02 noviembre 2008

“Lo que no se puede es dejar de escribir”

Saben que no acostumbro a copiar y pegar textos enteros. Pero este de acá abajo hizo, esta mañana, antes de preparar el nesquik con tostadas para Cachorra, que sintiera un escalofrío.

La emoción, la soledad y el encuentro, el compañerismo. La resistencia. El amor a la vida. Qué maravilla esa pluma, que, como bien dicen, no es anónima. Es colectiva.

“Perder ganó”, en Miradas al Sur.

POR H.I.J.O.S
Nota colectiva

¿Ganar o perder? Los polos opuestos se atraen y eso lo sabemos muy bien. Raquel Robles es hoy flamante ganadora del Premio Clarín de Novela 2008. Su obra, Perder, presenta a la autora como ganadora pero... ¿cuánto podemos decir de su pérdida? De nuestra pérdida.
Porque fue por la pérdida que nos encontramos y así, perdiendo, crecimos juntos. Y eso es todo ganancia.

Hace 15 años comenzamos a mirarnos a los ojos, a ver y observar con profundidad. No podíamos encontrar por ningún lado a nuestros padres. ¿Estaban perdidos? No. Habían perdido. Sí. ¿Si? En definitiva, cuando te pasa algo así, esa ausencia se transforma en derrota y así nos encontramos, perdiendo, desde hace mucho tiempo.

Perdimos a nuestros viejos, pero tan sólo eso sería insignificante. Porque además de perder su abrigo, perdimos su espíritu; nos lo robaron, mejor dicho. Nos quisieron robar sus nombres y sus rostros. Sus sueños. Y sobre todo el futuro.
Pero la pérdida no implica no ganar.

Porque ganar va implícito en cada acto de la vida, si se lo busca. Y para buscarlo es que nos encontramos. Y empezamos a caminar. A reconocernos en nuestras historias y a reconocer que, para ganar nuestra historia, era imprescindible apretarnos fuerte. Brazo con brazo, hombro con hombro. Eso hicimos. Poniendo la mira sobre un objetivo claro: pelear contra la impunidad.
Ganamos. Encontramos ese proyecto por el que lucharon nuestros compañeros y compañeras. Nos reconocimos en sus ideales y los asimilamos como parte de cada uno. Ganamos madurez y crecimos como personas, como colectivo y como actor político. Y junto a esta victoria fuimos conociendo a Raquel. Ganadora desde el primer día. Dispuesta a perder, pero jugando a fondo y sin mezquindades.

Hoy se la premia como escritora, como novelista, pero debemos decir que en el brillo de la estatuilla o en el de sus ojos encontramos no sólo palabras brillantes o una buena historia con sentimiento. Porque en Raquel, además, hallamos una novela de derrotas y victorias. El compromiso por una lucha que trasciende generaciones. Una lucha por la dignidad. Este premio tiene un pañuelo blanco sobre la frente. Es un grito, alarido de los despojados, consuelo de los humildes. Es una denuncia desesperada Por los que no tienen techo o mueren bajo las balas del gatillo fácil. Para los que escondemos tras las rejas o desterramos con el paco.

A cada integrante de la agrupación puede gustarle o no la novela Perder, pero si buscamos una crítica común, una que lleve las posiciones del conjunto, esa síntesis que tiene que incluir a todos y a todas, caeríamos sin lugar a dudas en un melancólico ejercicio de memoria que nos dejaría moqueando por una largo rato. Porque precisamente esa es una de las grandes virtudes de Raquel. La síntesis colectiva. Su palabra conciliadora ante las posturas más distantes, su claridad política para mostrar un panorama mucho más amplio al contemplado y su adicción por la justicia.
Así es que con cada palabra de nuestra compañera encontramos la construcción de un relato común, de un mismo posicionamiento ante la vida, de una filosofía de lucha. Un cuento de múltiples autores. Ninguno anónimo. Todos forman parte de la organización H.I.J.O.S. Los que hoy estamos y los que están volviendo. Cada distinción nos enorgullece. Las que van al colectivo o las que reciben los compañeros y compañeras en forma personal. Eslabones de una misma Identidad, se enriquecen mutuamente y se disfrutan como una única verdad.

