¿Soy el Poeta de la Revolución
acaso, como dice
por ahí - bromeando -
un compañero de cárcel? No. El poeta
de la Revolución es el Pueblo; pero el
pueblo concreto, de persona a
persona; el Viejo Ponce que
ayer cumplió años y casi
le revienta el corazón de alegría
cuando le cantaron La Marchita
Revolucionaria del Pueblo. La cantaron
como si fuera el Happy Birthday, y se fumó
un habano legítimo, regalado
por Fidel al Chicho, y por éste a
un amigo, y del amigo a mí y de mí al Viejo
Ponce, por la Gracia Divina. Ponce,
el viejo gladiador peronista,
es el Poeta de la Revolución.
acaso, como dice
por ahí - bromeando -
un compañero de cárcel? No. El poeta
de la Revolución es el Pueblo; pero el
pueblo concreto, de persona a
persona; el Viejo Ponce que
ayer cumplió años y casi
le revienta el corazón de alegría
cuando le cantaron La Marchita
Revolucionaria del Pueblo. La cantaron
como si fuera el Happy Birthday, y se fumó
un habano legítimo, regalado
por Fidel al Chicho, y por éste a
un amigo, y del amigo a mí y de mí al Viejo
Ponce, por la Gracia Divina. Ponce,
el viejo gladiador peronista,
es el Poeta de la Revolución.
Paco Urondo.
El empleado rebelde.
Dicen que para animarse a los grandes retos de la vida hay que tener espíritu. Ese “espíritu” tiene mucho de audacia y también muchísimo de rebeldía.
Quien no se rebela ante lo que considera equivocado nunca podrá eso. Ahora que a los 54 años el espíritu, la inquietud, la vocación y la rebeldía me llevan a encarar este desafío recuerdo mi primer acto de rebeldía contra un jefe, fue en mi primer trabajo, cuando tenía 18 años.En 1975 yo me fui a estudiar abogacía en Tucumán. Era una época complicada, empezaba el tristemente célebre “Operativo Independencia” y la Facultad no empezaba el ciclo lectivo.En esa situación decidí volverme a San Rafael para no perder el año y trabajar. Entré a los 18 años al Banco Hipotecario. Allí mi jefe era un gerente cascarrabias que además me tenía pica porque mi papá era el abogado del Banco. Me acuerdo que a media mañana cortábamos el trabajo para tomar un café con leche, tan feo que sólo podían pasarlo los empleados que tenían el estómago acostumbrado. Cuando vio que yo no lo tomaba y encima me llevaba una gaseosa me impidió salir al kiosco a buscar la Coca, yo no tuve mucho problema y dejé de salir al desayuno, lo que nunca supo el gerente es que me llevaba la gaseosa desde casa y me la tomaba cuando él se iba a buscar su café con leche.
Ernesto Sanz, en su blog.
Vía Lucas, que llegó allí gracias @el_figaro
10 comentarios:
Es que Sanz no es tan divertido con Cris y Néstor. Este le hacía jugarretas a su gerente, aquellos rescataban perseguidos de las garras mismas de los militares.
Esta anécdota, de un hombre recordando una juventud normal -como lo fue la tuya y la mía- lo enaltece mucho más que las mentiras y exageraciones de los K. Dos modelos distintos de políticos.
Párrafo aparte para el taimado de Carrasco. Sanz deja claro que esta travesura transcurrió en San Rafael y no en mi pobre y lastimada Tucumán, que en el 75 -en democracia- era un verdadero campo de batalla: algún día, si te interesa te cuento algunas anécdotas que me contaron mis padres y abuelos.
(cuento los segundos hasta que algún imbécil me acuse de apoyar la teoría de los 2 demonios).
Contá Francisco, dale. Contá.
(Ah: el que habló de Kirchner fuiste vos. Y lo lindo de la democracia y de la vida es que cada quien elige la vara con la cual medirse. Si para vos te enaltece la similitud con la juventud de Sanz es muy respetable y válido).
Saludos.
La verdad es que es una anécdota pedorra, insulsa.
Yo, en la época de los milicos, casi me agarro a trompadas una vez con mi jefe, y (?)
Y el comentario que le dejan al pie:
"cuando hay dedicacion , saber lo que es trabajar para vivir mejor y no que te den de arriba es digno de leerlo y ponerlo en practica en cada ciudad, pueblo de nuestro pais.
El trabajo es salud y dignifica a la persona"
Quien lo escribió?, la mamá?
Yo cada dos semanas en el laburo aburrido que tengo vivo tres anécdotas más divertidas que las de este tipo. Y estoy un par de horas nomás. Si me lo contara cualquier persona a pie me parecería un cuento tristísimo, insulso, ínfimo; preguntaría ¿y a qué viene todo esto?, ¿cuál es la gracia? Pero viene de un tipo que de hecho se plantea dirigir un país. Shoro.
Esperemos no leer dentro de unos años:
"Cuando fui presidente, Clarin queria que nombrase reina a Ernestina y a mi me parecio mucho.
Y me negaba, entonces ellos me mataban en todas las notas. Y yo, je, je, los domingos agarraba el diario y me salteaba olimpicamente la pagina del editorial, y ellos ni se daban cuenta, je, je."
El que quiere una revolución, que no vote a Sanz.
El problema es a quien vota, no veo muchos revolucionarios por acá.
¡¡Que puede hablar de trabajo el espalda virgen este!! si a lo unico que se puede rebelar el sorete Sanz, es a la justicia social, a la distribucion equitativa, a un proyecto abarcador, o acaso no se rebeló en contra de la asignación universal? como será de boludo que hasta cuenta la anecdota del banco, él no iba a tomar esa porquería de café con leche, eso es para los negros de mierda que ya estan acostumbrados ¡¡puajj!!.
Sensible el hombre ehhhh?
que documento periodistico increíble, ¿como puede ser que no lo repliquen todos los blogs nac&pop posta posta?.
Me voy a escuchar el disco de Divididos del 93
Coincido con Matias respecto de la calificación que da a la anécdota(?)de Saenz. También me sorprende el concepto de "reveldía" que tiene el Sr. Saenz. Es muy raro que alguien pueda llegar a creer que una acción tan pelotuda inocua e intrascendente como tomar una coca a escondidas de un jefe sea un gesto rebelde cuando en realidad es todo lo contrario. Que la haya sentido de ese modo cuando, boludo grande ya, jugaba a las escondidas con su jefe es bien triste pero que treinta años después y en plena campaña se le ocurra contarlo es directamente incomprensible
Carpintero
Che, me aburro, ¿no tendrá otra anécdota de combativismo el cro. Ernesto?
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