17 abril 2011

Mi único héroe






Trabajo en el Estado, en un programa con un potencial enorme creado por Néstor en el 2003. Haga lo que haga, cobro mi sueldo a fin de mes. Elijo al Estado una y ml veces, no sólo por la disciplina que elegí, también por compromiso, porque creo que es desde ahí, porque está en juego algo mucho más importante que cada uno de nosotros. Estoy a disposición, quiero que me "usen", hacer política gestionando, llevar al Estado Nacional a esos pueblos donde hace demasiado que no llega. Y es frustrante, no sabés cuánto, cuando ves que de quienes depende esta decisión están demasiados ocupados en su quiosquito, en ver cómo hacen para acomodarse mejor en la próxima gestión, encandilados con un fósforo. Soy una técnica, desesperada por aportar mi granito de arena en esta construcción, con lo mejor que puedo dar que es mi trabajo y no estoy al servicio de un particular deseoso de acumular poder, sino de un proyecto de Nación, apostando por una gestión pública comprometida.
L.

El héroe kirchnerista no lleva un fusil bajo el brazo. Repitan conmigo: no lleva un fusil bajo el brazo.


El héroe kirchnerista intuye, e intuye porque sabe de sus limitaciones, que no hay más revolución que un reformismo consecuente y obstinado. Y entonces sube las escaleras de a un escalón aunque le sobre aire para hacerlo de a dos. Pero el héroe kirchnerista quiere ganar maratones y cuida el aire.

El héroe kirchnerista coquetea con la épica, pero –sin saberlo, sin notarlo- construye una lírica un tanto desafinada. Humana. Concreta. No hay sinfónicas, pero hay muchas orquestas típicas dando vueltas en sus territorios.

El héroe kirchnerista no es ministro, ni secretario de Estado, pero querría serlo y capaz, incluso, lo es. Porque sabe que es en el Estado, en la administración, en los pasillos grises de los ministerios, en los achatados organigramas de provincias y en las oficinas con tubos de neón de las municipalidades, que se hace carne el sentido humildemente trascendente del hacer política. No es ministro, ni secretario de Estado, ni director ni consejero escolar y no los envidia. No los envidia porque quiere creer -y porque quiere creer entonces cree- que forma parte de un colectivo y porque se siente representado, a veces mejor, a veces peor, pero representado, por la conducción política que hubo y que hay. No los envidia. No envidia el supuesto glamour de las primeras líneas, los choferes y los mozos que te traen café, pero está dispuesto a serlo y a pelear para serlo. No tiene miedo de marearse en las alfombras y las pisa y si es necesario las llena de barro para tapizar de asfalto y de cordones donde había zanjas y pastizales.

El héroe kirchnerista no tiene ni buena ni mala prensa. Es anónimo aunque a veces sale con su nombre en las revistas y en los zócalos de los noticieros. Le gusta verse criticado donde es bueno que lo critiquen. Y le gusta más verse querido donde es bueno que lo quieran.

El héroe kichnerista puede estar en un barrio, en una fábrica, en una universidad, en un barco, en un camión o en un avión. O en una bicicleta. Pero se mueve. Transita. No se ata a lo dado ni a fórmulas matemáticas o determinismos históricos. Es flexible. Se adapta. Transforma y se transforma.


El héroe kirchnerista entiende bastante bien esa discusión menor de café entre peronismo y progresismo. Se ríe, chicanea para un lado y para el otro según quien tenga enfrente, pero sabe que eso no tiene ninguna trascendencia real en la realidad. Y el héroe kirchnerista todas las mañanas reza para no perder nunca el roce con su amada y odiada realidad mientras lee el Boletín Oficial.

El héroe kirchnerista corre el riesgo de dar malas respuestas pero tiene el gusto de hacerse buenas preguntas. Asume el peligro de preguntarse y de aprender de la práctica a diferencia de aquellos que se responden con las teorías y se preguntan con los espejos.

El héroe kirchnerista se conmueve con el pasado, lo honra y lo respeta. Pero ha decidido que ya hubo demasiada oscuridad como para enarbolar consignas que idolatren la muerte. Por eso no está dispuesto a dar la vida, sino a vivirla en una comunidad que viva mejor. Por eso, el héroe kirchnerista es profundamente democrático y gusta de ganar elecciones.

El héroe kirchnerista aprendió a no temer al poder a costa de no tenerlo. Y también sabe que el poder no es uno solo ni está en un solo lugar. Por eso se mueve, olfatea y se manda en su búsqueda. Sabe que, para cambiar lo que quiere cambiar, necesita construir poder. Y le gusta construirlo porque le gusta que las cosas cambien.

