16 marzo 2011

Lean vagos

Comparto, enterita, esta columna escrita hoy por Mempo Giardinelli. Y la comparto porque en parte la comparto y en parte no (y pongo comparto muchas veces porque tengo ganas de repetir como un mantra: comparto, compañeros).
La parte que no es la que -aunque Mempo intenta cuidarse de caer en ese simplismo-  da por hecho que la inmensa mayoría de lo que circula en las redes sociales (qué grande Mempo, escribe "tuiter" como nosotros) es "una masa textual desacartable". Si bien tiendo a sospechar lo mismo, ya que no puedo evitar -por evidentes razones etarias- ser un intruso en estos territorios, la cuestión es que no tenemos ni idea, ni podemos tenerla, de qué carajo hay en la "inmensa mayoría" que circula. Y es por ello que soy cuidadoso y me limito a sospechar que la mayoría es malo. Pero es apenas una sospecha por esto: es materialmente imposible de saber, pues es tal el caudal y el flujo de lo que circula que, para evaluarlo, no podemos más que ejercer un mecanismo de traslación de otros soportes a este. Es decir: si la mayoría de los libros que anualmente se vienen editando desde la invención de la imprenta para acá son de "mitad de tabla para abajo" (por algo los clásicos son clásicos y poquitos), así ha de ser, seguramente, la mayoría de lo escrito que circula por internet.
Aunque, y aquí lo único que me atrevo a agregar al solo efecto de joder un cacho, también se podría pensar una circunvalación que pone un signo de interrogación sobre algo que pareciera tan obvio. Y para ello vamos a ejemplificar con el fútbol: ¿por qué se juega mejor al fútbol en Argentina que, por decir, en Estados Unidos? No hay nada genético ni siquiera del ecosistema nacional. Es por la sencillísima razón que aquí la inmensa mayoría de los pibes juegan fóbal y entonces, en la cantidad, encontraremos la calidad. Les pasa a los yanquis con el béisbol.
Es decir, tengo cierta secreta y remotísima esperanza -sí, soy un iluso populista- en que las facilidades técnicas que nos brinda internet sean un inmenso potrero de las letras.

Por el resto, la columna de Giardinelli me resulta muy inspiradora. Y como digo siempre: soy un fetichista del papel impreso. Así que cualquiera que haya editado, no digo ya una novela, qué va, digo cualquiera que haya editado aunque sea un cuento o un poema en una compilación barrial, cuenta con toda mi admiración y toda mi envidia, manga de forros.

4 comentarios:

Mariano dijo...

Bueno, también podemos sospechar que el famoso talento de los argentinos, "tan requerido en Europa" en comparación con otros países latinoamericanos se debe a un sistema educativo que en comparación es mucho más democrático.
Y ahí tenemos un argumento económico para defender la gratuidad de la educación pública universitaria.

Me fui para cualquier lado, pero tu comparación de internet con el futbol y la relación de cantidad-calidad me sugirió eso.

Abrazo

Aguilucho dijo...

La diferencia es que el fútbol es "para todos": lo juega Latorre en el country y Carlitos en fuerte apache.
Internet es para los que más oportunidades de escribir tuvieron. Cerca del 50% de la población argentina nunca vio internet.
¿Internet potrero de las letras? Es posible, pero como expresión de sector determinado de la sociedad.

DP dijo...

Mendieta, iluso populista: la nota de Giardinelli dice que "combatir las reglas del mercado –para un intelectual– es un imperativo". ¿Y? Son cantos para los días de fiesta...

Ni Giardinelli ni González ni Feinmann ni Forster son "combatientes"... más bien apoyan a un gobierno que las "regula"... y a veces ni eso.
Tanto, que la crítica, la primera "carta" de González, fue "retirada" por su autor a pedido de la presidenta. Lo que demuestra no "cintura política" sino un ansia de no pelearse (bah: criticar) con ninguna corporación o monopolio.

DP

Otm Shank dijo...

Lo que planteás al principio es un aplicación de la "Ley de Sturgeon"

http://www.alt64.org/wiki/index.php/Ley_de_Sturgeon