El kirchnerismo expresó y expresa aún a un sector de la sociedad
mi-no-ri-ta-rio que tiene determinados valores, ideas y anhelos y que tiene, a
su vez, una larga tradición en la historia de nuestro país y del mundo. Lamento
decirlo así de toscamente para quienes recién se asoman a la vida política,
pero no fundamos nada. Al revés, lo que debiera enorgullecernos es el hecho de
retomar esas banderas y esas tradiciones y darle el clima de época para que
germinen y florezcan.
Esa expresión política a veces es más acabada y a veces
menos. Porque tiene como ventaja determinante el circular los caminos de la
realidad y no los de las inmaculadas y puras ideas que –aún con la mejor de las
intenciones- no asumen que la realización de las cosas es lo único que
realmente dota de sentido al accionar político. Como decía un viejo taimado,
jodido y sabio: “mejor que decir es hacer, y mejor que prometer es realizar”.
Y decimos que ése sector que se ve representado por el
kirchnerismo es minoritario no por falsa modestia si no por pura y
desapasionada lectura de eso que, a falta de una palabra mejor, llamamos
realidad: que hayamos sacado el 54% de los votos en la última elección no
debiera llevarnos al error de pensar que ese 54% enterito piensa lo mismo que
pienso yo o vos o vos. No. Ni siquiera sabemos muy bien si vos y yo pensamos lo
mismo, y bienvenido sea. Porque el único modo de constituir mayoría en una
democracia (y en cualquier sistema político que tenga como condición de base el
ejercicio de la libertad) es, precisamente, poder aglutinar a sectores que se
amparan bajo un mismo paraguas aún sin una acabada unidad ideológica o
política. Precisamente, lo que nos unifica -quiero creer, deseo creer, y
entonces creo- son pocas cuestiones, pero profundas. A mí me alcanza con un par
para tirar junto a otros: la búsqueda de la felicidad del pueblo, la lucha por
la justicia social.
Este colectivo, este sujeto social kirchnerista –insisto,
sujeto social que no es uniforme ni monolítico, que tiene tensiones en su
interior, que pulsea, que no está sobredeterminado ni predeterminado, que se
construye en el cotidiano y en el andar- ha dado en estos años algunas batallas
necesarias y novedosas. Una de ellas ha sido el poner en discusión lo que hasta
aquí se pensaba como intocable: la lucha por la construcción social de sentido.
La política kirchnerista decidió ir a combatir a tierras que la política había
dejado abandonadas por propia decisión y que había entregado mansamente a los
“formadores de opinión”, a los grandes medios, a los prestigiosos
editorialistas y, detrás de ellos, a los grandes grupos económicos (No, no
acostumbro a ejercer una mente conspirativa y no estoy diciendo que los
periodistas son siempre conscientemente empleados de estos grandes grupos. Pero
sí digo que en las sociedades modernas la trama entre negocios y poder mediático
sí está sobredeterminada por esas relaciones de poder).
Como decía: la política había sellado un pacto –inestable,
ambiguo, pero pacto al fin- con ese poder: ustedes generan el sentido de la
agenda social, nosotros la administramos, tratémonos lo mejor posible y negocio
para todos.
Bueno: el kirchnerismo vino -¿a pesar suyo?, ¿obligado?- a
patear este tablero. Pero no lo hizo como medida “vanguardista”, sino por puro instinto
de preservación, a la defensiva: o damos esta batalla o nos llevan puestos.
Ahora bien: ¿por qué algunos querían llevarse puesto al
Gobierno? ¿Porque son malos y mafiosos? No. Porque el Gobierno, apoyado en su
fuerza política y social mi-no-ri-ta-ria había tomado determinadas medidas económicas,
políticas y de gestión que venían a disputarles poder. Ejemplos: la estatización
de las AFJP es disputar poder económico. El impulsar una Corte Suprema
independiente y prestigiosa es disputar poder institucional. El impulsar los
juicios por la Memoria
es disputar poder simbólico. Y así.
Y es en medio de esa disputa que el kirchnerismo comenzó su “batalla
cultural” contra los “medios hegemónicos” y no antes. Para defenderse y así
defender su accionar.
Es decir: al kirchnerismo no se lo empezó a criticar por lo
que decía, sino por lo que hizo. No es “el relato” la causa del enfrentamiento
sino la consecuencia de una práctica.
Es por todo esto que resulta bastante inexplicable aquellos
que dedican el 99 por ciento de su escaso tiempo –el tiempo es siempre un bien
inelástico, sobre todo cuando hay tanto para hacer- a ejercitar la práctica política
(nótese que dije “práctica” y no “análisis”) centrándose en el tratamiento que
los medios masivos, sean de la Corpo ,
de la Opo o
Militantes, hacen de la actualidad. Y ni hablar de aquellos que anteponen el
archimentado “relato” al frío análisis de los hechos.
