Elaborar una estrategia para captar el voto de los “indecisos” resulta siempre una tarea ardua y compleja. Y si queremos que la estrategia sea efectiva, mucho más.
Para comenzar, el universo de los indecisos nunca es homogéneo. Allí conviven por lo menos dos subgrupos:
1) aquellos que “todavía no se definieron” pero quieren hacerlo antes del día del comicio porque quieren votar “positivamente”. Estos son los que dudan entre tal o cual candidato.
2) Los que dudan entre votar a tal o, directamente, no ir a votar.
De la capacidad de descubrir en cuál segmento hay mayor “potencialidad” de voto por mi candidato, será la estrategia a llevar adelante por el equipo de campaña. Porque es muy difícil poder trazar un plan que pueda contemplar a los dos subgrupos al mismo tiempo.
Por eso, decíamos en un post anterior, que el único insustituible en un equipo de campaña es un buen jefe de planeamiento estratégico. De él debiera surgir la decisión y no del candidato.
¿Por qué no del candidato? Porque los candidatos, en su función como tal, son malos lectores del humor imperante en las calles. Cuando uno es candidato siempre va a sentir que mide más de lo que las urnas van a expresar. Es sencillo: pongamos que sos Lavagna. Te levantás a la mañana y salís a la calle para ir a un acto. En el semáforo bajás la ventanilla para que te vean los que están cruzando y seguro, seguro, alguien te va decir: “aguante Lavagna!, usted es un grande, no afloje”. Y vos te vás contento diciéndole a tu jefe de campaña que está en el asiento de atrás, “viste, estamos bien”. Tu jefe de campaña te dice “Si, Roberto, estamos bárbaro”. Pero si es bueno en lo suyo piensa para adentro: “Había otros 25 en la esquina y nadie abrió la boca”.
Volviendo al tema. ¿Y entonces qué hacemos para captar a los indecisos?
Bueno, antes que nada, saber que no podemos captarlos a todos. Segundo, tratar de enfocarse en el subgrupo que nos dé mayores chances. Y tercero, rezarle a “Santa Campaña” para no meter la pata con una movida de último momento que, más que sumar votos, los reste. Hay numerosos ejemplos de este tipo de error, pero me da fiaca buscarlos y linquear. Así que imaginemos un ejemplo: Usted es el candidato “A”, moderado, centrista, con buena inserción en las clases medias acomodadas de centros urbanos, “da serio” en la tele. Enfrente tiene a “B”, un candidato carismático y mediático. Le gusta decir cosas demagógicas y aparecer en Tinelli. Viene su asesor de imagen y le ofrece un sketch con Susana Giménez pensando que trae la clave para subir 5 puntos de un saque. ¿Qué hace? ¿Va y se juega a caer bien en sectores que todavía no están decididos? ¿Corre el riesgo de hacer un papelón y espantar a los votantes que ya tenía? Consejo: pregúntele a su Jefe de Campaña. De última podrá echarle la culpa a él.
¿A qué viene toda esta superficial descripción? Es el pie para que podamos dar nuestra impresión de cómo podrían distribuirse los indecisos de acá al próximo domingo. Veamos:
a) El subgrupo de indecisos que llamamos más arriba 1 (esos que dudan entre tal o cual) es por demás heterogéneo. Y ningún candidato opositor logró instalarse con la suficiente potencia como para apelar al “voto útil” (esta es la intención de Lilita y de su campaña, no pareciera haberlo logrado hasta ahora).
Habrá los que dudan entre Carrió y Lavagna, entre Lavagna y Rodríguez Saá, entre López Murphy y Carrió, entre López Murphy y Sobisch, entre Sobisch y Lavagna, entre Lavagna y Cristina, entre Cristina y Saá y así. Podríamos seguir como el rulo de un tambor. Si voy a la caza de alguno de estos subgrupos, por la dispersión de la oferta, tengo serios riesgos de perder más que de ganar votos. Y esto es tanto más así, cuanto mayor intención de voto tenga hasta el momento. A mi modo de ver, esto explica en gran parte la imposibilidad de ningún golpe de timón de último momento en ninguna de las campañas.
Objetivamente, esta situación favorece a la candidata que va punteando.
b) Grupo de indecisos que llamamos 2. Una parte debe dudar entre votar a Cristina o no ir. Cualquier opción es buena para CFK. Ya saben por qué.
La otra parte, debe dudar entre otro candidato opositor o no ir a votar. Y ante la fragmentación, la imposibilidad de trabajar consistentemente el “voto útil” a favor de alguien y lo que describimos en el apartado anterior, todo indicaría que se distribuirán casi en forma directa con la actual intención de voto de cada cual. Algo así como 20% para Carrió, 10 y pico para Lavagna, 7 para Saá y así. Y un 30% que el domingo no se peinará para ir a ninguna mesa de votación.
Y pensar que Opinión Autenticada no se quiere jugar…
Dicho esto, en la próxima tiramos nuestro pálpito para el domingo.
Para comenzar, el universo de los indecisos nunca es homogéneo. Allí conviven por lo menos dos subgrupos:
1) aquellos que “todavía no se definieron” pero quieren hacerlo antes del día del comicio porque quieren votar “positivamente”. Estos son los que dudan entre tal o cual candidato.
