¿Fútbol o política?

Estoy preocupado. Realmente preocupado. Algo malo va a pasar. Inexorablemente. Un terremoto en La Pampa. O un tsunami en Mar de Ajó. O va a nevar en Misiones. O un noticiero que informe. Algo así de raro.
¿Por qué?
Fácil. Racing lleva tres partidos ganados al hilo. Diez puntos sobre los últimos doce.
Y esto me hace reflexionar. Venimos jugando de mal tirando a espantoso. Somos la única hinchada que cuando su equipo mete un gol, empieza a sufrir en vez de alegrarse. A partir de ahí nos metemos todos atrás y pum para arriba.
Entonces sigo reflexionando. El esquema táctico que nos permite este maravilloso desempeño es un revolucionario 1-8-1-1, aunque a veces los reforzamos en los últimos minutos con un 5-1-10-1, a saber: 5 “alcanzapelotas” que mutan versatilmente en “escondepelotas”; 1 (Migliore); 10 (todos los demás, si no echaron a ninguno); 1 (la hinchada, paradita firme en el círculo central).
Lejos, muy lejos, del “fútbol que le gusta a la gente”. Lejos, también, de mi esquema táctico preferido: 4-3-1-2.
Y sin embargo…hay resultados.
Y entonces pienso que lo mismo me pasa con “las instituciones”. Hay algunas que me gustan más y otras menos. Hay algunas que me parecen más elegantes, más adecuadas al sentir popular y otras menos.
Pero de lo que se trata, en definitiva, es de ganar, de salir campeones.
Y para mí eso, salir campeones, se llama Justicia Social, Distribución de la riqueza o como corno quieran llamarlo. El resto son parábolas.
Y, lo confieso, critiquenmé sin temor, me importan tres carajos si subimos en la tabla.