Estaría bueno, estimo, que nos volvieran a criticar por las
medidas y no por la manera que tenemos de contarlas. Que nos critiquen por
disputar poder y no por disputar zócalos.
O sea, parafraseando: mejor que decir es hacer, y mejor que
relatar es realizar.
Buenas tardes. Ya sé que soy un rompepelotas, pero no soy el
único.
17 comentarios:
Así es. El tema ahora, como diría Vladimir, es qué hacer.
Qué lo parió, Mendieta. Pero no se enoje, que un poco de cháchara épica no viene mal. El problema son los relatores (y su excesiva cantidad, sobre todo). Los que le dan de comer al chancho, digamos.
Muy buena sìntesis de lo que vengo expresando a "propios y extraños" de la que deberìa ser la SINTONÌA FINA. Excelente tu comentario Mendieta!! y adhiero plenamente, por lo que lo tomo y desparramo, jè!!!
Bueno, perfecto. Por ejemplo: ¿con el actual intento de linchamiento mediatico que sufre Boudou, que decimos?
HechoMaldito
Interrumpo nomás para comentar que lo correcto es decir "debería enorgullecernos" y no "debiera".
Saludos.
La política es aquella actividad transformadora de la realidad que algunos realizan mientras los otros relatan, discuten, critican, alaban, etc.
Mientras las transformaciones se realicen, las puede relatar el comentarista del Pes, que igual camina. Si el proceso transformador se detiene, no lo levanta ni el relato de Victor Hugo del gol de Maradona a los ingleses.
Res, non verba.
Consulta para ayudarme a pensar:
¿Cómo se sale del brete de defender a la unidad mínima de un proyecto (que son sus hombres) sin caer en el argumento del relato, si no hay oposición ni por izquierda ni por derecha que patalee por “...mejor que prometer es realizar”, o por lo hecho o por la gestión ?
Por izquierda callan porque otorgan, y por derecha callan por estrategia o en todo caso, utilizan de mediadores a los periodistas de siempre.
Si no hay quien apedree de afuera, como discutir de lo que se hace, ¿ se hace implosión desde adentro ?
Pensaba que las designaciones de la CSJ, y los juicios de cualquier causa e instancia no debían politizarse, transformarse en movidas para capitalizar adeptos,... Que naive...
Sobre que hacer es mejor que decir, totalmente de acuerdo. Sin compartir todas, algunas cosas que HIZO el gobierno en los últimos meses:
- SUBE
- Presión / Intento de copamiento de YPF
- Código Civil
- Fortalecimiento del reclamo de Malvinas.
- Trabas a las importaciones.
- Presión sobre el sistema carcelario.
claro, uno puede estar de acuerdo o no pero, justamente, lo que caracteriza a estos últimos 3 gobiernos es hacer mucho. Y bien? y Mal? bueh, eso es interpretación.
Lo que si tenemos es un ejército de personas comentando la realidad, desde oficialismo, oposición y medios... y, mejor aun, un montón de medios hablando sobre... MEDIOS!. Esto último es lo mas extraño que me tocó ver en materia de comunicación.
impecable, Abelardo. Impecable.
Muy bueno Mendieta.
Pues si te has hartado del relato quedaste mudo... nada que decir sobre lo hecho... será que no hayas hecho nada que merezca ser relato... A mi me gustan los relatos, así me hice peronista con el relato de los que vivieron la época de oro, sin ese relato parte de mi no sería... El tema es la dificultad actual de construir un relato con multimedios hegemónicos cuya deconstrucción parece el resabio del autoritarismo propio del populismo...
Comparto casi en la totalidad, la dimensión política en su praxis es también un lenguaje
Mendieta, con todo aprecio, no me queda claro que es lo que planteás en concreto:
Mas tracción política? Más cambios? Más profundos?
Que dejemos de disputar la construcción de sentido? Que dejemos de contraatacar las operaciones?
Estás planteando un trade off (pido disculpas, no encuentro traducción) entre cambios de fondo y relato?
Cordialmente,
Alejandro
llamemos a Melillo, a Ocaña y a algún otro del ARI que seguro nos tiran la posta
Linchamiento mediático de Boudou???
Y a Cobos, qué le hicieron?
Y no había cometido ningún delito, salvo opinar "a contrario sensu, k"...
Ese fue su crimen oprobioso...
Boudou debe explicar las andanzas de sus amigos de la secundaria, buscando una "changa" para imprimir billetes de un país...
Sería algo así como "todo en su medida y armoniosamente", ¿no?
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