Gracias a Flavia.
Bajar. Todo se trata de bajar.
Al principio, dejarse llevar por la corriente. Mansos. Silenciosos.
Porque primero estuvo el cauce, después el río y después venimos nosotros. Flotando.
Sueltos. Donde somos poco más que un reflejo verde en el marrón.
Pero cuidado!
Porque de a poco nos vamos enganchando, de la orilla a la correntada. Y ahí somos en red, el piso del veneno justiciero de la yarará. Todo se trata de sumar.
Pero cuidado!
Que estamos bajando. Llegando al delta y a la ciudad. Inundando. Todo se trata de viajar.
Cuidado hemos dicho!
Que vamos al mar y encallar a una playa, donde corre un niño que mirándonos va a aprender que juntos, viajando juntos, se llega lejos.
Todo se trata de llegar. Juntos.
1 comentario:
Lindo, che, ese río popular. :)
En otro orden de cosas (je), siempre estuve rodeada de río, pero de inconformista nomás, me terminó conmoviendo más el mar.
Abrazo.
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