12 junio 2009

Los laberintos

Sueño con una máquina que fuera capaz de transmitir, sin la interferencia de la lengua, mis pensamientos al papel.
Juro que así he escrito las mejores canciones, los mejores cuentos y hasta una novela aceptable.
Me explico. Para mí el mecanismo es el siguiente: uno piensa, ese pensamiento “va” hasta la lengua y es hablado. En el caso de que estemos pensando, el circuito se alarga. Pienso, va hasta la lengua –el lenguaje- y vuelve al cerebro, donde pienso.
Ya sé. Es una pelotudez. Pero es lo que pienso, aunque, para ser sinceros y coherentes con el párrafo precedente, no es exactamente lo que pienso.
Ay, los límites del lenguaje. La mediación del lenguaje. Esa cosa, la más maravillosa. La única que tenemos para entendernos y, sobre todo, para no.


(Ok, debiera escribir sobre elecciones, encuestas y esas cosas. Pero no tengo ganas. Tengo ganas de esto)

8 comentarios:

camila dijo...

siempre quise ese aparatito. acá se materializa cómo mi lenguaje atrapa mi pensamiento y lo arroja al papel. cada uno con una matemorfosis distina. en forma, en color, en textura. formas sobretodo. en fin, creo que la incomunicación viene primero como desgarradora y de ahí el consuelo de que el origen sea el lenguaje. la malinterpretacion. entonces entramos en el laberinto del pensamiento que nos hace dudar de la capacidad propia de comunicar. para sacarle responsabilidad al otro. o para sacarnosla a nosotros. pero por otro lado es real que la lengua transforma el living del pensamiento. Igual nos empeñamos en hablar, en escribir. Porque no nos queda otra, y ésa que sí nos queda la intentamos explotar. Nace ahí la ineludible necesidad de que lo que se inventa puertas adentro del pensamiento pueda ser captado con la mayor igualdad. Porque es eso al fin de cuentas, que sea una copia que pueda reproducirse. Sólo porque estamos convencidos que es su identidad. Porque ESO y no otra cosa se formó en el pensamiento. Pero si uno mismo tiene los laberintos que transvierten la palabra, cómo lidiar con los del otro que ademas de tenerlos, es "otro" (no me deja ponerlo entre corchetes (disgresión: tambien la computadora me censura) . Tarea complicada. Por eso estamos tratando de entender. Para poder ser.

Anónimo dijo...

Te acordás cuando Gadamer, no se si lo voy a expresar bien porque no lo leo hace mucho tiempo,hablaba de la "concepción revolucionaria" del cristianismo, en cuanto a que la lengua, el lenguaje estaba primero, por eso, diciéndolo en "caucho", dios, de alguna manera, debió ordenar con la palabra la creación? Es un poco más complejo, ya lo se. "La palabra se hizo carne"
Es un tema muy apasionante. Y ahora que escribiste esto tan bueno, me voy a poner a releer Wittgenstein. Con esto de la campaña nos olvidamos de la s cosas interesantes. Hasta de Racing! A ver si zafamos el domingo, cheeeeeeeeeee!

Unknown dijo...

esa maquinita sería muy peligrosa para los q usamos el lenguaje como represor de los pensamientos.
aguante saussure

Ulschmidt dijo...

Mendieta, caracho, se está poniendo profundo !!

Ana C. dijo...

Tiene que ser a prueba de agua.

Tomás dijo...

Sin embargo, yo agregaría: hay un momento de reescritura inmediatamente posterior a la primera escritura que reinicia el pensamiento, y que tal vez esa máquina lo perdería, o acaso a la primera prueba explotaría por reiniciaciones permanentes.

¿Estamos en cualquiera, no?

Leila Luna (ex Cosas dichas) dijo...

Sueño con un artilugio inexplicable que por un momento nos quite el lenguaje, nos desordene por completo, nos obligue a prescindir de las estructuras porque ya no están. Y luego me entregue nuevamente a la construcción estructurada de realidad.

Hoy, ni Saussure, ni Pierce, ni Bakhtine...ese artilugio.

Verboamérica dijo...

Coincido con los que dijeron que sería muy peligrosa.