Ahí está el río. Ahí, a metros. Y lo miro.
El ruido del helicóptero que rompe todo cuando aparece y da una vuelta antes de aterrizar. Y hay periodistas, y hay gente, y hay uniformes y ahí estamos también, bajo un sol criminal, sin entender muy bien para qué.
Ahí está el río que justo pega una vuelta. Yo dejo de mirarlo en el instante en que el único camalote que alcanzo a ver encalla contra el barranco.
Acá hay un monumento nuevo y un perro orillero que tiene piel de tigre y al cual miro con ganas de llevarlo. Él muestra los dientes y su libertad y lo olvido. Y se junta la gente, y se ponen a trabajar y toman agua debajo de un árbol y cruzan carpetas y papeles y planitos que se tachan y se vuelven a tachar.
Ahí está la barranca y yo, hoy, ya estoy partido después de la creciente: escucho, hablo, contesto, pienso, me mato mosquitos con la derecha, sonrío, doy la mano. Pero estoy en el río que se va.
Ahí se va el helicóptero, se va la gente, se van los periodistas y nos vamos a ir nosotros en un rato. Pero antes cada uno camina un rato solo. Se supone que pensamos. Que estamos para pensar. Yo elijo bajar la barranca, llenarme las zapatillas de barro y tocar con la mano lo que era un monolito y ahora es escombro.
Antes un colega me había contado que marcaba el punto exacto en donde habían anudado las cadenas de esta ribera. “Hasta allá iban”, me dijo, señalando enfrente. “Y acá estaba una batería, y allá la otra, y allá otra más”. Entonces trato de imaginarme ahí, en ese momento. Soberano. Me cuesta. La libertad cuesta.
Acá está el río. Justo acá, donde estoy parado ahora. Y pienso: toda ella va a ir al mar. Y también: el mar es espacio, infinito, horizonte. El río es tiempo, que pasa con el agua y se va. Capaz por eso ahora siento, mirando el agua, lo que siento. Qué no sé, como siempre, muy bien qué es: ¿espacio o tiempo?
Entonces nos vamos, con la corriente.
2 comentarios:
Conmovida es poco decir. Hablar en imágenes es parte de la conmoción. Pero no solo por la letra tuya, que es buena, y mucho, sino por ese reconocer con alegría que hay quienes podemos, del tejido, sacar la hilacha. Y escribir lo que sale de la tripa. Tripa-hilacha. O como dice un amigo querido -otro descosido- tripaletra.
Abrazo. V.
Linda la vuelta. Lindo San Pedro. Linda recodo para aguantar y mostrarle a los poderosos que uno no se va a andar dejando tocar el culo.
Me alegro que también a usté lo haya conmocionado.
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