A propósito de varios comentarios en el post anterior.
Mi abuela paterna había nacido en la Argentina, pero era hija de italianos y hablaba muy bien el dialecto medio afrancesado de sus padres, oriundos del norte de la península. Así que cada tanto te mandaba alguna palabra o frase mezclada con el castellano. Ya pasaron muchos años y solo recuerdo dos: una es “buselot” (ni idea si se escribe así), que refería al archiconocido y anglófono “bolws” o, lo que es lo mismo, al cacharrito donde se mezclan los ingredientes para hacer una buena masa, ponele.
Lo otro que recuerdo, a medias, era una frase. Siempre primero la decía en el dialecto y al toque la traducía. Era esta: “Ven Tuño, tócame…Buaaaa, mamá!, Tuño me tocó”. Cada vez que había una discusión entre sus nietos, ella cortaba los quilombos interviniendo con eso. Primero me encaraba a mí, que era el mayor y a solas me decía: no te da vergüenza? sos el más grande y te ponés a discutir con un chiquito? A continuación se dedicaba a retar “al otro” (podía ser alguno de mis hermanos o primos): pero, chiquito, cómo le vas a discutir así a un mayor, atrevido! Sea respetuoso, eh. Y se acababa la contienda.
Claro, la persuasión iba acompañada de un firme tirón de orejas. Pedagogía moderna.
No importa quién empieza o quién empezó. Pero hay mucho, mucho eh, de “Ven Tuño, tócame…Buaaaa, mamá! Tuño me tocó”.
No jodamos. Somos grandes. E igual los quiero a todos.
4 comentarios:
Bien Mendieta, clarito, clarito.
Me trajo a la memoria...
Mi abuela, galaica ella, utilizaba una similar para dirimir la contienda:
- ¡Tócame Roque!
...
- !Mamáaaa, Roque me tocó!
Jaja! sesasi! igual... empezaron ellos abuela!.
Abrazo
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