Hace algún tiempo esta entrañable compañera decidió seguir su propio rumbo, con el mismo horizonte y con la plena convicción de llevarse consigo todo nuestro apoyo y deseos de fortuna. Nos dejó con el vértigo de tener que poner en palabras lo que piensa un colectivo. Quedamos con la difícil tarea de suplantar una tinta punzante y en colores.

Este artículo no pretende ser un homenaje a Raquel Robles. Intentamos en su persona reconocer a todos los compañeros y compañeras que triunfan en sus vidas dejando bien alto el nombre de esta agrupación. Sabemos que si ella lo lee va a darse cuenta de que seguimos siendo los mismos. Verá que la extrañamos y que también la necesitamos.

Necesitamos que siga con esa fuerza. La que nos marca que todavía podemos Perder. Que Julio López no está y que muchos genocidas se siguen muriendo impunes. Fuerza que nos muestra que para ganar hay que arriesgarse y que tomar la voluntad de hacerlo es más importante que cualquier resultado. Porque si junto a Raquel no hubiéramos salido a escrachar a los genocidas, leyendo los discursos discutidos por todos pero escritos por ella, hoy no podríamos llorar al ver que ratas como Bussi lloran, pero entre rejas. Porque mientras no sepamos qué pasó con cada uno de nuestros desaparecidos, vamos a seguir necesitando de alguien que nos cuente un cuento, que los pinte grandes y que los traiga al recuerdo. Porque mientras sean los apropiadores de nuestros hermanos los que nos entreguen los premios, nobleza obliga, vamos a seguir escribiendo esta novela viva del Juicio y Castigo.

No nos vamos a engañar. A veces perder y ganar van de la mano. De eso se trata esta nota.
Perdemos porque nos duele la ausencia La de nuestros compañeros pero por sobre todo la de una sociedad que no puede entender que entregar premios no limpia los delitos.

Ganamos porque la compañera se lo merece. Ganamos porque este premio nos devuelve energía para seguir luchando, nos muestra que lo imposible sólo tarda un poco más y que ya estamos un pasito más cerca.

Porque más allá de si logramos llegar o no, lo importante es transitar este recorrido, sabiendo que se puede perder o se puede ganar.
Lo que no se puede es dejar de escribir.
Gracias Raquel.

Gracias H.I.J.O.S., hermanos, digo yo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy por la mañana leí el reportaje a Raquel Robles en la "Ñ", me destroza como todo ultimamente.
Ando en carne viva. Me convertí en ploteador oficial del material que ponemos en la calle con respecto al juicio a genocidas aquí en San Luis. "Qué necesitás" me dice la Cuqui y la gente de la apdh. Nada, les dije, mientras tenga el papel y esta bronca por exigir la verdad hago todo lo que haga falta para sacar el juicio a las calles y pegarle bofetadas a la indiferencia.
Escaneo y armo los paneles y me desarmo en angustias entre las fotos de Graciela Fiochetti, Pedro Ledesma y lo que me cuentan sus hermanas. Rastreo a profesores de Santana Alcaraz para que busquen fotos de aquel alumno ejemplar, abanderado del Colegio, secuestrado en las mismísimas aulas de la Universidad de San Luis.

