18 junio 2010
Calmachicha
De vez en cuando pasa y hay calmachicha. Ponele que tenés mucho laburo y ganas de mandar a unos cuantos a la mierda. O suponé que se juega un Mundial y a nadie, ni siquiera a vos, le importa demasiado otra cosa. Y encima respetás tanto el fútbol que preferís no decir nada, porque cualquier cosa que se diga del fútbol ya fue dicha o será. Que soy nazi, ponele.
O, quizás, lo que pasa es que te llega alguna noticia de esas que preferís que no te la vendan por adelantado y otra vez sopa. Mierda, otra vez no. Pasa un velorio, una cena, un colectivo lleno, una rata por los cables de enfrente. Pasan los goles y las propagandas, pasa que aparecen las listas desaparecidas. Pasan por Migraciones señoras que se escapan del pasado al ver acercarse el futuro. Pasan las ganas de abrazarse sentado en una vereda. Pasan las noches de insomnio y en los insomnios un sueño. Allí, atrás del vidrio empañado hay un mar oscuro donde las botellas no flotan y se llevan al fondo todos los mensajes de auxilio. Ahí, debajo de todo ese montón de agua negra como la noche, debajo de ese agua azul como el día de mañana, hay una montaña de botellas que se fueron amontonando. Cada noche una nueva botella con el corcho fallado va descendiendo lento desde la superficie. Al llegar al fondo hacen un opacado ruido de vidrio al chocar con las otras y ahí te despertás del sueño que no soñaste.
Pasan todas esas cosas y cada una de esas cosas esconde un post que dejé pasar de escribir.
O tal vez lo único que pasa es que dejé de fumar. Y pasa que no puedo pensar en otra cosa.
¿A quién carajo le puede llegar a importar? ¿importa que a alguien le importe? Que bajo estoy cayendo, un blog confesional.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Mendieta, ahí presentó la renuncia Taiana pa que no nos aburramos tanto.
Publicar un comentario