El héroe kirchnerista se equivoca. Se tropieza. Duda. Cae. Se levanta y se vuelve a equivocar las veces que haga falta. Es humano. Tiene las contradicciones, las miserias y las maravillas de todo ser humano. Ama, odia, desea, baila, sueña, sufre. Como todos. Porque el héroe kirchnerista es héroe en tanto es uno más de los muchos. Y por eso acepta que hay otros que son otros y que lo constituyen.

El héroe kirchnerista aprende y debe seguir aprendiendo que una cosa es la contrucción partidaria y otra diferente es la construcción en y de un gobierno. Sabe que las dos son construcciones políticas pero que una cosa es el partido y otra el Estado. Y es inteligente para intentar no confundirlas. Y que cuando estás en el Estado tu misión y tu responsabilidad militante es mayor, más compleja. Superior.

El héroe kirchnerista aprendió de leyes, de decretos, de burocracias y de morosidades estatalistas. Y es tanto más héroe cuanto más mueve los herrumbrados mecanismos que le dan cuerda a la administración. Y tiene la argucia y el tino de no ir ni más lento ni más rápido que lo estrictamente necesario para que el mecanismo gire sin romperse. Pero avance.

El héroe kirchnerista a veces no es kirchnerista. Y es radical, o socialista, o comunista o nada. Entonces otro héroe kirchnerista debe saber encontrarlo, escucharlo y aprender de él. Y sumarlo.


El héroe kirchenerista, enemigos, no lleva un fusil.

El héroe kirchenrista, amigos, lleva, bajo el brazo, un expediente. O un acta de constitución de una cooperativa. O una libreta donde están las vacunas para cobrar la AUH.

Hay muchos. Y vamos a necesitar muchos más héroes kirchneristas. Porque nunca sobran. 
Y porque todo, aún, está por hacerse mañana.

23 comentarios:

Mariano Abrevaya Dios dijo...

Qué hermoso texto, compañero. Sólido y sentido. Escrito con la mejor de las intenciones. Detrás del manifiesto, emerge, con mucha vitalidad, el deseo que nos pone en movimiento a la mayor parte de los héroes kirchneristas -y acá voy a ser trillado, y decididamente peronista-: la felicidad del pueblo.

Fuerte abrazo

Anónimo dijo...

No soy de los creen que los héroes deban llevar siempre, en todo momento y lugar histórico, un arma bajo el brazo; pero un tipo con un expediente abajo del brazo huele más a burócrata que a héroe. Igual creo que expresás muy bien y con mucho respeto lo que piensa una parte no menor del kirchnerismo. "No envidia el supuesto glamour de las primeras líneas, los choferes y los mozos que te traen café, pero está dispuesto a serlo y a pelear para serlo"; acá no comprendo: ¿está dispuesta a ser el mozo que lleva el café o a recibirlo sin por eso constituirse en un sujeto alejado de las cotidianedades del asfalto, el barro, los cordones y el barro? Tampoco comprendo mediante qué mecanismo, alejado de las teorías, pues el héroe detesta las teorías, el mismo se plantea buenas preguntas; y menos comprendo de dónde saca las disímiles respuestas, es decir, ¿cómo, en política, se pueden plantear buenas preguntas y buenas o malas respuestas si no se recurre de manera directa o indirecta, crítica o acríticamente, a aquellos que, con mayor profundidad y casi siempre con mejor estilo,han pensado antes que nosotros los mismos temas que hoy pretendemos desentrañar.
Noto en el kirchnerismo dos movimientos hijos de los pragmatismos típicos de los periodos de expasión, a saber: por un lado, para ridulizar (pues siempre se trata de ridiculizar, de obstinadamente apelar a la razón de la ficticia unanimidad que otorgar preferentemente las redes sociales) y diferenciarse de la derecha, suelen afirmar que los seguidores del gobierno, a diferencia, por ejemplo, del PRO, no reniegan de la ideología, dado que es la derecha la que siempre se place astutamente en plantear problemas que en verdad son ideológicos como problemas desideologizados, del sentido común; pero, al enfrentarse, y también ridiculizar, a la izquierda, los mismos manifiestan que en ella hay mucha ideología; es decir: lo que falta en la derecha, sobra en la izquierda, entonces, bajo el paraguas de este razonamiento, vale preguntarse ¿qué queda?: y la triste respuesta es que sólo queda el sujeto con el expediente bajo el brazo.

MABY dijo...

que lindo ,esto es asi tenes razon, viva nestor kirchner por siempre !!

elojocondientes dijo...

Excelente nota Mendieta. Felicitaciones.

Anónimo dijo...

muy lindo! Como se lo extraña.

