(acá pueden insertar citas sobre "la política como
espectáculo"
o cosas así de teóricas, pero fiaca)
Sobreanalizamos los resultados electorales.
Los medios necesitan sobreanalizar, porque están prisioneros
de llenar los espacios, continuando con esa lógica que se instauró con la
llegada de los canales targeteados y del cual TyC fue pionero. Allí nacieron
esos bodrios de cinco o seis tipos sentados delante de una mesa en U que
debaten hasta la hermenéutica de un corner mal tirado. Tendencia que al poco
tiempo llegó a las tardes con los chimentos de la farándula y que hace un par
de años colonizó los programas "de política".
Nosotros, en las redes sociales, necesitamos sobreanalizar,
porque estamos prisioneros de llenar nuestro vacío, vacío que tiene directa
relación con la falta de análisis serios en los medios, de los cuales seguimos
siendo tributarios.
Los políticos necesitan sobreanalizar, porque están prisioneros
de "ocupar agenda", prisión que eligen tácitamente al abandonar lo
que debiera ser una de sus misiones centrales: fijarla.
Hasta acá no es grave. Lo grave es que, además, al
sobreanalizar se produce un mecanismo de desfase, de pérdida de rumbo y de
sensatez. Porque se analiza desde el deseo propio y no desde la crítica y la
búsqueda de objetividad. Entonces vemos una esfera pública que pasa a estar
dominada por la propaganda más berreta, por el inmediatismo, por "la última
novedad", por el último resultado en la mesa de Necochea.
Incluso vemos el ostensible patetismo de aquellos que a esta
altura consumen de la que venden. Tan acostumbrados a machacar con la
pretensión de imponer un sentido, han terminado adictos de sus propios
desvaríos voluntaristas. Que suceda esto con chicos y chicas que recién se
acercan a este juego vaya y pase, pero que le suceda a gente grande, con
décadas de editoriales domingueros no deja de ser vergonzante.
Los procesos electorales no son un partido de fútbol. Son un
campeonato que dura cuatro años o al menos dos. Que tiene, como particularidad,
que el resultado del partido está un día equis, el día de la elección. Pero el
sentido del resultado se construye lenta y persistentemente por decenas de
meses. Tratar de entender esto es la diferencia entre la opinión de café y el
análisis político.
Paralelamente, mientras nos divertimos (?) con el minuto a
minuto, nos acercamos a una elección presidencial inédita. Y es inédita porque
será la primera desde 1983 que no está impregnada de ninguna crisis socio
económica terminal y al mismo tiempo implica la posibilidad latente de un
cambio de liderazgo en el proyecto político que puede triunfar. Y estamos
perdiendo, como país, una magnífica oportunidad de traer al debate público una
agenda superadora de lo existente con nimiedades como Xipolitakis, el juez
Cabral o el posporno.
Esto pasa en la esfera pública, pero en las elecciones votan
todos. Y basta tener un poquito de calle para tener muy claro que las mayorías
podrán consumir estas noticias y cruces, pero lejos, muy lejos, están de afectarlos
directamente en sus vidas cotidianas. Y entre las multicausalidades de un voto,
la balanza siempre se inclina para el "qué me conviene a mí". Acá hay
un vacío por llenar estrategas consultores.
Por supuesto hay excepciones en cada lado, pero un par de flores
excepcionales no hacen un campo en primavera.
1 comentario:
tienen que conseguir un video de alguien tocandole el culo en publico a cristina con nestor riendose.
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