Las manos y las memorias

La cosa es así. Vamos a ir.
Vamos a ir con una memoria de largo plazo en una mano y otra de corto en la otra.

En la de largo plazo, entre los dedos, acariciándolos, los recuerdos del 10 de diciembre de 1983, (yo tenía 13 años, mi casa era una casa de pueblo peronista y mis viejos brindaron, de pie, por la democracia. Yo, alguna vez ya lo confesé, era un poquitito alfonsinista gracias a David Ratto y su inmejorable escarapela del RA). También ahí, mezclados, el Juicio a las Juntas y el Nunca Más de Strassera (Ya sé, guardianes de la pureza, de Strassera. Pero saben qué? Soy burrero. Y los burreros, a los caballos que nos gustan, les contamos las buenas y no las malas del score). Las más cercanas, en las yemas sensibles: Néstor diciendo "le ordeno que baje esos cuadros", El día en que ví el sol ahí arriba. Los nietos volviendo a casa. Esas cosas.

En la otra mano estos días negros que ampollan el alma. Mariano Ferreyra, Formosa, el Indoamericano. La certeza de que nunca es suficiente. De que siempre hay que ir por más, el nervio atento, la actitud crítica, la cabeza levantada. Acá estamos.

Vamos a cantar. Y con las dos manos aplaudir a los artistas. Y aplaudir más fuerte, mucho más fuerte, cuando exijamos Justicia. Siempre, Justicia. La más linda de todas, la social.

Vamos eh.