07 julio 2011

Infraestructura



Te propongo esto: tengamos una charla de borrachos. Es tarde, hace frío y ya podemos pedir más caña. ¿Te conté que tomaba caña en el boliche del muelle cuando era pendejo? Un asco la caña, pero me quería hacer el pulenta y pedía caña. Uno debe ser pelotudo desde siempre, nada más lo disimula más o menos según las circunstancias. Igual quería decir otra cosa. O, mejor que decir, preguntar. Eso. Te hago una pregunta. Sí, a vos. Alguna vez te pensaste como una cosa? Sí, una cosa. Cómo qué tipo de cosa? Una cosa, boludo. Una cosa cosa. Una cosa de las existentes, las reales. Pero no un animal, una planta o esas pelotudeces que te preguntan en los tests de la Ohlalá ¿Qué tipo de animal sos? Humano, forra. Por cierto, mozo, más caña, ¿alguna vez leíste Revista Cotorra? Yo, si fuera mina, leería la Revista Cotorra todos los días. Decí que no soy mina, y por eso la leo una vez por semana. Pero la leería todos los días, te juro. Trae unos consejos muy útiles. Ahora que lo pienso, creo que quiero escribir en Revista Cotorra un post acerca de mis nuevos calzoncillos largos térmicos. Como te decía, o mejor dicho, ¿querés más?, te preguntaba si te pensaste una cosa. Pará: no me respondas. Tenés que pensarlo bien antes de responder. No es cuestión de de decir lo primero que te viene a la mente. Eso no sirve. La gente que dice lo primero que le viene a la mente me cae mal. Uno tiene la mente para pensar, para dudar, para reflexionar, para autocriticarse. Uno tiene la mente para usarla, vamos. Y si decís lo primero que te viene a la mente, con perdón de mi psicológa, que si me escucha me aumenta el valor de la sesión, no tiene gracia. No usás la croqueta. Carajo: cómo se extraña al Croqueta con tanto chanta dando vueltas en tiempos de campaña. El Croqueta se les hubiera cagado de risa a tanto “consultor” suelto y los hubiera mandado bien a la mierda. Yo tengo ganas de mandar a la mierda a unos cuantos. Hoy, sin ir más lejos –mozo, dejá la botella, no te quiero hacer ir y venir- me enteré de algo que me hizo calentar como si fuera Altos Hornos Zapla. Como me joden los pelotudos que tienen un cachito de poder de ojete, porque vamos, vos me entendés, hay tipos que construyen poder. Esos son admirables. Pero hay otros que el poder les cae encima como un piano de cola, sólo que ellos, en vez de ser aplastados, tienen culo. Y entonces pasan a tener poder. Y se creen piolas. Y, lo que es peor, se creen que saben de eso. Porque este, de esto, no sabe un choto. Y se nota. No macho, no sabe. Tuvo orto. Estaba en el lugar indicado, en el momento justo. Y, lo admito, que una cualidad hay que tener: debe portar una lengua lo suficientemente áspera para que no se le gastara chupando y chupando culo, cosa de seguir ascendiendo.  Así que me importa un carajo que sea subsecretario del ojete. Si no sabés, macho, no sabés. Yo tampoco sé, pero no soy subsecretario de ojete, entendés? Y menos que menos me hago el pija. Ya estoy diciendo boludeces. Mañana me voy a arrepentir.  Porque si estuviera borracho no me arrepiento, pero estoy sobrio. Quiero volver al punto, a la pregunta que te hago: ¿alguna vez te imaginaste una cosa? Y si alguna vez lo hiciste, ¿qué cosa te imaginaste ser? En serio, no te apurés, pensá bien. Agarremos un tópico, porque decir cosa, así, es muy general. Limitemosló, para simplificar. Ojo: tampoco me cae bien la gente que simplifica a la hora de ponerse a pensar. La gente que me cae bien, que cada vez, la concha de la lora, es menos, simplifica a la hora de vivir, no a la hora de pensar. Pensar, negro, es complicarla. Y complicarla pensando, negro, es lindo. Es nuestro momento de ocio, negro. Cuando laburamos simplificamos. Cuando laburamos hacemos cosas concretas. No andamos boludeando. Pum, pum, pum. Ahí tenés. Lo que había que hacer. Nada de andar filosofando ni un carajo. Por eso dejame que me ponga complicado ahora, que estoy acá, chupando caña, diciendo pajereadas. Así que lo vamos a limitar. Por decreto, lo limitamos. Somos vos y yo, ¿estamos de acuerdo? ¿Si? Listo, aprobado por unanimidad. ¿Querés elegir vos, Torcuato, o yo? Elijo yo, dale, dejame que estoy locuaz.  De entre todas las cosas que forman parte del mundo, sacando, como ya dije, los animales y las plantas, quiero que pienses que obra de infraestructura pensás que sos. No te cagués de risa. Es muy serio lo que te estoy diciendo. Si un tipo viene y te dice: “soy una cloaca” desconfiá macho. Hay mucho para elegir: podés ser un camino o una autopista. No es lo mismo. Parecido, pero no es lo mismo. Una vereda o un cordón. Tampoco es lo mismo. Una central atómica. Un puerto. Una mina a cielo abierto, con perdón de Pino y con más perdón de los catamarqueños que de algo tienen que vivir y con más perdón aún del planeta, que bue, tampoco me quiero poner sentimental. Podés ser un aeropuerto. O un alumbrado público. O una red de gas. Hay mucho para elegir. Pero en serio, Torcuato, si querés no me respondas ahora. Pensalo bien. Meditalo. Masticalo. Dalo vueltas. Yo lo pensé por años. Iba a la escuela y pensaba en eso. Me tomaba el bondi de mi pueblo para acá y pensaba en eso. En la facultad, cuando me aburría, pensaba en eso. En el laburo, ni hablar, horas pensando en qué tipo de obra de infraestructura básica era yo. Y después de mucho pensar me di cuenta que, aun a pesar mío, siempre, pero siempre eh, había sido un puente. Sí, boludo. Un puente. A veces chiquito, arriba de un arroyo, de madera, enclenque, por donde pasa un pibe tropezando camino a la escuela en Chubut. A veces el puente arriba del Canal 2, en la ruta 63, que cuando el Salado está alto y lleno de tarariras cruje. Y a veces, las menos,  soy uno de los dos de Zárate-Brazo Largo. El que está de Isla Talavera para Entre Ríos, cerca de la mejor parrillita del universo. Sí, la que está cuando llegás a Ceibas, mano izquierda ¿Querés otra? Yo sí. Soy un puente colgando de un hilo, negro. Pero qué lindo es cuando los ves pasar, arrolladores, para allá.

