nos gusta y a la que tanto odiamos.
Si, somos contradictorios. Porque somos agnósticos, vieron? Entonces ni creemos ni queremos dejar de creer.
Y en estas cosas no creemos. Pero las hacemos. Y como.
Bueno. No tan así...
Pero como me gustaría tener un candidato que se deje hacer este tipo de cosas... los pesamos los votos.
26 junio 2013
23 junio 2013
Mapa y territorio
Re-flexiones.
Quizás haya que ir asumiendo que, a la hora de construir poder político en estos tiempos tan actuales, los flujos y reflujos se dan entre campos supuestamente antagónicos, pero que en el fondo se complementan y hacen una ecología sustentable del sistema político: el mapa y el territorio. Que, conocido es, no es lo mismo. Como no es lo mismo la cosa que el nombre de la cosa.
Sin embargo, en un aparente juego de espejos, el mapa (aquí y ahora entendiendo por tal al posicionamiento en la opinión pública, el grado de conocimiento, las menciones en los medios, el political show), es decir la máscara superficial del naciente massismo, se contrapone al territorio (aquí y ahora entendiendo por tal a la construcción más firme y menos expuesta en los mapas), los intendentes peronistas del conurbano bonaerense.
Pero ojo: que no se trata aquí de blancos y negros (enfermedad que parece haberse tornado epidémica en vastos sectores del análisis político argentino). Porque los matices hay que verlos. Y los matices nos dicen que Massa juega al juego del marketing comunicacional, pero "cierra" con intendentes con peso distrital efectivo, con una amplitud que va de Posse en el norte a Giustozzi en el sur.
Y el FpV traduce una lista que se construye alrededor del poder territorial municipal, pero pone como cabeza de lista al chaboncito que con lindos trajes estuvo en lo de Tinelli varias veces y en las revistas "del corazón" otras tantas.
Nadie mea agua bendita ni comulga sin tener que confesarse antes.
Lo único permanente es el cambio. Posicional, agrego.
Un abrazo sincero a aquellas organizaciones políticas que quedaron afuera de los cierres aunque no lo merecían. Y otro a aquellos que colaron a fuerza de traición (ya saben, y si no insisto: defiendo "la traición" como motor de la práctica política, basándome en hechos históricos. El último de ellos, un tal Néstor Kirchner "cargándose" a un tal "Eduardo Duhalde". O sea: lo que cuenta son los objetivos de una acción, lo que gusta en llamarse "estrategia" y no los modos de una acción, lo que gusta llamarse "táctica". Esa es la ética "realmente existente" que debiera guiarnos).
Porque, y si no me creen preguntenlé a Scioli, peor que ser leal o ser traidor hasta las últimas consecuencias, es no ser ninguna de las dos cosas.
Quizás haya que ir asumiendo que, a la hora de construir poder político en estos tiempos tan actuales, los flujos y reflujos se dan entre campos supuestamente antagónicos, pero que en el fondo se complementan y hacen una ecología sustentable del sistema político: el mapa y el territorio. Que, conocido es, no es lo mismo. Como no es lo mismo la cosa que el nombre de la cosa.
Sin embargo, en un aparente juego de espejos, el mapa (aquí y ahora entendiendo por tal al posicionamiento en la opinión pública, el grado de conocimiento, las menciones en los medios, el political show), es decir la máscara superficial del naciente massismo, se contrapone al territorio (aquí y ahora entendiendo por tal a la construcción más firme y menos expuesta en los mapas), los intendentes peronistas del conurbano bonaerense.
Pero ojo: que no se trata aquí de blancos y negros (enfermedad que parece haberse tornado epidémica en vastos sectores del análisis político argentino). Porque los matices hay que verlos. Y los matices nos dicen que Massa juega al juego del marketing comunicacional, pero "cierra" con intendentes con peso distrital efectivo, con una amplitud que va de Posse en el norte a Giustozzi en el sur.
Y el FpV traduce una lista que se construye alrededor del poder territorial municipal, pero pone como cabeza de lista al chaboncito que con lindos trajes estuvo en lo de Tinelli varias veces y en las revistas "del corazón" otras tantas.
