07 mayo 2013

Es Otoño, muchachos...


Es Otoño, muchachos. Salid a caminar.
Otoño en su momento inicial, más hermoso.
No os engañará este azul casi alegre?
¿Alegre?
¿La profundidad tiene alguna vez alegría?
¿No os engañará este verde joyante por momentos?
¿O esta invitación alada de la tarde?
No, una honda presencia deshace las azules sombras
y apaga la alegría del campo
—un luminoso, puro sueño que tiembla.
¿Cómo, y la tarde no se corona de flores
como de un fuego quieto de ángeles guardianes?
Ya está el viento, muchachos, el viento del otoño, del otoño,
violento o suave casi como un suspiro,
una enfermiza alma
de qué oscuros reinos?
que revela en las cosas
un herido pensamiento
de sorprendidas criaturas.
El viento,
niño fúnebre que juega con las últimas ilusiones del cielo
hasta darle una aguda limpieza de extraña agua final.
El viento, muchachos, el viento infinito.
Días en que hay que ir a beber agua clara.

1 comentario:

José Pepe Parrot dijo...

Recordé la hermosa "Tonada de otoño" de Jorge Sosa y Damián Sánchez:

No es lo mismo el otoño en Mendoza,
hay que andar con el alma hecha un niño
comprenderle el adiós a las hojas
y acostarse en su sueño amarillo

Tiene el canto que baja la acequia
una historia de duendes de agua
personajes que un día salieron
a poblarnos la piel de tonadas

La brisa traviesa se ha puesto a juntar
suspiros de nubes cansadas de andar
esta lluvia que empieza en mis ojos
no es más que un antojo de la soledad

Es posible encontrar cada nombre
en la voz que murmuran los cerros
el paisaje reclama por fuera
nuestro tibio paisaje de adentro

Ser la tarde que vuelve en gorriones
a morirse de abrazo en el nido
y tener un amigo al costado
para hacer un silencio de amigos

La tarde nos dice al llevarse al sol
que siempre al recuerdo lo inicia un adiós
para quien lo ha vivido en Mendoza
otoño son cosas que inventó el amor