Historias

Yo soy malvinero. Y recién me hice cargo de eso hace relativamente poco tiempo, porque cuando era pendejo decir que eras "malvinero" estaba mal visto. Algunos lo tomaban como que bancabas a los milicos de la dictadura, otros -más contemporáneos- te tiraban por la cara a los carapintadas.
Pero no: yo soy malvinero por otras cosas. Soy malvinero porque de mi pueblo fueron varios colimbas a las islas y un par no volvieron. Y algunos de los que volvieron, volvieron mal.
Y también, debo admitir, la causa de Malvinas me llega más de cerca desde que vine a vivir a Buenos Aires. Porque aquí descubrí que, efectivamente, los porteños no tenían ni la más puta idea de lo que había sido estar en guerra. Ay, como me jodió siempre esa canción de Charly.
En cambio yo tengo absolutamente presente esos meses del otoño del 82 en mi pueblo. Me acuerdo de ayudar a mi papá a tapar con cinta aisladora negra los focos del Ford Falcon que tenía. De ayudar a mi vieja a colgar frazadas de las ventanas. De pintar con los vecinos los cordones en las esquinas con pintura blanca para guiarnos en la oscuridad en un hipotético ataque aéreo (había que ir "para el campo"). Del botiquín de primeros auxilios preparado debajo de la mesada. De la salida corriendo de la escuela con mis compañeros ante los simulacros de bombardeos . De las sirenas todas las noches anunciando la queda. De la gorra de la RAF que una vez encontramos en la playa un par de años después y que mi mamá quemó sin que nunca supiera explicarnos por qué (era de verdad de la RAF. Tenía un nombre en su interior. Un día voy a contar esto, que de algún modo me avergüenza). Me acuerdo muy bien de todo esto. Y de las pesadillas que tenía por las noches soñando que los ingleses desembarcaban justo en mi cuadra, Hernandarias.

Hasta hace unos meses, muchos ya lo saben, trabajé en el PAMI, la obra social de los que fueron a Malvinas. Y para mi fue un pequeño orgullo saber que, cada tanto, hacía algo por los Veteranos de Guerra de Malvinas. Aunque fuera la pavada de escribir bien una gacetilla, o de supervisar el diseño de un tríptico de una muestra que organizaban. Sentía que les debía algo y que así, muy humildemente, algo podía devolverles. Que era mi obligación devolverles algo. No se qué ni por qué. Algo ¿Qué me dieron los veteranos? La democracia, tiendo a pensar. Sí, no sólo los conscriptos. También los milicos esos, supongo que muchos a su pesar, nos dieron la democracia. Su derrota, sus vidas entregadas, esa locura, nos dieron la democracia. Tampoco nos hacemos mucho cargo de esto. Es más lindo pensar que nos ganamos la dmocracia desde "la sociedad civil". Pero a mí me parece una mentira. YO creo que le debemos la democracia a los Veteranos y a los sindicalistas. A los sucios, feos y burócratas sindicalistas que, justo es decir, en aquellos tiempos eran menos burócratas.   

Recién leí esta historia. Y me puse a escribir esto. Tampoco se por qué. Supongo que pienso que nadie debiera estar perdido. Supongo que me da miedo la soledad. O la locura. Supongo que todavía no somos del todo el pueblo solidario que me gustaría que fuésemos. Pero mi hija no tiene vergüenza de Malvinas.
Qué bien que estuvieron los compañeros que lo fueron a buscar. Gracias.