A veces se dice tantas veces lo mismo que terminamos por creerlo. Y una de las cosas que se repiten y se repiten, y que muchos luego terminan repitiendo porque lo escucharon, es que nuestra "clase política" debiera renovarse.
Bien. Esa afirmación no resiste ni cinco minutos de análisis serio.
Podría -pero me da fiaca- hacer un laburo serio y linquear los diarios de hace 10 años y allí veríamos que no aparecen en los análisis, como "dirigentes políticos nacionales", ninguno de estos nombres: Cobos, Carrió, Morales, Sanz, Macri, De Narvaez, Alfonsín Jr., etcétera, etcétera. Ni siquiera Néstor Kirchner califica en 2000.
Diez años. No es nada en la historia de un país.
La política argentina tiene una "tasa de renovación" en su dirigencia (lo acabo de inventar o existe?) altísima.
Y de vez en cuando, incluso, aparece alguno bueno. Esos tienen chances de seguir apareciendo dentro de diez.
28 marzo 2010
23 marzo 2010
Babositud hermanoril.
Esta es la nota que publicó Página 12 de hoy sobre el documental Padres de la Plaza.
Se proyecta esta tarde noche (19 y 21 hs) en el Gaumont de Buenos Aires, el jueves a las 19 en el Auditorio de la Comisión por la Memoria de La Plata y el viernes a las 20:30 en el Teatro Municipal de Morón.
Después vamos a hacer fuerza para que se estrene en los cines. Y después en la tele (teléfono Canal 7!).
Y después vamos a hacer más fuerzas para llevarla a los barrios, a las fábricas, a las universidades y a donde sea.
Ah, la baba del título es por mi hermano, que está en esta foto y que junto a otros hermanos del alma la hicieron.
Se proyecta esta tarde noche (19 y 21 hs) en el Gaumont de Buenos Aires, el jueves a las 19 en el Auditorio de la Comisión por la Memoria de La Plata y el viernes a las 20:30 en el Teatro Municipal de Morón.
Después vamos a hacer fuerza para que se estrene en los cines. Y después en la tele (teléfono Canal 7!).
Y después vamos a hacer más fuerzas para llevarla a los barrios, a las fábricas, a las universidades y a donde sea.
Ah, la baba del título es por mi hermano, que está en esta foto y que junto a otros hermanos del alma la hicieron.
22 marzo 2010
Más buenas noticias.
María Esperanza hace un post cortito pero que no tiene que pasar desapercibido acá: crecimiento de la matrícula escolar por la Asignación Universal por hijo e incorporación al calendario gratuito de las vacunas contra la meningitis y la neumonía.
Bien. Quiero sumar otra más, antes de que también pase desapercibida:
Dice Clarin de hoy, acá: "La falta de agua potable causa más muertes (en el mundo) que cualquier otra fuente de violencia". Fuente: Informe de la ONU.
Y dice Crítica acá: "Argentina. Menos gente vive en villas gracias a obras de agua y saneamiento". Fuente: Informe de la ONU.
Caramba. ¿Se tratará del mismo informe? Como es tarde y tengo que madrugar no tengo tiempo de buscar, pero si alguien se copa, navegue por acá y vemos. Chas gracias.
Bien. Quiero sumar otra más, antes de que también pase desapercibida:
Dice Clarin de hoy, acá: "La falta de agua potable causa más muertes (en el mundo) que cualquier otra fuente de violencia". Fuente: Informe de la ONU.
Y dice Crítica acá: "Argentina. Menos gente vive en villas gracias a obras de agua y saneamiento". Fuente: Informe de la ONU.
Caramba. ¿Se tratará del mismo informe? Como es tarde y tengo que madrugar no tengo tiempo de buscar, pero si alguien se copa, navegue por acá y vemos. Chas gracias.
La culpa
Carajo, como odio la culpa. Te odio culpa. Te odio porque nunca se te ocurre ir a darte una vuelta por ahí, buscarte alguien más interesante a quien acompañar por la vida y dejarme en paz.
Te odio, porque ahora yo empiezo la semana y me levanto y hago mates y me pongo a escuchar a JPV en la radio y me digo: tengo que escribir ese post de política que anoche pensé y que estaba bueno y que iba a dar cuenta que no estoy terminado. Que a pesar de estar roto todavía tengo algo por decir. Algo que sea novedoso, que tire una punta para pensar y que haga que este blog no decaiga a las profundidades de las fosas que hay en el Pacífico.