5 comentarios:

Torcuato Burone dijo...

A la marosca compañero. Me hiciste pensar. Por supuesto que sos un puente, un puente impecable. Si yo fuera un romántico me gustaría creer que hay una red de puentes como vos que interconectan el entramado intelectual de nuestro destino nacional. Parado en la banquina no dejo de preguntarme cual es la razón por la que hay tantos vendedores de humo bien pagados, conspirando contra ese mismo destino. A mi me cuesta cosificarme, verme como algo ajeno a la escala zoológica, quisiera ser una rueda loca que aparece de ningún lado, pero que en su rodar le muestra al que estaba quieto mirando, un nuevo panorama. Abrazo.-

Torcuato Burone dijo...

Que cabeza quemada, me puse a pensar que cosa podría ser y se me salió la rueda. Que poca infraestructura que hay en mi vida; he pasado 3 años pensando que tengo que cambiar la canilla y un poco más con goteras chorreantes, como aspirar a banco de plaza ni que sea. Espero que después me caiga la ficha si es que soy un desvío o un cruce peatonal. Es tarde...

Luis Quijote dijo...

Si, Mendieta, y me asumo como una cosa (o "un coso", en realidad).
Eso sí, siempre buscando como horizonte colaborar para un mundo mejor.
Si no está Croqueta, podría servir un Mordisquito, ¿no?

Ameno texto. ¡Salud!

MarianoMundo dijo...

Esta es la clase de textos que me gusta de tu blog. Reflexivo, soñador, un poco jipi, melancólico pero no tanto, y siempre con ese resquicio de esperanza que ilumina la salida del laberinto.
Nunca lo pensé, pero creo que sería una terminal de micros de una localidad mediana.

Marie dijo...

igual revista cotorra sale lunes, miércoles y viernes; bueno, el resto de los días pueden leer los números atrasados