Uno empieza a tipear, llega a la mitad del renglón y lo borra. Y vuelve a empezar, pero por otra cosa.
Acá, en este post, por ejemplo, yo había empezado a contar una entrevista que ayer me hicieron para una tesis que están haciendo en Córdoba dos licenciadas en comunicación que eligieron como temita de estudio a los blogs nac&pop. Y es raro, porque hace ya más de 15 años mi tesis fue con el noticiero de América2 y estudiar el newsmaking me parecía serio. Ya no. Pero tampoco me parece serio estudiar a los blogs. Y eso le dije a Leila cuando me escribió un mail. También le dije que no me diera bola, que yo no creo en la academia ni en los shoppings y que todo edificio sacralizado llama a una parte mía que le gusta tirar piedras.
Y entonces lo borro. Y empiezo a escribir otra cosa, que nace de otro lugar, de cierta desesperación, de un espejo, de una almohada. Pero también llego a la mitad y lo borro. Y entonces vuelvo a escribir lo que ahora sí está acá arriba.
Entonces anoche les decía por skype a las chicas lo que vengo diciendo desde siempre: la clave de un blog es la manifestación explícita de la propia subjetividad. Y eso ya me hace ruido, porque aunque esté convencido de eso, repetirme me hace ruido, me incomoda, me aburre. Y me doy cuenta que lo que empecé a escribir y luego borré y lo que después escribí y volví a borrar es lo mismo. Es uno.
Y uno a veces está descentrado. Y que ese mismo uno es el uno que cuando está bien enfocado y agarró la autopista correcta pega un volantazo hacia un camino de tierra que tiene un cartel que marca un pueblo metido en medio de la nada. Un cartel de los viejos, los que tenían fondo blanco y eran finitos, los que todavía hay en ciertos lugares de la provincia de Buenos Aires y, sobre todo, en Entre Ríos.
Los blogs, como supimos agitar desde unmanifiesto hace tiempo, llegamos en un momento en que había un tremendo vacío discursivo y en ese baldío plantamos un asentamiento gramatical. Bueno, creo que ese baldío, por suerte, no existe más. Y no existe más porque hoy, algunos años después -muchos para nuestros hígados, muchos para nuestros corazones y pocos para la historia- las condiciones que posibilitaron nuestra emergencia no existen más: ya nadie se come el chupetín de la objetividad de las vacas sagradas del periodismo tradicional y tampoco hay una vacancia del discurso nacanpop en los medios tradicionales.
Entonces me lleno de tierra con la ventanilla baja y vuelvo a fumar y pongo a Leonard Cohen para empatar la música de afuera con la de adentro. Y me pierdo otra vez por ahí. Y me gusta. Una parte mía, la parte que nació con Salgari y Nippur de Lagash, le gusta perderse en lugares compuestos de letras y personajes. Y veo en la noche sombras de árboles y alambrados y huesos que brillan, pero leo letras. Y me transformo en esas letras que dicen árbol, alambrado, huesos ¿Qué hubiera sido de mi vida si en las tardes lluviosas de mi pueblo hubiese leído otras cosas más “apropiadas”, más sensatas, más premiadas por los críticos y los licenciados en educación? No. Soy esto que soy, esta confusión, este tironeo eterno e irresoluble, ese ruido sordo de sudestada atrás de todo, culpa de los piratas y los comics. Culpa de Gilgamesh. No, no tuve una familia disfuncional. Tuve lecturas, por suerte, que me trajeron soñando hasta acá. Al medio de la nada, pero siempre buscando.
¿Cuál es el futuro de los blogs?, me pregunta Leila. Ninguno, creo que están muertos, respondo. Pero dudo. Porque siempre dudo. Entonces relativizo, modero, sofreno: bueno, capaz me pasa a mí, que ya no sé de qué escribir. Y también decimos, por el skype, dudo de todo y sobre todo del cartesianismo. Y esto pienso, pero no me animo a decirlo: solo porque dudo, hago. Solo porque primero dudo luego decido. Ya me aburrí hace rato de criticar a Morales Solá, de diseccionar la berretada de Majul, de contar cosas que no debiera contar. Como ésta. Y sin embargo, ay, me levanto y escribo lo mismo una y otra vez.
Los blogs nacanpop van a seguir existiendo. Porque ningún medio y ninguna plataforma –ya lo muestra la historia- desaparece una vez creada. A lo sumo pierden su centralidad, su potencia. Sobreviven, como zombies, aletargados, a la espera de un nuevo ciclo. A la búsqueda de un nuevo desafío. De otro baldío para ir a clavar estacas y mensurarlo y llenarlo de vagos y hacer otro barrio. A la fuerza.