Mauri Kurcbard dijo...

Hermoso che, una manifestación de poder, ni más ni menos.

Luis Quijote dijo...

Impecable, Mendieta, impecable.

No se puede insertar dibujos en los comentarios (verdad de Perogrullo), por lo que dejo los enlaces sobre:
Néstor ¡sí, ese!
y otro, sobre lo que nos diría hoy
que no me son propios, sino hurtados (robo sin violencia) con lo cual, NO ES autobombo.
================
PD: ¡Ufa con la Moderación de comentarios! ¡¡No lo soporto!!

Prometeo dijo...

¿Por qué la persona que trabaja para el Estado y cumple con su tarea es un héroe? El trabajo en el Estado ¿es sinónimo de vagancia?
¿El simple hecho de portar un fusil convertía a una persona en un héroe?
¿hay que volver a la época de los héroes?

Ana no duerme dijo...

Estos son los post que me ponen pilas cada día para seguir laburando. Soy de las que no temen pisar las alfombras, corriendo atrás de una noticia con una gacetilla bajo el brazo, absolutamente segura de que laburar para el Estado implica muchísima más responsabilidad que cualquier otro trabajo.
Chapeau, compañero.

Ariel dijo...

Mendieta, uno de los mejores textos que leí ultimamente. Me gusataría replicarlo en mi blog (con links y créditos como corresponde, eh?). Un adendo: el heroe kirchnerista a veces también deja de hacer algunas cosas y escribe este tipo de textos en un blog. Un abrazo.

Lic. Baleno dijo...

Excelente, maravilloso. La revolucion esta en esas cosas que no lucen.

Mendieta dijo...

Prometeo: son preguntas las suyas? Tengo mis dudas. Si son preguntas y no retóricas, prometeo que le contesto.

Ariel: use.

Eva Row dijo...

El kirchnerista es un héroe, porque desarrolla una epopeya, una gesta, una odisea y una aventura. Y posee una épica.

Pelea en un combate desigual contra enemigos múltiples que atacan y niegan el ataque, que no son atacados y se presentan como víctimas. Que no van de frente ni se atienen a las reglas, ni pelean dentro de los límites del campo habilitado. Que usan armas camufladas, que hay que desenmascarar.

Y el kirchnerista resiste pelear limpio, dentro de los límites estrictos del campo habilitado, con el arma de su sagacidad y su destreza, su sutileza en la observación, con estrategias y tácticas, con inteligencia y picardía, con entrega, esperanza, pasión y felicidad.

Prometeo dijo...

Mendieta:
Son preguntas, adelante.

Mendieta dijo...

Prometeo: no dije eso. Y vale como respuesta para todas. Saludos.

Udi dijo...

Mendieta !¿Le dura el estado de beatitud desde el sábado?

Carlos G. dijo...

Es así, de esos héroes nunca sobran.
Hermoso post.

Saludos

Voces dijo...

Por qué héroe kirchnerista?, no hubiese estado mejor héroe peronista?

Laura dijo...

Hermoso texto.
Si pudiera, si me dejaran...

Anónimo dijo...

Excelente querido, muy pero muy bueno. Agregaría que el héroe kirchnerista aspira a un futuro -no de ensueños, ni utopías irrealizables, sino concreto y vivible- en donde su condición heróica se invisibilice entre los miles y millones de héroes (kirchneristas, y no tanto también) a su alrededor que dejan atrás esa condición para ser integrantes de una nueva cultura.
Jc

ClauPrince dijo...

excelente post compañero..hay muchos Heroes kirchneristas que trabajan para el estado haciendo militancia y sin cobrar nada del estado..y creo que somos muchos tambièn,,pero de alguna manera trabajamos para el estado,,y por eso me siento identificada con tu post..hace años, por convicciòn y por amor a este proyecto, y no por ser kirchnerista, sino tambien por ser peronista, milito, desde un blog, desde las plazas y de manera desiteresada, con un sòlo objetivo, no perder este rumbo y este sueño hermoso que comenzò en 2003 y nos està llevando a un lugar que todavìa no conocemos pero que cada dìa nos entusiasma màs!! abrazo grande!!

Anónimo dijo...

no quiero empañar la felicidad general pero me pregunto que pasa con el heroe kirchnerista que me vota una ley antiterrorista, sigue siendo heroe, abdica de tal condición en el momento de tal voto o pone tal condicion entre parentesis, o son simplemente las pequeñas contradicciones de las epicas heroicas de estos tiempos?

Alejandro, de heroe nada de nada.

Anónimo dijo...

Que buen texto mendieta. Muchas gracias.
Guillermo