11 abril 2011

Cultura Popular

Estoy tirado en la cama. Otra vez me duele el estómago. Ahora puse de moda que me duela el estómago y hago el chiste de que estoy tan kirchnerista que tengo colon irritable. Todos se ríen, empezando por mi médico. Mi terapeuta tanto no se ríe. Creo que se siente fracasar.
La cosa es que estoy tirado en la cama a los dos minutos de llegar a casa y @lamatancera tuitea:
"Definitivamente mi autor favorito es Homero Manzi, me encanta, siento que me habla, un grosso mal". Yo le pongo una estrellita y ella me dice: "si te gusta, te aconsejo que escuches "palabras sin importancia" con música del tata cedrón". Ahí le digo: "Homero Manzi es mi intelectual preferido. Y digo intelectual muy conciente. Ya la escucho". Y al toque la pongo y escribo: Por Dior, que enorme el Tat Cedrón".
 
 
Me manda un mensaje @enquimera diciendo "Adoro al Tata. Le hicimos una nota con un compañero, mira: Ser Tango, Entrevista a Juan Tata Cedrón. Está buenísima. Y el final es espectacular, muchas gracias, contesto.

Y entonces aparece @loulourevisited y tuitea:  "Gracias a @ por traerme a la memoria al Tata y con él, algunos poemas increíbles de Tuñón". Y, claro, le contesto: "Uf. Otro mostro. "Comprendeis por que el poeta y el soldado pueden ser la misma cosa?". Y sigo, y ahora estoy leyendo a Tuñon. Y así se pasa la vida. 
 
Y leo La luna con Gatillo. Lean:
 
Es preciso que nos entendamos.
Yo hablo de algo seguro y de algo posible.
Seguro es que todos coman
y vivan dignamente
y es posible saber algún día
muchas cosas que hoy ignoramos.
Entonces, es necesario que esto cambie.

El carpintero ha hecho esta mesa

verdaderamente perfecta
donde se inclina la niña dorada
y el celeste padre rezonga.
Un ebanista, un albañil,
un herrero, un zapatero,
también saben lo suyo.

El minero baja a la mina,

al fondo de la estrella muerta.
El campesino siembra y siega
la estrella ya resucitada.
Todo sería maravilloso
si cada cual viviera dignamente.

Un poema no es una mesa,

ni un pan,
ni un muro,
ni una silla,
ni una bota.

Con una mesa,

con un pan,
con un muro,
con una silla,
con una bota,
no se puede cambiar el mundo.

Con una carabina,

con un libro,
eso es posible.

¿Comprendéis por qué

el poeta y el soldado
pueden ser una misma cosa?

He marchado detrás de los obreros lúcidos

y no me arrepiento.
Ellos saben lo que quieren
y yo quiero lo que ellos quieren:
la libertad, bien entendida.

El poeta es siempre poeta

pero es bueno que al fin comprenda
de una manera alegre y terrible
cuánto mejor sería para todos
que esto cambiara.

Yo los seguí

y ellos me siguieron.
¡Ahí está la cosa!

Cuando haya que lanzar la pólvora

el hombre lanzará la pólvora.
Cuando haya que lanzar el libro
el hombre lanzará el libro.
De la unión de la pólvora y el libro
puede brotar la rosa más pura.

Digo al pequeño cura

y al ateo de rebotica
y al ensayista,
al neutral,
al solemne
y al frívolo,
al notario y a la corista,
al buen enterrador,
al silencioso vecino del tercero,
a mi amiga que toca el acordeón:
-Mirad la mosca aplastada
bajo la campana de vidrio.

No quiero ser la mosca aplastada.

Tampoco tengo nada que ver con el mono.
No quiero ser abeja.
No quiero ser únicamente cigarra.
Tampoco tengo nada que ver con el mono.
Yo soy un hombre o quiero ser un verdadero hombre
y no quiero ser, jamás,
una mosca aplastada bajo la campana de vidrio.

Ni colmena, ni hormiguero,

no comparéis a los hombres
nada más que con los hombres.

Dadle al hombre todo lo que necesite.

Las pesas para pesar,
las medidas para medir,
el pan ganado altivamente,
la flor del aire,
el dolor auténtico,
la alegría sin una mancha.

Tengo derecho al vino,

al aceite, al Museo,
a la Enciclopedia Británica,
a un lugar en el ómnibus,
a un parque abandonado,
a un muelle,
a una azucena,
a salir,
a quedarme,
a bailar sobre la piel
del Último Hombre Antiguo,
con mi esqueleto nuevo,
cubierto con piel nueva
de hombre flamante.

No puedo cruzarme de brazos

e interrogar ahora al vacío.
Me rodean la indignidad
y el desprecio;
me amenazan la cárcel y el hambre.
¡No me dejaré sobornar!

No. No se puede ser libre enteramente

ni estrictamente digno ahora
cuando el chacal está a la puerta
esperando
que nuestra carne caiga, podrida.

Subiré al cielo,

le pondré gatillo a la luna
y desde arriba fusilaré al mundo,
suavemente,
para que esto cambie de una vez.
 
Ya me levanté de la cama, ya cenamos con @acantilados y Cachorra. 
Ya no me duele el estómago. Y estos son los posts políticos que me gusta escribir.



 



3 comentarios:

Tres bufones muertos dijo...

El que tiene dolor de panza y Colón irritable es el Negro Gamboa (?)

Eduardo dijo...

El que tiene el Colón irritable es Macri.-

Anónimo dijo...

Me alegra que mi pequeño aporte le haya servido para un post y me alegra que se le haya pasado el dolor de panza. Pero junte al tata cedrón y a tuñón y escuche "eche 20 centavos en la ranura", una joyita de sarcasmo y poesía
Que sea con salú...
La matancera