Me dolió y me duele, le duele a mi vieja, compañera de militancia en la JP con Graciela, que los "compañeros" no estén en el juicio, no van, no ponen el cuerpo para acompañar al Gringo Fernández, compañero sobreviviente que tiene que declarar mañana lunes por la mañana. No hay una sola bandera de la JP, las cuatro víctimas eran de la JP, no hay un solo compañero de ellos haciendo presencia.
Esa es una de las cosas por las que habiendo siendo un crío educado entre lo tachos de engrudo de la campaña del Tío Campora no pude ser peronista militante, me expulsa la oposición dentro del propio partido, mi madre a veces se enoja, a veces me entiende. Simplemente no puedo, no me banco a la derecha de su partido que sigue diciendo aún hoy que estos chicos "no eran peronistas sino izquierdistas encaramados en el peronismo" (sic), acompaño a sus compañeros como sus propios compañeros hoy no acompañan.
Pero HIJOS Córdoba vino y sí estuvo, estuvo ahí y está, estos jóvenes eran de su edad. En San Luis se mató a los jóvenes, se mató a los hijos militantes de los viejos militantes peronistas, y el partido brilla por su ausencia en el juicio. Y a mi eso me da bronca, y me recuerda porqué nunca pude ser "peronista del partido", me superan sus contradicciones, me lo impide su ala derecha. No puedo estar en el mismo lugar ideológico que están algunos de los que denunciaron a los más jóvenes del partido porque así fue, sabemos que así fue acá.
Ir con una remera del juicio en la calle es someterse a escuchar las barbaridades más grandes de una sociedad ignorante y estúpida. Le pasa todo el tiempo a la hermana de Pedro Ledesma y a sus sobrinas, mientras hay que explicarle con paciencia a la mamá de Pedro que va al juicio esperando saber donde están los restos de su hijo y qué le hicieron, explicarle, que, estos tipos no hablan, no dicen, callan, que es muy difícil que sepamos qué hicieron con el cuerpo de su hijo.
Sigo ploteando imágenes contra el olvido. Mañana a la mañana tengo que estar ahí acompañando al Gringo, que se alegra de verme, a mi, a los críos que jugábamos en la sede cuando ellos militaban, que se apena porque los compañeros que están vivos, no están ahí.
Estoy ahí porque hay que estar, porque sus muertes atroces nos han garantizado estos 25 años sin el "partido militar". Si no fuera porque los asesinaron de manera tan inmensa y tan cruel hubiéramos continuado con la intermintencia militar-capitlaista-agrogarca-eclesiástica. Al matarlos a ellos, los uniformados se balearon a sí mismos, no podrán volver jamás. Por eso hay que estar ahí, para no olvidarse que les debemos a esos ausentes todo lo que podemos decir y hacer hoy.

El papá de Pedro Ledesma rodeado de sus nietas frente a los Tribunales Federales.
http://3.bp.blogspot.com/_fyS20HhLKfA/SPyFWgw6HuI/AAAAAAAAAR4/30k40HlWQKk/s1600-h/juicio+166.JPG

La mamá de Pedro Ledesma conversando con Madres de Plaza de Mayo que asistieron a la primera jornada del juicio:
http://3.bp.blogspot.com/_lPGbaVy-VdA/SP0G_ff-91I/AAAAAAAAAE4/9g31MXskGX4/s1600-h/madres+y+abuelas.jpg

Anónimo dijo...

PD: Disculpá los errores de tipeo, los sentimientos bullen más rápido que la coordinación de los dedos.

Anónimo dijo...

"Porque mientras sean los apropiadores de nuestros hermanos los que nos entreguen los premios, nobleza obliga, vamos a seguir escribiendo esta novela viva del Juicio y Castigo."

Cuanta sabiduría encerrada en esa frae, mecachendié...

Leila Luna (ex Cosas dichas) dijo...

La síntesis colectiva, la construcción del relato común, sin anónimos es lo que nos obliga a soñar. Y eso es lo que demuestra que estamos vivos.

Saludos

PS: me gusta el colorinche nuevo y el Mendieta lleno de besos que mira hacia la izquiera en contraste con el nostálgico que mira hacia la derecha.

Leila Luna (ex Cosas dichas) dijo...

Lo que no se puede es dejar de soñar

El Canilla dijo...

lo que me pegó a mi de la historia, ella y su novela- la que obviamente todavía no leí- es el título.
"Perder" era algo serio, allá por mi juventud.