Pero claro, culpa, en vez de ponerme a escribir me decís: fijate que escribió Lucas, al que dejaste plantado el sábado, cuando volvía de Tandil para verte a vos y charlar. Y entonces leo que me llamó primero cuando bajó del bondi y yo, que andaba buscando la mejor combinación de antigripales, antidepresivos y antipiréticos que me permitieran levantarme del sillón para ir al Gardel de Medellín. Pero no funcionó. Seguí sintiéndome mal. Y ojo culpa, de esto no puedo achacarte nada. Esto se lo achaco al fracaso. Claro que no sé si al fracaso del antigripal, del antipirético o del antidepresivo. Son unos fracasados conmigo muchachos.
Igual esto es para vos, culpa. Me tenés podrido. Porque tengo que dedicarme a cosas más importantes que a vos y me rompés las pelotas. Que no escribís nada como la gente, que dejás a tus amigos tirados en Constitución para que los afanen, que dejás los libros a mitad de leer -incluso los mejores-, que dejás tu vida abandonada.
Pero ya te dije. No puedo ocuparme de vos ahora culpa. Estoy preocupado y ocupado, culpa. Porque lo más importante que tengo en la vida anda con problemas, culpa. (Ya sé culpa, debo tener una parte tuya también en eso, no es necesario que me lo recuerdes ahora, que estoy escribiendo). Y no sé muy bien qué hacer, ni si lo que estoy haciendo, lo que hice y lo que haré estuvo bien hecho, está bien hecho, estará bien.
Tengo un amigo que dice que los políticos debieran ser célibes. Como los curas. O sea: que tengan sexo, claro. Pero nada de tener familia, ni mucho menos enamorarse y muchísimo menos tener hijos. Si tenés esos placeres y esas responsabilidades (carajo, me acabo de dar cuenta que hasta los máximos placeres implican obligaciones, debo estar madurando) no te podés dedicar a tu amante de siempre: la política. Ni a la otra amante, esa que incluso es más que el sexo erótico de una buena discusión política: la literatura.
Y quizás por eso nunca llegue a ser un "buen" político ni a escribir un puto cuento. Cuando las papas queman me chupa un huevo la política y hasta Abelardo Castillo. Antes no era así. Antes de ser padre no era así. Pero ya no.
Le decía a otro amigo, el sábado, al que admiro porque el sí escribe libros y que encima están buenos: no puedo escribir, ni leer, ni pensar cuando estoy demasiado bien ni cuando estoy preocupado de verdad. Claro que puedo escribir cuando estoy angustiado, con esa angustia existencial que vos, culpa, me recordás cada vez que salgo a la calle. Pero cuando estoy preocupado no puedo. No puedo ni siquiera ir a chupar cervezas con los amigos. Entonces aprovecho el fin de semana -donde la culpa de no ir a laburar se va por un par de días, donde no me toca estar con Cachorra, donde Rulitos me hace canelones y me prepara té de manzanilla- para enfermarme y que me duela la garganta y me suba fiebre.
Ahora en un rato, culpa, me voy a encontrar con Cachorra y todas las energías que guardé en cama este fin de semana van a ser para ella. Que lo anda necesitando. Y voy a reír, voy a cocinar rico, voy a hacer la tarea de quinto grado cuando vuelva de laburar y vamos a ir a andar en bicicleta al parque.
Así que tomatelás, culpa, que te voy a cagar a trompadas y está sonando el timbre.
Te odio, porque ahora yo empiezo la semana y me levanto y hago mates y me pongo a escuchar a JPV en la radio y me digo: tengo que escribir ese post de política que anoche pensé y que estaba bueno y que iba a dar cuenta que no estoy terminado. Que a pesar de estar roto todavía tengo algo por decir. Algo que sea novedoso, que tire una punta para pensar y que haga que este blog no decaiga a las profundidades de las fosas que hay en el Pacífico.
Pero claro, culpa, en vez de ponerme a escribir me decís: fijate que escribió Lucas, al que dejaste plantado el sábado, cuando volvía de Tandil para verte a vos y charlar. Y entonces leo que me llamó primero cuando bajó del bondi y yo, que andaba buscando la mejor combinación de antigripales, antidepresivos y antipiréticos que me permitieran levantarme del sillón para ir al Gardel de Medellín. Pero no funcionó. Seguí sintiéndome mal. Y ojo culpa, de esto no puedo achacarte nada. Esto se lo achaco al fracaso. Claro que no sé si al fracaso del antigripal, del antipirético o del antidepresivo. Son unos fracasados conmigo muchachos.
Igual esto es para vos, culpa. Me tenés podrido. Porque tengo que dedicarme a cosas más importantes que a vos y me rompés las pelotas. Que no escribís nada como la gente, que dejás a tus amigos tirados en Constitución para que los afanen, que dejás los libros a mitad de leer -incluso los mejores-, que dejás tu vida abandonada.
Pero ya te dije. No puedo ocuparme de vos ahora culpa. Estoy preocupado y ocupado, culpa. Porque lo más importante que tengo en la vida anda con problemas, culpa. (Ya sé culpa, debo tener una parte tuya también en eso, no es necesario que me lo recuerdes ahora, que estoy escribiendo). Y no sé muy bien qué hacer, ni si lo que estoy haciendo, lo que hice y lo que haré estuvo bien hecho, está bien hecho, estará bien.
Tengo un amigo que dice que los políticos debieran ser célibes. Como los curas. O sea: que tengan sexo, claro. Pero nada de tener familia, ni mucho menos enamorarse y muchísimo menos tener hijos. Si tenés esos placeres y esas responsabilidades (carajo, me acabo de dar cuenta que hasta los máximos placeres implican obligaciones, debo estar madurando) no te podés dedicar a tu amante de siempre: la política. Ni a la otra amante, esa que incluso es más que el sexo erótico de una buena discusión política: la literatura.
Y quizás por eso nunca llegue a ser un "buen" político ni a escribir un puto cuento. Cuando las papas queman me chupa un huevo la política y hasta Abelardo Castillo. Antes no era así. Antes de ser padre no era así. Pero ya no.
Le decía a otro amigo, el sábado, al que admiro porque el sí escribe libros y que encima están buenos: no puedo escribir, ni leer, ni pensar cuando estoy demasiado bien ni cuando estoy preocupado de verdad. Claro que puedo escribir cuando estoy angustiado, con esa angustia existencial que vos, culpa, me recordás cada vez que salgo a la calle. Pero cuando estoy preocupado no puedo. No puedo ni siquiera ir a chupar cervezas con los amigos. Entonces aprovecho el fin de semana -donde la culpa de no ir a laburar se va por un par de días, donde no me toca estar con Cachorra, donde Rulitos me hace canelones y me prepara té de manzanilla- para enfermarme y que me duela la garganta y me suba fiebre.
Ahora en un rato, culpa, me voy a encontrar con Cachorra y todas las energías que guardé en cama este fin de semana van a ser para ella. Que lo anda necesitando. Y voy a reír, voy a cocinar rico, voy a hacer la tarea de quinto grado cuando vuelva de laburar y vamos a ir a andar en bicicleta al parque.
Así que tomatelás, culpa, que te voy a cagar a trompadas y está sonando el timbre.
21 marzo 2010
Yo pienso de que...
Este miércoles vamos a ser muchos, pero muchos, en la Plaza de Mayo y en cada plaza del país.
Imagen via Ficcionalista
Imagen via Ficcionalista
20 marzo 2010
19 marzo 2010
Plantando el equipo 2011
Este post de Artemio es de esos que me gusta leer para ponerme a reflexionar. Porque se empieza, embrionariamente, pero se empieza, a teorizar en estrategias y tácticas de mediano y largo plazo en cuanto a la configuración del escenario político nacional y de sus implicancias electorales.
El desafío es pensar algo que pueda ir un poco más allá que el "minuto a minuto" que los massmedia nos ofrecen de las trabas institucionales en el Senado y la Cámara de Diputados de la Nación. Este minuto a minuto, tan propio de la lógica de espectacularización y mediatización de la política -y que hoy acapara el 99% de los artículos de analistas y editorialistas- nos pone frente al serio riesgo de equivocar no sólo el análisis del presente más inmediato ("Iupi, hoy ganamos la votación del proyecto de declaración de la Fiesta del Chancho Rengo en la Comisión de Asuntos Municipales", podría ser una cercanamente futura declaración de algún diputado oficialista u opositor de seguir en este camino) si no, y sobre todo, de errarle fiero al vizcachazo en una prospectiva un poco más ambiciosa.
