Cuando el partido está cerrado. Cuando aunque tu equipo vaya al frente, choca una y otra vez contra la muralla defensiva del adversario. Cuando tirás uno y mil centros que vuelven más rápido de lo que fueron hasta tu propio lado de la cancha. Cuando los minutos pasan y pasan y el murmullo de la popular empieza a escucharse hasta en la tribuna visitante.
Cuando pasa todo eso. Corazón, mente fría, pases cortos y, sobre todo, abrir la cancha.
Desde hoy, en Artepolitica, juegan todos los que quieran jugar. De local. Vamos, vamos, ¿quién se prende?
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