10 febrero 2009

En campaña permanente

- Lo que no entienden, no logran entender, ni aceptar, es que no lo hacemos por fanatismo ni por mera testarudez, aunque también haya una pizca de eso. Tampoco podría decir que es convicción, porque suena ampuloso en estos tiempos. Digamos que es preservación y apuesta ante la incertidumbre.

- - Muy lindo, pero…

- - Pero nada. Ni siquiera pero nistas. Es mucho más que eso, mucho más que ismos de ocasión. Los ismos de ocasión nombran lo que necesita ser nombrado para clasificar, pero atrás de eso hay una corriente que viene de antes, a la vez tributaria de otros ríos y otras vertientes.

- - Se puso poeta.

- - El único poeta acá es el grande de Martín, que anda como yo. Caliente para un lado y agradecido para el otro. Caliente con los que exigen más y más sin tomar en cuenta que la soga se estira siempre hasta donde te dejan que dé y sólo un cachitín más. Ese cachito es el origen del ismo del momento, su génesis y su techo objetivo. Ese cachito, tan chiquito, tan modesto, tan timorato, ha despertado pasiones como hace tiempo no se veía, sepa. Y eso para muchos de nosotros, que no entendemos a los que hacen política sin pasión, es motivo más que suficiente para estar, horror, satisfechos. Y también estamos agradecidos para el otro lado, ¿ahí ve?, a la derecha, que nos dice que esto es un desastre tal que nos merecemos el peor de los castigos por apoyar. Y estamos agradecidos porque nos constituyen, nos dan una existencia que, de no ser por ellos, tal vez no tendríamos. Claro, también están los que nos dicen, como una tía de las buenas, ya se van a arrepentir.

- - Eso es lo que yo le digo. Y también le digo que últimamente viene al bar y en vez de sentarse con sus amigos, se viene acá a charlar conmigo. ¿Para qué?

- - Para construir argumentos. Para aprender de usted, tan progresista y políticamente correcto, y rebatirle, aunque sea a veces. Para probar discursos. No se olvide que este año hay elecciones y a alguien todavía podemos convencer de que no lo hacemos por nosotros ni por ellos, que están allá en Olivos. Lo hacemos para usted.

- - Sigue justificando lo injustificable.

- - Es que esa es nuestra misión. Para justificar lo justificable ya tiene a los tecnócratas y a los jefes de prensa. Lo nuestro es otra cosa.

- -¿Otra cosa? ¿Qué cosa?

- - Alguna vez lo sabremos. Mientras tanto escribimos con los codos y el estómago.

No hay comentarios: