24 octubre 2008

Una carta de amor y odio a Chacho Alvarez

Dijo Juan, refiriéndose a los candidatos de Capital, en un comentario del post anterior: “a medir a Chacho. (me sonrío de solo imaginar algunas caras...)”.

Chacho. Chacho. Chacho. Un fantasma que recorre el progresismo nac& pop. Esta semana, sin ir más lejos, te mentaron en dos mesas de bares: Norma y Juan (otro Juan). Con Norma y Juan compartimos la experiencia del Frente Grande. Somos compañeros, aunque hoy estemos en la misma vereda pero en cuadras distintas.

Chacho. Chacho. Chacho. Me voy a ocupar de vos en este post, Chacho. Y te voy a decir lo que pienso, aunque se enojen Lucas y Artemio. Pero vayamos despacio, no sea cosa de que me acuses de nostálgico. Primero te aclaro que la bronca que te tenía por tu actitud de 2000 ya se me fue. Como todo, los abandonos terminan por superarse, ¿no? Y ojo, no creo, y ya te lo dije en su momento, que vos nos hayas abandonado el día que renunciaste a la vicepresidencia. No. Ahí hiciste todo lo contrario a abandonarnos. Ahí nos llamaste a algo que pocas veces tenemos la suerte de vivir en una vida política en democracia. Ahí sentí que nos llamabas a una épica, a una patriada. A plantarse ante todos y todo para hacer lo que siempre habíamos querido hacer: patear el tablero, romper todo lo existente, toda esa mierda que nos habíamos comido al cerrar con los radicales. Ahí, ese día en que el teléfono sonó a las siete y del otro lado dijeron: “Chacho renuncia, venite ya al ministerio, nos vamos todos”. Ahí, ese día en que algunos nos plantamos y nos fuimos también. Ahí, un día antes de que la Cachorra dijera, mientras devorábamos los diarios y la vida, su primer palabra mirando una foto de Clarín: “Chacho”. Porque su primer palabra no fue “papá” o “mamá”. Dijo “Chacho” y yo me puse celoso. Seguro que vos te acordás, porque te contamos esta anécdota y te la facturé.

Como te decía. No nos abandonaste el día de la renuncia, Chacho. Nos abandonaste el día que les dijiste a Darío, a Juampi, al Turco, a Fernando y a tantos otros que no se tenían que ir, que no tenían que renunciar al gobierno porque el “riesgo país” y el “default” te lo iban a cargar a vos y te fuiste al mazo. Y te íbamos a seguir, Chacho. Y el que no te siguiera iba a ser un traidor. Pero te achicaste, Chacho. Y empezamos a sentirnos solos. Y ahí, en esa defección, se acabó la larga primavera, Chacho.

Pero eso ya lo superé. Los años pasaron y Cachorra ya no sabe quien sos y a mí me dice “papá te quiero mucho”.

Entonces te voy a decir lo que pienso de vos. Ahora.

Chacho. Chacho. Chacho. Pienso que sos el mejor analista político que tiene la Argentina. Y que tu carisma se mantiene intacto. Y que podés dar un discurso de tres horas en Rosario ante contadores y economistas expertos en Presupuesto, aburridos como un domingo de lluvia, y dejarlos alelados mirándote con cara de adolescentes enamorados. ¿O no me contaste esto, Norma?

Y también pienso las veces en que fui decidido a putearte de arriba abajo y a los cinco minutos tenía ganas de militar con vos.

Chacho. Chacho. Chacho. También pienso, mejor dicho, siento, quizás por esos años de sueños y militancia compartidos, que te entiendo que no quieras volver a la política activa. Que estás mejor con este cargo del Mercosur, cenando con Lagos, desayunando con Evo y disertando en Europa con la Adenauer. Todos nos vamos poniendo viejos, Chacho. Y a todos nos duele en la espalda los fracasos, Chacho. Claro que lo entiendo, Chacho.

Pero también pienso, y siento, también siento, que sos un pedazo de guacho. Que no tenés derecho a seguir mirándola de la tribuna y criticando a todos los que se siguen embarrando en la diaria, Chacho. Claro que somos todos unos pelotudos, pero pelotudos que seguimos soñando, Chacho. Porque nos seguimos embarrando en la diaria, Chacho, ¿sabías? Y entonces elegimos entre lo que hay, Chacho. Que no es lo perfecto, ni el ideal. Es lo que hay. Es lo que podemos hacer, que es poco. Demasiado poco.

