17 octubre 2008

Día de la Traición

Ya sé que hoy es el día. Claro que lo sé, cómo me voy a olvidar. Y sin embargo, no sé. Me cuesta hablar sobre eso. Sobre todo por qué no sé muy bien sobre qué estaríamos hablando, pero también porque cuando las cosas se vacían, cuando la historia ya es historia, es muy ruin llenarla con lo que se te ocurre aprovechando la circunstancia.
En primer lugar, dejá que te lo diga, hay cosas de las cuales no hay que andar alardeando por ahí. Hay cosas que se hacen en silencio, sin decir nada, perfil bajo y que, en todo caso, te lo reconozcan los demás y no vos mismo poniéndote una remera estampada en blanco y negro con el pinto. Porque las verdades no se dicen. Se hacen.
Por otro lado, dejame seguir, que estoy misteriosamente locuaz, hay cosas que no hay que andar hablando con cualquiera. Ésta ponele. Porque no hay que andar tirando margaritas a los chanchos. Como esa anteúltima vez que cometí el error pequeñoburgués de decirle a un compañero progresista -en la cara, eso sí- “la diferencia entre nosotros es que yo tengo códigos”. Que mal que estuve ese día, ¿sabés? Porque cuando llega ese instante en la vida en que vos tenés que aclarar que tenés códigos es cuando acabás de empezar a perderlos. Es como esos que te dicen “yo soy de barrio”, estirando las r. Insisto, que estoy insistente aparte de locuaz, yo no soy nada. Soy lo que puedo ser, apenas.
Aparte, y escuchame por favor, ¿qué festejamos?, ¿qué conmemoramos? ¿El liderazgo o aquel liderazgo? ¿La conducción o aquella conducción? ¿Aquellas realizaciones? ¿Lealtad al tipo? ¿A las ideas? Porque no es menor saber eso. Si no tendría que haber andado festejando este día en la década del 90 y la verdad que en la década del 90 no festejé un carajo precisamente por intentar vanamente ser leal. Traicioné, en los 90, tratando de ser leal, ¿sabés? Me fui, y me voy a volver a ir todas las veces que sea necesario. Traicioné, y voy a volver a traicionar las veces que sea necesario, tratando de ser leal.
También, hay que decirlo, alguna vez hay que decirlo, aquel 17 cruzaron el Riachuelo nadando no por lealtad. Lo cruzaron, o caminaron desde Urquiza, desde Lugano, desde Ciudadela, no por lealtad. Lo hicieron porque defendían cosas de ellos, cosas que nunca habían tenido y habían empezado a tener. Derechos, ponele. Lo hicieron por interés, que tanto. Y está muy bien que así sea. ¿O sólo pueden hacer cosas por interés los ricos y los poderosos? No querido, nosotros también podemos y debemos hacer las cosas por interés. La lealtad viene después, cuando ser no garpa. En la Resistencia ponele. Esos sí tienen derecho a festejarse el Día de la Lealtad, aunque vayan quedando cada vez menos. Yo no.
Porque aunque el tiempo pase aprisa y ya me duelan las articulaciones al levantarme, sigo siendo un poco anarquista y bastante gil. Porque creo, a pesar de todo, creo. Y la única Lealtad que me va quedando, y que espero nunca perder, aunque no sé, porque nunca se sabe, es con los humildes y con los buenos corazones. Que por suerte, a pesar de todo y de todos, siguen siendo la primera mayoría.
Por ellos, y por mí, a todos los demás soy capaz de traicionarlos el 18 de octubre.

10 comentarios:

Nicolás Tereschuk (Escriba) dijo...

Otra que la demendietización. Ya agarró la mano rápida de la autopista.
Saludos

Anónimo dijo...

Lo mejor que leí hoy, muy bueno.

Sergio De Piero dijo...

Cruzaron a nado defendiendo sus derechos, y también fueron leales a un modo de defenderlos, mas allá del liderazgo, creo. Muy bueno
salutti

Andrés el Viejo dijo...

Excelente comentario, Mendieta. Yo le agregaría que la Resistencia también peleaba por lo suyo, por intereses, que en esa circunstancia se resumía en la vuelta de Perón.
Un abrazo

manolo dijo...

Mendieta.
La Lealtad siempre tuvo doble mano, y como se pasa por alto tenemos tenemos “Dirigencias descartables”.
Cualquiera, con un poco de suerte, puede convertirse en Conductor; lo difícil es mantenerse.
Solo hay que mirarlo a Don Raul Ricardo, durante 20 años todo el pais politico giro a su alrededor.
83, la Renovación, Menem vs Cafiero, Pacto de Olivos, Alianza, etc.
¿Y ahora?, no puede armar ni una lista para el centro de jubilados.
Un abrazo y no se insole compañero

Anónimo dijo...

¿podemos separar las ideas, de los sujetos y de los hechos? Y en todo caso, si podemos decirlo todo con cinco letras ¿por qué no? Y así, de paso, cruzamos muchos más..

Mendieta, sepa que es un grosso y que menos no esperabamos de usté.

Eva Row dijo...

Mendieta, la Lealtad también es por interés. Pero no tiene nada de malo. La palabra interés tiene mala prensa desde que la hipocresía ganó el mundo de las ideas, o mejor dicho, atrapó la mente de la gente ingenua. Una Lealtad sin interés es una cosa de idiotas. La Lealtad es como la mezcla de cemento que hace que la suma de ladrillos formen una pared.
Desde el republicanismo se ve a la Lealtad como un menoscabo de la libertad. Pero otra vez, la libertad tampoco está exenta de su ingrediente antagónico que es la servidumbre. La verdadera libertad es la de elegir de quien o de qué se es esclavo. Sin esa bastardeada Lealtad peronista que nos permitió tener gobierno después de la catástrofe del 2001, la sociedad argentina hubiera quedado presa de una guerra civil y de sus captores acreedores. Eterna gratitud a la Lealtad peronista, así como repudio a quienes la traicionaron desde la conducción.

Mario Paulela dijo...

No me quiero poner poético, pero hay una lealtad a uno mismo, a sus miedos, a la mesa que hay que parar todos los días y al tipo que te mostró que vos eras una persona. Hay lealtades así. Por ahí no duran, pero así somos. Lo que duren, valen, eso sí.
Muy buen post. Muy bueno.
Saludos
MP

Lucía Foos dijo...

Mendieta. A veces hace falta cambiar para seguir siendo los mismos.

Muy bueno, señor. Lo felicito.

Anónimo dijo...

Mendieta: Ud rima Lealtad con Dignidad. Gracias.