2) Los que dudan entre votar a tal o, directamente, no ir a votar.
De la capacidad de descubrir en cuál segmento hay mayor “potencialidad” de voto por mi candidato, será la estrategia a llevar adelante por el equipo de campaña. Porque es muy difícil poder trazar un plan que pueda contemplar a los dos subgrupos al mismo tiempo.
Por eso, decíamos en un post anterior, que el único insustituible en un equipo de campaña es un buen jefe de planeamiento estratégico. De él debiera surgir la decisión y no del candidato.
¿Por qué no del candidato? Porque los candidatos, en su función como tal, son malos lectores del humor imperante en las calles. Cuando uno es candidato siempre va a sentir que mide más de lo que las urnas van a expresar. Es sencillo: pongamos que sos Lavagna. Te levantás a la mañana y salís a la calle para ir a un acto. En el semáforo bajás la ventanilla para que te vean los que están cruzando y seguro, seguro, alguien te va decir: “aguante Lavagna!, usted es un grande, no afloje”. Y vos te vás contento diciéndole a tu jefe de campaña que está en el asiento de atrás, “viste, estamos bien”. Tu jefe de campaña te dice “Si, Roberto, estamos bárbaro”. Pero si es bueno en lo suyo piensa para adentro: “Había otros 25 en la esquina y nadie abrió la boca”.
Volviendo al tema. ¿Y entonces qué hacemos para captar a los indecisos?
Bueno, antes que nada, saber que no podemos captarlos a todos. Segundo, tratar de enfocarse en el subgrupo que nos dé mayores chances. Y tercero, rezarle a “Santa Campaña” para no meter la pata con una movida de último momento que, más que sumar votos, los reste. Hay numerosos ejemplos de este tipo de error, pero me da fiaca buscarlos y linquear. Así que imaginemos un ejemplo: Usted es el candidato “A”, moderado, centrista, con buena inserción en las clases medias acomodadas de centros urbanos, “da serio” en la tele. Enfrente tiene a “B”, un candidato carismático y mediático. Le gusta decir cosas demagógicas y aparecer en Tinelli. Viene su asesor de imagen y le ofrece un sketch con Susana Giménez pensando que trae la clave para subir 5 puntos de un saque. ¿Qué hace? ¿Va y se juega a caer bien en sectores que todavía no están decididos? ¿Corre el riesgo de hacer un papelón y espantar a los votantes que ya tenía? Consejo: pregúntele a su Jefe de Campaña. De última podrá echarle la culpa a él.
¿A qué viene toda esta superficial descripción? Es el pie para que podamos dar nuestra impresión de cómo podrían distribuirse los indecisos de acá al próximo domingo. Veamos:
a) El subgrupo de indecisos que llamamos más arriba 1 (esos que dudan entre tal o cual) es por demás heterogéneo. Y ningún candidato opositor logró instalarse con la suficiente potencia como para apelar al “voto útil” (esta es la intención de Lilita y de su campaña, no pareciera haberlo logrado hasta ahora).
Habrá los que dudan entre Carrió y Lavagna, entre Lavagna y Rodríguez Saá, entre López Murphy y Carrió, entre López Murphy y Sobisch, entre Sobisch y Lavagna, entre Lavagna y Cristina, entre Cristina y Saá y así. Podríamos seguir como el rulo de un tambor. Si voy a la caza de alguno de estos subgrupos, por la dispersión de la oferta, tengo serios riesgos de perder más que de ganar votos. Y esto es tanto más así, cuanto mayor intención de voto tenga hasta el momento. A mi modo de ver, esto explica en gran parte la imposibilidad de ningún golpe de timón de último momento en ninguna de las campañas.
Objetivamente, esta situación favorece a la candidata que va punteando.
b) Grupo de indecisos que llamamos 2. Una parte debe dudar entre votar a Cristina o no ir. Cualquier opción es buena para CFK. Ya saben por qué.
La otra parte, debe dudar entre otro candidato opositor o no ir a votar. Y ante la fragmentación, la imposibilidad de trabajar consistentemente el “voto útil” a favor de alguien y lo que describimos en el apartado anterior, todo indicaría que se distribuirán casi en forma directa con la actual intención de voto de cada cual. Algo así como 20% para Carrió, 10 y pico para Lavagna, 7 para Saá y así. Y un 30% que el domingo no se peinará para ir a ninguna mesa de votación.
Y pensar que Opinión Autenticada no se quiere jugar…
Dicho esto, en la próxima tiramos nuestro pálpito para el domingo.
10 comentarios:
Mendieta:Yo también dividiría entre politizados y despolitizados. Por ejemplo, indecisos positivos que desde la oposición pueden apelar al voto útil, como vos describís. Pero también filo oficialistas que al ver las encuestas se tientan con Alberto, por la ortodoxia, o Pino, por la izquierda (el FRAL del PC también puede encajar acá). Como el clima no es de polarización ni Cristina genera grandes pasiones -nada lo genera, pero eso es el posmodernismo- esto se puede potenciar.
