31 agosto 2010

Mea culpa


Me estoy volviendo conservador.  Consensualista. Serio ¿Qué digo serio? Aburrido! Y por qué? Porque un fantasma recorre la esfera pública: el fantasma de las exageraciones. Entonces en los diarios, en la radio, en la tele y, por qué no, en los blogs y en twitter, de pronto todos estamos a las puertas de algo tremendo. No se sabe muy bien por qué, pero es tre-men-do.
Un “pre-terrorismo de estado”, “dictaduras mediáticas”, “listas negras”, “persecuciones”, “stalisnismos”, “etcéteras”. Porque hasta los etcéteras vienen exagerados y hay que entrecomillar.
Lo notable de esta coyuntura es que ese estilo de abordar el debate público, la famosa “crispación”, ha alcanzado a emisores otrora insospechados de ese mal, de esa fiebre que los atrae con un misterioso magnetismo tan, je, kirchnerista. 
Porque vamos! Los bárbaros siempre fuimos nosotros, los de esta vereda (Lucas Carrasco, ponele, que se enoja con Pinocho en vez de meterse con Yepetto). Pero ustedes muchachos… justo ustedes. Tan flemáticos, tan republicanos, tan, como ejemplificar, tan como Giustiniani. No da.
Y saben por qué no da? Y saben por qué yo me vuelvo aburrido, consensualista, dispuesto a charlar amablemente con cualquiera, departir cual demócrata progresista en el Club del Progreso? Porque los crispados, sean ustedes o nosotros,  le están hablando a minorías. Minorías intensas, si. Pero minorías que, para colmo, ya están convencidas de lo que quieren escuchar.
Y como, mal que les pese a muchos, en democracia una persona es un voto, yo elijo correrme de ese épico, romántico e inútil frente de batalla al pedo y desorientarlos. E invitarlos a discutir razones, argumentos y lo que quieran. Y estoy dispuesto a darles la razón más de una vez si sirve para que todo el resto silencioso que anda por ahí no se compra la fábula de que somos tan monstruosos. No, no teman. Ojalá fuéramos el subsuelo de la patria sublevado.  Ojalá, pero somos muchísimo menos.
Como sea: invito a debatir amablemente a Quintín o a Pablo Sirven porque ahora soy zen.
Soy paz, amor, tolerancia y comprensión. También soy ulcera, pero por lo inmensamente poco que hacemos y no por lo muchísimo que hicimos.
Por eso, peleen ustedes. A mí me gusta ganar elecciones.

6 comentarios:

Florencio F. Boglione dijo...

Y sí, por ahí debería ir la cosa...

Saludos Cordiales.

Aldo Ulises Jarma dijo...

Genial Mendieta!
Sabés que a mí me pasa lo mismo con algunos?
Otros "crispados" me dejaron de dar pelota hace rato por kirchnerista: a esos los sorprendo llamándolos para el cumpleaños y, además de felicitarlos, les digo: Sabés que yo siempre te respeté por tu toma de posición? Me gusta la gente pasional en defender sus ideas, y en el fondo los dos somos pasionales, tenemos sangre en las venas y queremos lo mejor!
Y se aflojan ehh!
Abrazo.

Anónimo dijo...

Maestro!!!
Berisso al tope

Ricardo dijo...

Decía algo parecido hoy en mi blog. El Gran Diario, expresión cúlmine del pensamiento opositor, les está hablando solamente a los convencidos, a los realmente crispados.
Se está encerrando con esa estrategia.

Saludos.

Matías dijo...

¿Sos pan, sos paz, sos más, como Piero?

Lo que hizo el kirchnerismo fue fenomenal: cansó a todos de tanta crispación y ahora ellos crispan y encuentran a toda la audiencia saturada. Tierra quemada.

Matías dijo...

Me olvidaba. Alguien ayer me dijo "yo soy anti-k pero re-democrático, eh". Eso, que tenga que aclararlo, fue lo más sorprendente que escuché desde 2003.