Pero es algo, Chacho.

16 comentarios:

Gerardo Fernández dijo...

Muy, pero muy de acuerdo contigo.
Pero "muy" ¡Eh!!
Saludos

Anónimo dijo...

¡Pero está filadísimo, Mendieta! Que no decaiga. MEC

Anónimo dijo...

Hola!
soy la compañera de Juan, el de acá, y al leer la carta de amor y odio a Chacho siento que podría haberla firmado. Siguiendo en la línea, nuestros hijos tenían 13 y 11 años ...y lloraron. Eso no lo perdono. Pero coincido en que seguimos poniendo el cuerpo, y lo ponemos a pesar de los pesares!!!
Y es cierto: es sólo algo, pero por lo menos ES.
Dirás que consuelo de muchos..., pero es una GRAN ALEGRÍA el encontrar gente como vos.
Sigamos
Marcela

Anónimo dijo...

me contaba un compañero que el chacho trabajaba con vladimir corach en el mismo bufett.
y que chacho viajaba en colectivos. y en subte.
eran los tiempos de embarrarse en la cotidiana.

y todos nos vamos poniendo un poquito burgueses. y necesitamos que nos lleguen estas cartas de amor y de odio para que tiremos un cable a tierra.

Néstor Sbariggi dijo...

Mendieta algo así me siento acerca de hombre y lo aprecio. Lo aprecio más allá de otro análisis.

Un abrazo compañero.

Anónimo dijo...

Mendieta, si va por Gloria Mundi verá que el último post es sobre el Chacho y sus consejos a Néstor para no espantar a la "clase media".
Yo no tengo una relación de amor-odio con el Chacho, no fui de los suyos. Por esa época estaba muy ocupado intentando que no me ejecuten la vivienda y recuerdo que me sorprendió el entusiasmo militante de la escribana a la que acudí. ¡Una escribana! eso sí que era ampliar el espectro del centroizquierda, lo reconozco.
Lástima que en el camino cooptó y destruyó lo mejor de la izquierda orgánica dispuesta a salir del sectarismo. Lo sé porque quien lideraba esa movida (reunión de Unione e Benevolenza) y hoy es amigo, se enfrentó al ultimátum: "frente no: disolución o nada".
Para mí el Chacho nos abandonó cuando resignó la construcción de la Tercera Fuerza que venía desplazando al Radicalismo para formar esa Alianza sietemesina ¡con De la Rúa!
Sus gestiones para la rentreé de Cavallo cuando ya estaba afuera sólo ilustran mejor esa profunda capa gelatinosa que se esconde en lo profundo de su personalidad bajo la seductora superficie.
En fin, creo que el daño que nos produjo, una generación quemada por el escepticismo de que sea posible la opción progresista popular independiente, tardará mucho en ser superada.
En última instancia creo que fue un hombre de su tiempo, esos años '90 posmodernos con su progresismo moralista y difuso. Al menos la izquierda tradicional con sus Lenines, sus Gramscis o sus Sartres (por ejemplificar al azar) tenía una sustancia a la que se puede volver para comparar y corregir. De la gelatina chachista sólo rescato las buenas notas periodísticas que sigue dándonos Mario de Palermo.

Anónimo dijo...

A mi lo que me molesta de Chcaho no es su impresentable rol de comentarista superado, sino mas bien alguna de las siguientes cosas:
1. Haberlo llamado a Cavallo al gobierno de la Alianza y luego negarlo.
2. Despues de su renuncia etica, apoyar a un gobierno altamente corrupto.
3. Sus relaciones y la legitimacion-justificacion de personajes nefastos como Alberto F., Duhalde el malo, intendentes y sindicalistas del aparato, etc.
4. Su falta de autocritica.
5. Su necesidad de estar cerca del poder, aunque mas no sea, para que le muestren como hacen para mantenerse.
6. Su falta de proyecto colectivo.
7. Y como antes y ahora, su inmenso amor propio.

Y si Chacho, fueron años de cartas de amor, depues de lo que nos hiciste solo me quedan de las otras...

Anónimo dijo...

