11 julio 2009

Charlas de bares: el regreso

- Epa, epa, al fin volvió. Ya era hora.
- No me gastés Gallego.
- Cómo querés que no te gaste. Quince días sin venir es todo un récord. Y, por casualidad claro, quince días después de un domingo de elecciones. Admitilo: te pegó mal.
- No Gallego, no admito un carajo. Bah, más o menos, un poco sí, pero ya sabés que estoy acostumbrado a perder. Casi que ahora sí entiendo por qué me hice kirchnerista. Pero no vine porque estuve apestado nomás.
- Ajá. ¿Qué les traigo?
- Gallego, no preguntés boludeces te pido por favor. Y que sean dos que tenemos que brindar.
- Marche.
- ¿En qué estábamos?
- En que tenemos que rearmarnos, en que tenemos que escuchar el mensaje de las urnas y apostar al diálago, al consenso y toda esa sarasa…
- Ah, sí. Eso.
- Bueno. Yo propongo que empecemos por el principio, por las cosas que realmente te pueden dar una pista de con quién nos podemos entender y sentar las bases para un acuerdo programático.
- La distribución de la riqueza? Una reforma tributaria? La nacionalización de YPF?
- No papá. Hay que ir más atrás, más a lo profundo.
- No te entiendo.
- Fácil. ¿Viste que hace mucho frío? Bueno. En las esquinas hay chabones o minitas repartiendo volantes, ¿sí?
- Y, si.
- Bueno. Habrás visto que hay muchos que les rechazan el volantito porque no tienen ganas de sacar una mano del bolsillo. Y el tipo, o la chica, se está cagando de frío, horas parados en la esquina, o en la boca del subte, laburando por dos mangos. Bueno: yo propongo que nos pongamos de acuerdo, con diálogo, consenso y espíritu republicano, que los que no agarran el volante son unos reverendos conchudos de mierda.

7 comentarios:

guille dijo...

El gallego no busca el concenso.

Laura dijo...

Totalmente de acuerdo, y si estás repartiendo un volante político, y la viejita no te cree que lo hacés de onda, también es una viejita de mierda

saludos,

Ricardo Moura dijo...

De mierda es juzgar así a la gente sin conocer la circunstacia en que se encuentra, ni los motivos que pueden tener.

Anónimo dijo...

No hacen una excepciónc con los que repartes volantes de brujas, videntes, astrólogas?

Anónimo dijo...

Ricardo Moura no acepta volantes....(:¬P)=

Ricardo Moura dijo...

Depende... Hay "momentos" —y mil razones que pueden llevar a quien sea a aceptar o no en determinado instante. La vida no es tan simple. Lo que yo tengo claro es que juzgar, condenar e insultar gente que ni se conoce y de la cual no se sabe absolutamente nada más, con ese contundente "SON —remarco lo definitivo de la condición de "SER"— unos reverendos conchudos de mierda", y hacerlo por algo tan trivial como debatible, se parece demasiado a "a los colectiveros (o los que sea) hay que matarlos a todos". No parece del nivel habitual de Mendieta, a quien leo a menudo, y con gusto.

Y bué... de ahora en adelante, cada vez que vea a alguien que sí recibe un volante, no necesitaré más para saber que se debe tratar de una excelente persona, solidaria y llena de virtudes.

Anónimo dijo...

Aunque tal vez parezca una insignificancia, pequeños actos como esos demuestran parte de cómo es esa persona y a veces un gesto o un silencio dice más que mil palabras, y no es que quiera exagerar.
Comparto que hay "momentos y mil razones" pero deténganse a ver la reacción, gesto de la persona que rechaza el volante, seamos peritos por un rato, pongámosnos en la piel del volantero.

>Tenemos al que directamente ignora a la persona, como dijo una vez la gorila de Moria Casán, cuando va en su autito los de afuera no existen.
>Tenemos a los que te hacen un gesto de desagrado, porque al parecer uno tiene lepra.
>Tenemos al que te manda a cagar, cero tolerancia estilo agrogarca.

En el primero vale aclarar, que va dirigido a los que caminan panchos por la calle, no cuando uno va corriendo a mil por la calle porque llega al laburo tarde o demases por el estilo que es excusable, a lo sumo se arremete con una disculpa por lo menos ese es mi caso y no intento dar demagogia de señorito bien educado, la cuestión es simple, respeto por el otro, sobre todo si es un laburante de calle, la sufren más ni hablar en invierno.
Creo que agarrar un volante no cuesta nada, seamos menos egoístas. No intento prejuzgar pero hay formas de hijoputez latente a la vista, falta que te escupan la cara por un mísero volante.
Y por supuesto esto también depende de la apariencia del volantero/a, porque si esta última tiene escote el 80% le agarra el volante, pero no ahondemos en esas yerbas...

Un abrazo compañero mendieta.
Nan.