No paramos de tener malas noticias. Una atrás de la otra. Creo que voy a quebrarme en cualquier instante.
Primero la disección que hace sobre nosotros Beatriz Sarlo. Medio que ya leí en diagonal, superficialmente -cosa de hacer honor- el capítulo sobre los blogueros K. Incluso hoy estuve a punto, pero posta que apunto, de comprar el libro. Decí que justo me llamó por teléfono el Escriba, que si no lo tarjeteaba.
Después que se cae blogger por una dia entero y el mundo entero se pierde mi definitiva opinión sobre los diarios de ayer. Claro, como son de ayer ya no les importan a nadie, con lo cual el posteo que pensaba realizar también pierde todo sentido. Pero convengamos que debe haber sido difícil para la humanidad toda extrañarnos.
Después vuelve blogger, pero faltaban los últimos dos posteos, de los cuales estaba particularmente satisfecho: uno porque quedé bien con un montón de chicas salvo con mi novia. Y el otro porque quedé bien con un montón de gente salvo con mis amigos. El bloguerismo es un sacerdocio.
Después volvieron los posts, pero se curraron los comentarios. Los dejaron prisioneros en Guantánamo?
Y ahora, que ya me estaba yendo a dormir, me acuerdo de algo que me pasó un montón de veces que entro a la web de La Nación y que ayer tuve -por fin- la inteligencia de copiar y guardar. Y si, ya no puedo más. En serio.
Que Gerardo Fernandéz aparezca siempre entre los "me gusta" del facebook de la Tribuna de Doctrina es demasiado para mí.
Sólo falta enterarme que Lucas fue a jugar al golf con Darío Gallo y me encorcho. Yo les aviso: me encorcho.
4 comentarios:
calma radicales , oh sorry
Mendieta si uno esta logueado en feisbuk siempre aparecen primero los amigos.
Me descubrieron, por fin me descubrieron....
Todos deseamos un mar de fondo celeste y calmo.
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