Una larga noche por delante

Tengo a mano la General Paz y al toque la Panamericana. Y 225 mangos en el bolsillo, pero el tanque casi lleno. Si salgo ahora, me gasto 15 mangos en un café y un alfajor y en un par de horas estoy en Rosario.
A ver cómo mueve Derek.

También puedo doblar antes. En San Pedro me meto para Arrecifes. Esa ruta es una de las rutas más lindas que vi en mi vida. Campo, campo, más campo y cada tanto una perdiz. Ya me queda menos guita, le entré a un vaciopan al costado de la ruta. Estaba lindo el fogón al lado de la parrillita.
 A ver cómo empujo el lápiz.

No me tengo que dormir. Si cabeceo paro y me tiro al costado de la ruta a apoliyar un rato. Si pienso en que no me tengo que dormir me da sueño. No tengo que pensar en que no me tengo que dormir, porque si pienso que no tengo que dormir me da sueño. No tengo que pensar en que no tengo que pensar en que no tengo que dormir porque me da sueño. Creo que cabaceé. Tendría que parar. 
A ver si llegamos.

Carajo, esto es todo una recta larga que no termina nunca. Parece esa recta que hay entre Viedma y San Antonio Oeste. Una vez me dormí manejando ahí, creo que como 10 kilómetros y no se enteró nadie. Bueno, así. Pero en vez de cuentakilómetros en cuentacaracteres. 
Hay que apurarse, estoy atrasado. En un rato amanece. 

Cómo me gusta viajar.
Viajo.