02 noviembre 2010

Con los pies en la historia






A poco de llegar a una semana del fallecimiento de Néstor Kirchner, el siguiente post es el último de la serie Postales del Corazón. Lo dejé para el final porque está escrito por una compañera de la juventud y ese es mi modo de homenajear a los pibes y, al mismo tiempo, de algún extraño modo, también exigirles. Exigirles que se metan. Que jodan. Que peleen. Que molesten a los aburguesados. Que traigan ideas nuevas. Que, sobre todas las cosas, no hagan "políticas juveniles" sino "política" a secas hecha por jóvenes. 
El post lo escribió Camila y me lo hizo llegar Hernán. Gracias a los dos.
Mendieta.



Son días de resignificación. Profunda. Días en que mucho de eso que parecía invisibilizado sale a la plaza, llora, camina, canta, se entristece, salta, putea, se enfervoriza, abraza, sonríe, vuelve a llorar, duela.
Días de una cierta despedida que, sin embargo, está llena de futuro, de hoy y de mañanas.

Vuelvo a casa hecha un calambre, ronca, después de 12 horas de cola con uds, mis compañeros, me llama mi viejo y cuando corto me sorprende que hasta él se asombre con “todos esos pibes que salieron a la plaza”. Son “el dato”, me dice, y yo para mis adentros algo puteo porque ¿es que costaba tanto ver, realmente VER, la expresión de eso que Néstor puso en marcha?

Escucho que dice Moyano de Perón y Eva nadie le dio tanto a los laburantes como Néstor, y pienso que mismo corre para la juventud. ¿Hubo en todo su gobierno alguna medida que significara un retroceso para los pibes? Ni una: entre otras cosas Néstor hizo que desparecieran los palos, gases y tanquetas de todas las manifestaciones, derogó las leyes que habían dejado sin juicio y castigo a los asesinos de muchos de nuestros  viejos, a muchos otros les devolvió el laburo y con eso la dignidad, nos desendeudó el futuro, multiplicó las escuelas y les aumentó el presupuesto, también el de la Universidad, jubiló a nuestros abuelos, muchos conseguimos nuestro primer trabajo en blanco, hizo que discutiéramos una nueva ley de Educación Secundaria y la reflexión sobre los DDHH se metió de lleno en las aulas, incentivó la creación de Centros de Estudiantes, y esto es solo algo de lo que Cristina coronó con la AUH, las voces de la Ley de Medios y la inclusión digital.

Pero esos son los datos duros, porque lo hizo Néstor realmente es que miles de pibes descubrieran (y vivieran) que la política y la militancia, lejos de ser las palabritas mierda-culo-caca que reza el “sentido común” de los discursos berretas y liberales, son la mejores formas de comprometernos con el futuro.

Con Néstor y Cristina recobramos la política como instrumento de cambio y participación, como una herramienta del pueblo, pero sobre todo como objeto de amor, de entusiasmo y como acto creativo.
Con Néstor la política se transformó ese lugar desde el cual la voluntad militante de muchos es capaz de construir algo que antes no estaba, o había sido destrozado. Contra lo que dicen los resentidos de siempre, nosotros sabemos que con Néstor la política volvió a ser creación colectiva.

Desde la pasión y las convicciones Néstor nos transformó en una generación profundamente comprometida y protagonista de su tiempo. Desde esa pasión nos reencontramos con las mejores banderas de nuestra Historia. Desde esa pasión fuimos avanzando con él con él la construcción de la patria grande, justa, libre y soberana. Desde esa pasión nos condujo para construir este proyecto de País, que hoy sabemos absolutamente irrenunciable.

Porque ante todo, Néstor nos devolvió la alegría. Nos dio la felicidad de sabernos parte de un colectivo, de reconocernos los unos en los otros, detrás de este proyecto político que vino a cambiar el país y su tiempo.

En el reflujo de la tristeza estos días sin Néstor encontré una sensación que calma un poco y quiero compartirla con mis compañeros: sé que nosotros pudimos devolverle algo de toda esa felicidad que nos dio. Miró atrás y veo que en cada encuentro, en cada acto, charla, abrazo, en cada oportunidad en que lo tuvimos cerca pudimos hacerlo, aunque más no sea un ratito, un poco feliz. Si de algo estoy
segura es que cuando veía que un pibe se le acercaba a abrazarlo, en cada cantito, en cada trapo pintado a mano, el sentía que le estábamos devolviendo algo de ese misma pasión que él nos había contagiado.

Hoy, que nos ven más convencidos que nunca, van a llamarnos fanáticos. En buena hora. Somos nosotros, somos miles de jóvenes fanatizados con la practica política y la entrega militante, los pibes con los pies en la Historia. Estuvimos, estamos, estaremos en el Proyecto de Néstor y Cristina. Defendiendo y profundizando este tiempo de cambios. Somos más hoy, y seremos  mucho más futuro.

3 comentarios:

Daniela Godoy dijo...

Hermoso.
Es maravilloso que los chicos y chicas que transitan esta etapa tengan este empuje y este horizonte. Estuvimos privadas/os de esa esperanza a los veinte años los que nos asomamos al mundo adulto entre los estertores de la dictadura, la desilusion con Alfonsín y la aplanadora moral económica y cultural del menemato.
Por eso, estoy feliz por la juventud y porque, la joven dentro mío recupera eso que no había vivido, y que estaba buscando desesperadamente.
Gracias Camila, gracias Mendieta.
Un abrazo militante.

Hernan dijo...

Gracias Mendieta, pídanos que nosotros vamos a estar a la altura. Confíen y exijan. Pasión, compromiso, mística, lucha. Todo lo que Néstor nos enseño.

PD: Ya me vas a decir que baje un cambio...

Camila dijo...

No puedo esta más de acuerdo, el desafío es hacer política, no juvenilismo. La cuestión del textito era hacer notar que un dato que de por si no dice mucho (lo biológico/generacional, por llamarlo de alguna manera) con la emergencia de K se transformó en un dato político. Y en uno importante. Gracias de nuevo por publicarlo. Abrazo