Y por otro lado los que ni saben qué se vota, para los cuales la TV, los discursos vacíos, la sensación de poder son importantísimos.
por supuesto, esto no anula el riesgo por vos descripto ni tus conclusiones.
Saludos.
Si, si Lucas. Ese corte también está bueno. Hay tantos cortes posibles como indecisos -1 haya.Es que somos taann posmos. ¿Qué pronóstico tiene de Entre Ríos? Juéguese con números.
Mendieta: A Cristina le conviene no hacer olas a esta altura del partido. De todas formas Ha cambiado algo el discurso y Kirchner está más presente en los actos. Esto quizás responde a lo que me habían dicho algunos "si fuese él lo votaría, pero a ella..."
Carrió debe lograr la polarización, claro que esto puede jugar a favor o en contra. He escuchado a algunos que ante la idea de que Carrió pueda llegar a la presidencia se decidieron por Cristina por espanto.
Lo que espero ver es cuanto saca Lavagna. Hace muy buena elección en Cordoba (lógico luego del desastre de la elección a gobernador y allí el ARI no existe) Puede estar peleado el segundo puesto.
Un abrazo compañero.
Me parece que Cristina saca más del 50%, pero detrás viene en Paraná Carrió (ayer estuvo Alfonsín, pero igual) y el radicalismo con Lavagna le emparda en el total provincial. Rodríguez Saá puede salir segundo, pero lejos, en Gualeguaychú (Maya, el vice, es de ahí) va a andar bien en Concordia y en Victoria.
Conclusión:Alberto cais tan bien como en Córdoba, segundo Carrió, cerquita Lavagna y sube por encima del promedio nacional del 1% o menos, el PPR (por el tema del aborto a la chica discapacitada y por el vice que es un sindicalista docente importante de Paraná, mas el apoyo católico del Forro de la Familia)
Me lajugué, pero me parece que demasiado...jeje ¿y si nada de esto se da así?
Saludos.
Mendiete, le mando unas parábols para medir:
Carrió se cae. El misil del Alfonso fue más duro de lo que se imaginan. Lavagna tiene una luz de esperanza, pero con la rencilla gana la Dama. La muerte de los polis agita el avispero de la derecha (la militante y la que anida dentro de cada bonaerense). No sé si no hay segunda vuelta. Si es con la Gordis, gana Cristina. Si es con Lavagna, gana el descontracturado.
Saludos
Néstor:Juégese con números de la PLata. Abrazo
Lucas: Eso es jugarse. 1% el PPR??? Si la pega en esa lo nombro mi "encuestador de cabecera".
Upalala Norman. Se me atragantó el choripán. Igual Ud. sabe que Lavagna siempre nos pareció nanotecnológicamente copado.
Me gusta, me gusta. Esto empieza a ponerse bueno al fin.
Mendieta: La llamo a Lily Sullos y al que dice el horóscopo en Crónica TV aconsejando a cada signo "repimporotear con globito" a ver si tienen algo porque las encuestas de verdad parece que están bien guardadas.
Estos serán los votos más caros que La Plata recuerde. Jamás en la vida he visto tantos recursos, tanto choripán (que choripán, vacío de primera!), tanto vino 3/4 y servicios de lunch 5 estrellas en "encuentros de tecnicos, profesionales y afines", tanto plasma, tanto militante rentado que cuesta creer que todo terminará el domingo esperemos que de la mejor forma. Quizás sea una muestra que bastante gente está realmente mejor y ya hay que convocarla con algo más suculento que un choripán y una coca.
Llegan chismes de todos lados y hay lugar para hacer cualquiera. Bruera mandó a repartir la boleta cortada en el afán de obtener el voto de los que no votan a Cristina (que parece que no mide tan bien en el casco urbano) lo que despertó la ira de los "kirchneristas de la primera hora". Un amigo que está con Alak me dice que el ARI a nivel local arregló con Bruera y va al bombo a su favor.
Y ahí puede estar la clave de esta elección. Bruera se juega todas sus fichas al corte de boleta como venía haciendo en las otras elecciones cuando Duhalde le negaba la colectora. Alak tendrá cero corte a favor y bastante corte en contra y justamente en esta elección no hace falta cortar nada: basta con poner la colectora en el sobre. Igual, los pronósticos son de bandera verde y para ganarle al oficialismo aqui y en cualquier lado hay que transpirar bastante la camiseta.
No se si alcanza pero es lo que tengo hasta ahora.
Un abrazo.
Nùmeros Nèstor, números. No se achique que acá no le vamos a tirar el orsai a nadie.
Cambiemos el juego; jugar sin mirar las cartas. Es peligroso como un gato negro que acecha bajo tu cama.
Puñal tras puñal;cigarillo a cigarillo. Todo por nada no es buena apuesta:
no hay trampas, hay un jugador.
Puñal tras puñal. Cigarillo a cigarillo.
Toda película tiene final
pero quién cerró las puertas de este cine.
Puñal tras puñal.
Cigarillo a cigarillo.
Cuando soñes que te tiran y no hay sangre cuidado porque algo anda mal.
fito de rosario
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