Las fronteras

¿Cuántos tipos de fronteras hay? ¿Vale pensar en las fronteras? Porque hay, además de lo que todos conocemos como fronteras, otras.
¿Si te dicen frontera pensás en una línea punteada, en un mapa Rivadavia escolar, en un mojón de Bahía Lapataia, en el puente de Iguazú a Foz?
Yo pienso, además de esas, en otras. Una es obvia: la General Paz. Cien metros que dividen una ciudad de una provincia, una barrio de otro, un pibe que nunca va a cruzar el puente peatonal y por eso nunca conocerá al amor de su vida que está, ahí nomás, atrás de autos que pasan y pasan.
También pienso en esos pueblos que están mitad de un lado y mitad del otro. Y en esas dos señoras que salen a barrer la vereda y no pueden compartir la charla acerca de lo que llegó de luz. O de lo mal que anda el intendente.
O en la frontera que divide el Cuerpo A del Cuerpo B de un edificio en Soldati.
O en la Sección 1 y la Sección 2 del Delta.
Digamos que la naturaleza es más sabia y menos criticable. Un río es un río y ahí está. ¿Pero las otras? La zanja de Alsina es inhumana y, malones aparte, ineficaz. Te la llenamos de caballos Villegas, y te la cruzamos a pelo.


¿Cómo es vivir en la frontera? Quiero ir a estos lugares y quedarme en el medio. Mirando.
Tengo que hacer una lista.