Nadie mea agua bendita ni comulga sin tener que confesarse antes.
Lo único permanente es el cambio. Posicional, agrego.
Un abrazo sincero a aquellas organizaciones políticas que quedaron afuera de los cierres aunque no lo merecían. Y otro a aquellos que colaron a fuerza de traición (ya saben, y si no insisto: defiendo "la traición" como motor de la práctica política, basándome en hechos históricos. El último de ellos, un tal Néstor Kirchner "cargándose" a un tal "Eduardo Duhalde". O sea: lo que cuenta son los objetivos de una acción, lo que gusta en llamarse "estrategia" y no los modos de una acción, lo que gusta llamarse "táctica". Esa es la ética "realmente existente" que debiera guiarnos).
Porque, y si no me creen preguntenlé a Scioli, peor que ser leal o ser traidor hasta las últimas consecuencias, es no ser ninguna de las dos cosas.
17 junio 2013
13 junio 2013
La Patria es el otro
Hay que endurecerse, sin perder la ternura jamás.
Che Guevara
Las pelotas. Si te endurecés, te endurecés. Y listo. Sin vueltas.
La pregunta que cabe hacerse es la siguiente: ¿siempre hay que endurecerse? ¿para qué endurecerse? Ponele que estás en medio de la sierra, cargando un fusil y cagándote a tiros. Digamos que, mejor, ahí endurecete. Pero suponete que, en medio de un claro, en mitad de la sierra, justo en la línea de tiro, se te cruza una familia campesina...¿tirás igual?, ¿al menos dudás? ¿de qué te vale ahí, en ese efímero instante, la dureza? ¿para tirar?
Cosas que no me banco.
Abrir el tuiter, a la mañana, y leer a compañeros que, con los bomberos todavía sacando heridos del tren, empiezan a tejer teorías conspirativas exculpatorias. Y me banco mucho menos eso que leer a adversarios políticos, encabezados por grandes formadores de opinión mediáticos, escribir con un cierto goce morboso ante el accidente. Frotarse las manos de sangre, se llama eso.
El punto, el punto al que quiero ir, es que me jode más leer lo que leo "de los propios" que lo de los ajenos. Y me jode más porque si bien uno siempre se constituye en la diferenciación de un otro -entonces muchos de nosotros nos constituimos por oposición a quienes se nos oponen-, constituirse en la diferenciación no quiere decir "ser el opuesto". Entonces si el otro es un canalla, ¿uno pasa a ser un canalla de signo contrario?
No. La diferenciación a la que uno quisiera aspirar es una diferenciación cualitativa. Si el otro es un canalla, si el otro de algún modo "festeja" que este accidente golpea políticamente a la Presidenta, al gobierno nacional y al proyecto político que sustenta lo anterior, uno no puede responder igual pero al revés. Uno debe ser mejor que eso. Ser diferente, quisiera pensar, es ser mejor.
Entonces: aprender a callarse la boca cuando hay que callarse la boca. Y aprender a reconocer los errores. Reconocer que el gobierno -sea un accidente, sea un siniestro, sea un atentado, sea lo que sea- tiene una responsabilidad ante lo sucedido. Esa responsabilidad podrá ser mayor o menor. Podrá tener consecuencias judiciales o simplemente políticas. Pero, aún más no sea en el fracaso en evitarlo, responsabilidades tiene. Y nosotros, como simpatizantes o militantes o funcionarios, tenemos una cuota parte de responsabilidad. Y hay que hacerse cargo. Llevamos 10 años de gobierno. Diez años de un gobierno transformador. Diez años de muchísimas conquistas y mejoras. Pero llevamos 10 años. Y esto implica, al menos, reconocer que falta muchísimo y, sobre todo, que no siempre hacemos todo bien. Basta decir: en transporte público se hizo nada al principio, poco después y un poco hace poco. Hacerse cargo. Si tenés las convicciones bien puestas, te hacés cargo.
