22 diciembre 2007

Fin de año: deseo discriminador de Mendieta


Crecí en un pueblo turístico a orillas del mar. Por eso para mí el verano es, aún hoy, y a diferencia de millones de argentinos en que enero y febrero son sinónimo de vacaciones, la estación del trabajo.

Diciembre siempre fue el tiempo de los preparativos y de la esperanza. ¿Y Don Mateo.. cómo viene la temporada? ¿Vendrá gente? ¿Ya hay mucho alquilado? ¿Vendrán con guita? Esas son las preguntas de los diciembres en mis pagos, mientras se arman las carpas en los balnearios, se pintan los cordones de la peatonal y una especie de fiebre estival hace que los comerciantes cenen sanguches de fiambre en los locales mientras acomodan las estanterías.

Por eso, en estos días de las primeros calores y estas noches con cielos violetas y estas lunas naranjas grandotas cuando aparecen, yo no pienso en dónde pasaré mis dos semanas anuales de descanso. Pienso en el trabajo.

Dos cosas buenas tenía mi pueblo en mi infancia. Había una sola escuela y, por ende, ahí nos mezclábamos todos. Los hijos de los obreros, de los bancarios, de los municipales, de los heladeros, de los hoteleros, de los prestamistas y de los chorros. Esa escuela igualaba y esas amistades construidas eran mucho más fuertes que las diferencias sociales de ocasión. La otra cosa buena es que todos esos pibes, los de familia más acomodadas gracias a sus comercios exitosos y los más humildes gracias a la necesidad, nos acostumbrábamos a que en verano había que laburar sí o sí. Vamos, estoy diciendo que en mi pueblo no había clase alta.

Mi primer laburo “formal” fue a los 10 años, repartiendo volantes para una inmobiliaria. Aprendí allí a valorar el progreso, entendiendo como tal a los Peugeot 504 y los Renault 12 que, a diferencia de los Falcon y los Fiats, tenían flexibles los brazos de los limpiaparabrisas y hacían infinitamente más sencillo encajarles el volante. Tenía un objetivo claro al comenzar a trabajar: comprarme una Kodak Instamatic para sacarle fotos al mar en invierno. Me hubiera gustado conservar esas fotos que saqué. Después de eso fui heladero, despachante de naftas, mozo, empleado de inmobiliaria, vendedor de garrapiñadas en el cine y algunos empleos así de calificados.

Hace un rato acabo de comprar una bolsa de carbón en la vera de una ruta a un pibe de 10 años. Lo había visto esta mañana cuando llegaba a este lugar en donde “descansar” durante el fin de semana y fui su último comprador del día a las nueve de la noche. Cuando cargaba la bolsa en el auto me dijo “Felicidades” con una sonrisa bien grande en la cara. “Igualmente”, le contesté, con vergüenza. De ahí me vine, recordando, a escribir esto.

Tan cerca de las fiestas de fin de año, Mendieta el renegau se pone discriminador y les desea toda la felicidad del mundo sólo a los trabajadores, especialmente a los chicos y a los desempleados, que es el peor trabajo que hay. Y que el año que viene se redistribuya la alegría y la justicia. Y que hagamos algo, alguito, para que eso suceda. Amén.

Autora de la foto aquí. Gracias fenomenoide!

9 comentarios:

Nicolás Tereschuk (Escriba) dijo...

¿Post sanguíneo dijo? ¡Es un transplante directamente!!
Abrazo !!

Musgrave dijo...

Vió Mendieta que así es más lindo?

Feliz Navidad!!!

un abrazo grande

Anónimo dijo...

Grande Mendieta, lindo toque dickensiano y peronista. Felices fiestas.

Anónimo dijo...

Mendie, inmenso post. Permitime agregar: el algo o alguito que hagamos vamos a hacerlo con alegría. Un abrazo y felicidades.

Rafa dijo...

Mendieta: Ud. se está convirtiendo en el corazón de la patria bloguera Nac&Pop.

Muy felices fiestas para Ud. y toda la familia. Un abrazo.

Lic. Baleno dijo...

Los niños no deberian trabajar nunca, con ninguna excusa, su trabajo es estudiar (ay ya parezco mi abuela).
Felicidades.

Don Segundo dijo...

¡¡¡La justicia nooo!!!
¿Dónde irá a parar la seguridad jurídica, así...?

Uh. perdón. La Justicia. Con mayúscula. Ahora sí.

:P

Feliz Navidá don.

Andrés el Viejo dijo...

Sí, Mendieta. Por los trabajadores y especialmente los niños y los desempleados. No se me podría ocurrir un brindis más adecuado.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, brindo por la "redistribucion de la alagria" (que tambien de la riqueza)