19 noviembre 2011

Naufragar



El tipo, cada vez que naufraga, se va para allá.
Es ahí, en las olas, que sigue encontrando la esencia de las cosas. Lo inconstante. Lo impredecible. El vaivén. Las mareas. El sinsentido.
¿Vendrá alta esta? Brazear! Brazear fuerte! Que no se pase. Patear! Patear fuerte con las patas de rana! Arriba! Pararse, surfearla!
Yo pensé que quería otra vida. Pero tengo -¿elijo?- ésta.
También tengo un pez en las venas del brazo que nada por el Río de la Plata para los dedos de mi mano izquierda. Aunque no quiera, todo va para allá. A escribirse.
Esos dedos, esos callos, escriben lo único que sé: el mar y la nada.

Ojalá me perdones por tan poco. Es todo lo que tengo. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces la única es bancarse el calor y hacer la plancha con otros

http://www.tucsonweekly.com/images/blogimages/2011/04/08/1302286054-otters_hugging.jpg