Se hace política para cambiar la realidad. Y para cambiar la realidad se tiene que ganar elecciones. Y las elecciones se ganan para acceder a puestos ejecutivos de gobierno. Y se accede a puestos ejecutivos de gobierno para tratar de cambiar lo existente. El poder por el poder en sí es la contracara exacta del, por decir algo, el arte por el arte. Es la deshumanización. Es el vacío de sentido.
El momento en que uno abandona eso para pasar a ser un "justificador" de lo existente es el exacto momento en que uno deja de ser un militante político para ser un burócrata del poder. En general, cabe admitir, a los burócratas del poder les va mejor que a los que pensamos de este modo. Es cierto. Y podés ser un burócrata del poder teniendo un cargo muy alto o no teniendo ninguno. Es una cuestión de actitud. Después estamos los otros. Los que nacimos para romper las pelotas incluso a nuestros propios compañeros. Los que los molestamos. Los que meamos el asado de la autocomplacencia. Los que les recordamos que el único jefe es el pueblo. El bienestar del pueblo. Sobre todo del pueblo humilde. El pueblo trabajador. El pueblo que se toma el Sarmiento todas las mañanas.Y que todos los demás somos, debemos ser, empleados de ellos. Que es lo mismo que decir, empleados de nosotros mismos.
La familia está ahí, en medio del claro, en la línea de tiro ¿Cuán revolucionario es matarlos? Vos. Sí, vos. Vos que estás leyendo...¿tirarías? Hay que elegir. La libertad es tirana: tenés que elegir. Siempre. Cueste lo que cueste.
La Patria es el otro.
12 junio 2013
La reseca de la resaca. Parte 2
Tener que vérmelas con la resaca
entonces navegar se hace preciso
en barcos que se estrellen en la nada
Vivir atormentado de sentido, creo que esta, sí,
esta es la parte mas pesada.
11 junio 2013
La resaca
Cada día que pasa Sin excepción, casi por naturaleza o desatino, todos los días, a la mañana, temprano, ando por este camino. Llego tarde al trabajo y con alegría, cuando es necesario llegar más temprano y con indignación o repugnancia o sed de venganza o rabia. Todo esto no me martiriza ni me apena, aunque parezca lo contrario y tenga olor a traición; sé muy bien, con toda impaciencia, que el ocio llegará algún día con la revolución. Y que ni una cosa ni la otra vienen de la tristeza o de la impotencia. Voy cansado, es cierto, harto como todo el mundo que se precie, o con desaliento; pero nunca falta alguna cosa, un olor, una risa que me devuelva, para valer la pena; recién entonces empiezo a convencerme; calles sucias y bocinas y el tráfico alucinado y dormido todavía; viejos conocidos, como el destino o la bruma de la ciudad. Y el mal semblante; la desconfianza en los ojos, en los grandes ojos de la gente hechos para volar. Manos enrarecidas que rodean la calle sitiando su respiración. Dominados del mundo; empleadas tersas y vulgares bajando de coches lujosos de los dueños de otras empleadas, y así sucesivamente. Paco Urondo Resaca. La reseca tiene muchos significados. De todas ellas, a mí me gusta aquella que refiere a los residuos que la marea deposita en la orilla cuando hubo "mar de fondo". Salen allí, y respiran, dejando el aire viciado pestilencia, las algas en podredumbre, prontas a abonar otras tierras; las viejas sogas que alguna vez ataron una vela de un barco que tenía un destino; las piedras más pesadas, aún en medio de su realización entre asistir a los suicidas y transformarse en fina arena para los bañistas del verano. En la resaca, y por eso me gusta esta acepción, se puede ver el tránsito entre lo que se va muriendo y lo que alguna vez nacerá. La resaca es el máximo optimismo que podemos permitirnos los agnósticos. Una especie de vitalismo que solo encontramos en el devenir de la historia (¿será por ello la nostalgia?). Necesitamos del tiempo para ser. Un tiempo en que fuimos, un tiempo que no sabemos qué ser, un tiempo en que seremos. Los creyentes no tienen estos problemas. Y por eso sufren, sin saber, el mismo grado de envidia que de desprecio.
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