No soy quien para pasar facturas a Chacho. En todo caso elegí subirme a ese tren que en el 93 en pleno auge de la desocupación y el menemato nos hizo festejar 1(un) diputado en provincia (un tal Pino Solanas), terciar en la constituyente del 94, Frepaso mediante ser la segunda fuerza nacional en el 95, ganar la provincia a Duhalde en el 97, y llegar en una Alianza chota al gobierno en 99. ¿Errores? una tonelada. Pero me hago algunas preguntas: ¿puede prescindir esta etapa de recuperación de tipos como Chacho? Creo que la respuesta es no. Lo vimos en la discusiòn por la 125: no sobra nada. Si no existiera esa necesidad no se estaría hablando de una hipotética candidatura de NK en provincia.
Si Scioli es visto como parte de la táctica, si cerrar con Busti y Reutemann también. Si lo que hay enfrente es vomitivo. Si lo que parecía el costado se volvió sojero. Entonces: a medir a Chacho ... y quien te dice un ex presidente en provincia y un ex vice presidente en capital... Sería una muestra de militancia superlativa.

Mario Paulela dijo...

No fue acaso Chacho nuestra salida en los oscuros tiempos de Menem? En mi caso, me aferré a su liderazgo reluctante, siempre remiso a asumirse como factor a la hora de que el progresismo (no había blancos y negros por entonces) tomara el poder. Lo seguí aunque nunca entendí que elegiera quedar segundo entodo, siempre detrás de un jetón. Al principio pensé que era una estrategia, después pensé que era otra cosa. Voté a De la Rúa por él y me fui de ese gobierno de mierda con él. Festejé que se hubiera ido porque me pareció digop y porque no defraudaba la imagen testimonial, fuertemente ética de su figura que todavía tengo de él. La agachada de Cavallo... y bueno. Todos hemos tenido que agachar alguna vez. Lo sigo queriendo y me puse contento cuando Néstor lo reivindicó con el cargo en el Mercosur. Pero está más viejo y algo menos audaz. Siempre he epnsado que un hombre con su claridad ideológica y su fuerza ética sería determinante en el Proyecto Nacional. Sigo pensando que es un hombre necesario y que algún día se lo valorará (o se valorará su aporte a la causa nacional) como lo hacemos con Scalabrini, Jauretche o Cooke (con las lógicas categorías y diferencias). Yo también siento ese curioso amor-odio. Pero no pudo olvidarme que fue él, en un momento, uno de los poquitos que se plantó al menemato en los tiempos duros, cuando el neoliberalismo era la religión de la mayoría y la revista Caras pudría más cabezas que lo que hoy hace el paco. No es poco.
Saludos
MP

Eva Row dijo...

Recibí la noticia de la renuncia de Chacho con esperanza. Pensé que eso era el comienzo de una batalla desde afuera. Pero cuando ví que la mujer lo abrazaba en público con lágrimas en los ojos, me dí cuenta ahí que se terminaba todo, que se pretendía dramatizar la cosa y darle color de gesto republicano heróico a algo que era una miserable huída cobarde, sólo para salvar su pellejo. Chacho es el Poncio Pilatos de la historia argentina.
Lo que me alegra es que haya contribuído a traer a Cavallo, porque sin quererlo, hizo hundirse también a Cavallo, y eso resultó muy operativo, porque de no haber sido así, hubiera quedado como recurso de reserva para ser llamado por un Gobierno posterior al derrumbe. El aplastamiento de Cavallo y su expulsión del poder por la asonada popular por el corralito, terminaron con este personaje nefasto que conservaba su aureola de haber detenido la inflación con el 1 a 1.
De cualquier manera Mendieta, tu post es muy fuerte y conmovedor.

Nicolás Tereschuk (Escriba) dijo...

Es para amasijarlo. No lo soporto. Pero si me dicen: vamos todos contra Macri atrás de este fulano, vamos. Que se vayan a la puta que los parió.
Un abrazo

guille dijo...

Chacho Chacho ,un brillante orador ,pesimo estratega ,internas abiertas
contra los aparatos del pj-pami (bordon) y la ucr (de la rua).
Te respetamos y seguimos pero se fue aflojando como cuando das la mano ,flaxida ,como sin interes en saludar.

Unknown dijo...

Cuánto hay del fracaso de Chacho hoy, cuánto poco hay en el progresismo de memoria que Chacho aocnseja como no espantar a la clase media, la misma que espant{o a todo su gobierno?

Anónimo dijo...

genial.

abrazo

juan cruz

El Canilla dijo...

Muchos hemos pasado por esas naves.
Hemos aprendido a navegar ?

Daniel San Cristobal dijo...

Mendieta: buscando algo para hablar de aquella experiencia encontré este viejo post tuyo. Me gustó. Esuve ahí. Nada, eso. Lo linkee.