Casi nunca lo hago. Pero hoy Mendieta reproduce un correo electrónico que le llegó a su otro yo de un compañero de décadas y al que hace rato que le está debiendo unos mates. Sus palabras me llenaron de nsotalgia. Está bien, lo admito, soy fácil de llenar de nostalgia. Pero lo hizo. Gracias Diego. (ah, aprovecho: seguro que vos guardás alguna boleta en la que estuve. ¿Me hacés fotocopia? Ya estoy en edad de mostrársela a mi cachorra)
"Esperándolo a Tito"
En cada despertar puedo ver en el techo del placard unos cuantos rollos de afiches viejos que fueron quedando de nuestros últimos quince años de campañas. De varios preferiría saber que siguen allí arrumbados, pero hay uno rescatable, tamaño chico, blanco y negro –barato, o sea- de un Chacho despeinado y de campera con esa leyenda grata a los militantes que alguien pergeñara
–diría no Durán Barba- : Uno de nosotros
Eran los cercanos viejos buenos tiempos en que nos sobraban convicciones, fuerza y alegría. Del viejo Darío rezumando enseñanzas, de aprovechar el cachito de Germán que nos quedaba, de cuidar cada compañero, habitar locales inhóspitos, construir como artesanos, meta calle y cuerpo a cuerpo.(Vaya nivel y entrega de nuestros inicios que nuestro arco de picados posjuveniles fuera cubierto por el Wainfeld y Darío chico)
Sobre esa precaria base pudimos llegar a punguearle a nuestra esquiva sociedad porteña un 38% de sus favores, que luego, prolijamente, le fuimos reintegrando.
Uno de nuestros compañeros de ruta fue Tito. El que llegaba en una descuidada rural Falcon llena de volantes y tachos de cal, el que nos arrimó su espalda para bancar mesas partidarias algo heterogéneas o juntas electorales en abismal minoría, el que nos endosaba algunas maestras provincianas de la marcha blanca para dormir en nuestras casas.
Desde aquellas etapas, a puro esfuerzo y constancia, llegó a ser un candidato testimonial.
Testimonio de militancia, de compromiso -que no fuera Isauro o Fuentealba pueden ser meras circunstancias cronológicas o geográficas-, de no caer en la lógica perversa que dice que los que llegan cambiarán de casa, de auto y mujer. Bueno, tal vez porque ya lo hiciera…
Descielados de nuestros viejos cielos, hoy tenemos mucho de eso testimonial y valioso. Con queridos compañeros, más o menos próximos, que nos representan desde aquella concepción militante y comparten importantes responsabilidades de gobierno. Como Darío en sus destinos sabáticos, Eduardo en su orfebre construcción de escenarios en portuñol, Nilda en un ministerio pequeño de desafíos gigantescos, Chacho elucubrando a lo Vito Dumas alianzas más profundas que las mercancías, el Zaffa intentando que el derecho se parezca a la justicia. Y siguen las firmas.
Por eso, en estas campañas algo desangeladas, pero en las que reivindicamos toda nuestra convicción sobre la continuidad del proceso de estos seis años, la llegada de Tito nos alegra por sentirlo uno de nosotros, porque nos da otra baza desde donde pelear la ciudad y por nuestra seguridad de que -en sus manos- la tiza no se manchará
En pocos días, con la voluntad popular expresada, con notorias plumas sesgadas y pagas intentando explicarnos sus certezas, con bufones mediáticos imaginando nuevas descerebraciones, tal vez sea el momento de que, trascendiendo nuestros limitados armados y sempiternas mezquindades, podamos reconvocarnos en el respaldo a nuestro gobierno y persistir en las ideas y formas de construcción que nos hermanan"
7 comentarios:
A mí también me llena de nostalgia y se me pianta un lagrimón.
Comandante Gomez!
Siempre en el punto exacto del momento!
Gracias por este momento.
Con avances y retrocesos, a veces más y a veces menos, durante estos últimos seis años hemos visto y votado compañeros que en otras etapas difícilmente hubieran sido candidatos. Compañeros que como decía ese afiche en blanco y negro, eran (son) "uno de nosotros".
Le contaba a una gran amiga, socialista popular ella en otras épocas, que en nuestra agrupación no había internas, que daba lo mismo quien fuera candidato a concejal o consejero escolar, que incluso algunos muchas veces nos negamos a serlo, y a ella, en su cabeza demócratica y revolucionaria, no le entraba esa posibilidad; nunca había podido sentir esa sensación en su progresista partido.
Tal vez estos valores sólo nos interesen a nosotros, pero está muy bueno eso de votar a compañeros de verdad, a amigos de corazón, a hermanos de militancia.
Esperemos que todo esto que estamos viviendo no sea una primavera pasajera.
Un abrazo peronista y racinguista, Mendieta.
PD: si le sobra un minuto, lo espero en alsurdelriachuelo.blogspot.com
Mendieta, me emociono fácil esta semana..es que nuestra historia tiene una medalla nuestra lucha contra el menemismo y ahora como dice el Tapa querido..defiendo lo que me hizo feliz por lo menos un rato... abrazo Abe.
Mendieta, no puede ser tan cruel!!!!!!!
La nostalgia me mata.
Una gran alegría lo de Tito en medio de tanta malaria.
Un abrazo grande
Tito es una caricia al alma, pero tambien saber del Comandante Gomez
Excelente y conmovedor post.
Lo de Tito es una alegría para todos y muy merecida para un compañero y militante como es él.
Brindis y voto.
Saludos
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