Ahora todos hablan de batalla cultural. Y a mí me da vergüenza ajena. Primero porque cualquiera habla de batalla cuando ganaste y sos mayoría, pero sobre todo porque soy de los que piensan que las cosas hay que hacerlas más que decirlas. El marketing, incluso el marketing político, del cual muchas veces vivo, tiene en mí un infiltrado traidor. Porque yo hago marketing político, o campañas proselitistas, cuando las hago, para que después venga un compañero obrero cooperativista con su pico y su pala y construya cordones, cloacas, veredas. Cavamos zanjas con el teclado, y es esa la escala más baja del gremio de la construcción. Una sola escuela en el campo vale infinitamente más que cualquier cosa que se pueda escribir en siglos.
Tengo una sola motivación seria en estos tiempos: poner un granito de arena, un granito de arena más bien marrón oscuro, en el médano de la formación de los pibes y las pibas que empezaron a militar estos años. Porque les tocó, por suerte, la buena. Y yo me alegro de esa fiesta, de esa alegría, de esas banderas. Pero no olvido que el mundo está hecho de ciclos y hay, arriba de todo, un péndulo que en algún momento llegará a su extremo y empezará a dirigirse para el otro lado. Y hay que prepararse para eso. Formarse. Estudiar. Y mientras tanto hay que mover los expedientes, porque hacer política, cuando sos gobierno, querido, a vos te digo, que no me vas a leer porque estás rosqueando, es mover los expedientes. Después, más tarde, a la nochecita, te vas a rosquear. Pero antes moveme el expediente. Y cumplí con tu laburo. Es tu deber militante mover el expediente. Porque mover el expediente frena el péndulo.
Creo que esto es todo lo que quería decir hoy, que estoy buscando un sentido que se me cayó del auto en una curva cerrada.
Y a vos, sí vos, que sí me estás leyendo ahora: subí al auto, y cambiame la música como sabés hacer por favor, vamos juntos al mar a charlar de estas cosas.
5 comentarios:
En eso estamos, Mendieta. Ya te contaré las novedades... un abrazo grande.
Buen tema este. Los blogs como fenómeno de la subjetividad política de un conjunto de individuos en un no-lugar.
Compro la idea de que mover expedientes frena el péndulo. Pero quiero creer que el espacio de la subjetividad - la propia expuesta frente a otro y la obligación de reconocer a la otra- brinda parte del combustible necesario para mover expedientes.
¿En que otra plataforma se podría haber expuesto algo como esto? Estoy de acuerdo que hay una etapa de esto que ya fué. No tiene vuelta, ya cumplió su función. Pero ningún medio te prestaría un espacio para que escribas esta nota.
Creo que los blogs en el futuro, lejos de desaparecer,se tendrán que convertir forzosamente en una plataforma de intercambio de ideas para la acción.
Un abrazo.
Dale Mendieta, no te hagas el Umberto Eco haciendo tanto análisis, que en realidad mistificas y exagerás el tema de la peronósfera.
Primero, porque mientras estaba todo bien entre el gobierno nacional y Clarín, no pasaba nada (y NK le renovaba las licencias a Magnetto y cía. por 10 años). Y, cuando se pudrió todo, el gobierno comenzó a desarrollar su propio monopolio mediátido...
Y segundo, porque los troskos del PTS demostramos que los blogs, como plataforma de debates políticos y elaboración de ideas, no es exclusividad de los peronistas y kirchneristas... Eso hasta el "padre fundador" de la peronósfera, Artemio López, lo admitió en varios lugares.
(acá más info sobre la "troskósfera": http://eldiablosellama.wordpress.com/about/)
DP
Compañero, luego de esta Navidad 2011, decidí crear un Blog aquí en Argentina, donde resido desde hace unos años.
Te solicito por favor si podés evaluar incluirlo en la lista de blogs para darme una mano en la difusión.
Obviamente, si te agrada.
http://robertolomje.blogspot.com/
Se basa en Editoriales. Un sitio que se suma a los que invitan, convocan
al Pensamiento, a la Reflexión. También al Debate desde la propia verdad
relativa, como decía aquel estadista...
Ya otros compas lo han incluido, caso ramble tamble y jose ruben sentis. tandil
Yo, ya incluí el tuyo entre mis favoritos y es de consulta permanente.
Muy atentamente,
Roberto Gabriel Mosqueira
Abdullah al-Mosque
Periodista, Historiador, Peronista y Musulmán
0351- 15/2269545 . 03541- 155/69439
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