16 enero 2012

Dormir y despertar



Hace mucho escribí esto.

Quiero creer que hay cosas, pequeños instantes, ínfimos, aparentemente intrascendentes, que te cambian la vida así como así. Siempre me acuerdo de la curva cerrada -con el Cristo en la banquina- yendo para Río Cuarto. O la vez que subí en Retiro a un micro que volvía al pueblo y me bajé en Constitución. O cuando me perdí en las montañas de San Juan. O el barrio toba de Rosario.
Iluminaciones. Relámpagos de microscópica sabiduría.

La semana pasada dormí una fantástica siesta en una playa de La Lucila del Mar, con el muelle ahí, de frente a las olas. Cuando desperté ya era otro para siempre.

Todo, bien visto, es un viaje que duerme dentro.

3 comentarios:

Aldo Ulises Jarma dijo...

Tal cual, Abelardo, tal cual. Abrazo.

MagiaDeLaPura dijo...

Por muchas siestas más...

Anónimo dijo...

Que divinooo!!!!!!