Cosas que no entiendo

Hay cosas que no entiendo, que no me cierran. Y cuando las cosas no me cierran y no las entiendo me vengo loco. Y trato de entenderlas.
Voy a poner un ejemplo: si uno se guía por la inmensa mayoría de los medios de comunicación masivos (en especial los electrónicos), los editorialistas de los grandes diarios y el tan mentado “clima” de la calle (perdón que me desvíe, pero me resulta muy gracioso que el “clima de la calle”, para quienes lo mentan, siempre está en sus barrios. Hacen de su diariero o su vecino del quinto B el paradigma de la argentinidad), todo indicaría que –en estos días que corren- si hay alguien desprestigiado, en descenso, en caída libre, hecho bosta de vaca y cosas así, es un señor que se llama Néstor Kirchner.
Ya fue, dicen. Ya no tiene retorno, dicen. Está acabado, dicen. Y sin embargo…
Sale ayer Felipe Solá y lo bardea de lo lindo, lo desafía a “debatir mano a mano”.
Ahora sale Gerardo Morales y le escribe una carta, ¡dándole consejos! (algo así como que yo le baje línea a un hincha del Barcelona o del Manchester sobre cómo festejar)
O sea: Felipe y Gerardo lo quieren subir al ring. Si Néstor entra, ellos suben. Siempre, pero siempre, siempre eh!, el que lanza el desafío de un reto es aquel que está por debajo en la consideración pública. O sea: Néstor no debe estar tan hecho percha.
Un ejemplo práctico: yo, Mendieta, desde acá, desafío a debatir mano a mano a Felipe y a Gerardo juntos sobre…, sobre…, sobre lo que quieran, que tanto! Me la rebanco y, sepan, todos, que si rehúyen este desafío es porque no les da el cuero y blablablasarasasa. (A que no me dan ni cinco de bola. Si me dieran bola serían unos nabos, no?).
Mientras tanto, Néstor desafía a Clarín. ¿Qué te pasa, Clarín?
O sea: por contigüidad (creo que era así, ¿no Paenza?) ya sabemos quién tiene más poder según mi teorema.