Permitanmé una digresión de un párrafo, me voy a dar una vueltita y vuelvo: una de las consecuencias evidentes de este ineludible fenómeno mundial de "espectacularización política" (cuyas causas, por cierto hay que buscarlas en los acentuados cambios sociales introducidos por el desarrollo exponencial de los medios masivos, en especial los electrónicos) es la utilización de metáforas deportivas para los entuertos políticos. Desde la visión crítica del pasado domingo escrita por Mario Wainfeld en Página (confesión: estaba escribiendo algo así el sábado a la noche hasta que se me ocurrió abrir el Página para ver si ya estaba colgado y leí esta nota. Delete y a dormir, que pasaba por copión); hasta los remanidos editoriales de Joaquín Morales Solá. Pero lejos se está de poder trasladar mecánicamente la lógica deportiva al "lid" política. Ejemplo tonto: cuando tu equipo mete un gol, el gol es aceptado como tal por todos una vez que el árbitro lo sancionó. Cuando en política tu fuerza "mete un gol" puee ser gol para los propios, un error para los analistas y hasta ser visto como "un gol en contra" para tus adversarios. Otro ejemplo: un partido de algo empieza y termina a los xx cantidad de minutos. En la política no hay un comienzo del partido ni un final. Y a lo sumo, el final, es el día de contar los votos en la elección.
Bueno, volví. Y para contradecirme con todo lo anterior, voy a usar una metáfora futbolística un poco extraña. En vez de considerar las distintas fuerzas políticas como distintos equipos que se enfrentan voy a hacer de cuenta que todas son once jugadores de un mismo equipo y ver cómo se para tácticamente en la cancha. La cancha es la sociedad.
Hoy por hoy, si proyectamos el presente en una rara mezcla de intención de voto con imagen pública creo que el equipo se para así: tres en el fondo decididamente kirchneristas. Un cuadrado en el medio, donde los dos más retrasados (doble cinco?) simpatizan solo un poquito con los del fondo, pero no terminan de integrarse en un circuito que los contenga y los interpele. A los otros dos, que están parados diez metros delante de la línea del mediocampo, les pasa algo similar pero con los delanteros: los miran con anhelo y confusión. ¿Estos cuatro del medio son la mayor parte de la clase media?
Por último: tres delenteros irreductiblemente opositores que, para colmo, cada uno juega la individual.
Sintetizando: hoy la cosa esta parada con un 3-2-2-3.
Si fuera el DT oficialista, trataría de ir cambiando ese esquema. El objetivo sería llegar a tener un 4-3-1-2 para el partido del 2011.
Digo, para hacerme el Bielsa.
El desafío es pensar algo que pueda ir un poco más allá que el "minuto a minuto" que los massmedia nos ofrecen de las trabas institucionales en el Senado y la Cámara de Diputados de la Nación. Este minuto a minuto, tan propio de la lógica de espectacularización y mediatización de la política -y que hoy acapara el 99% de los artículos de analistas y editorialistas- nos pone frente al serio riesgo de equivocar no sólo el análisis del presente más inmediato ("Iupi, hoy ganamos la votación del proyecto de declaración de la Fiesta del Chancho Rengo en la Comisión de Asuntos Municipales", podría ser una cercanamente futura declaración de algún diputado oficialista u opositor de seguir en este camino) si no, y sobre todo, de errarle fiero al vizcachazo en una prospectiva un poco más ambiciosa.
Permitanmé una digresión de un párrafo, me voy a dar una vueltita y vuelvo: una de las consecuencias evidentes de este ineludible fenómeno mundial de "espectacularización política" (cuyas causas, por cierto hay que buscarlas en los acentuados cambios sociales introducidos por el desarrollo exponencial de los medios masivos, en especial los electrónicos) es la utilización de metáforas deportivas para los entuertos políticos. Desde la visión crítica del pasado domingo escrita por Mario Wainfeld en Página (confesión: estaba escribiendo algo así el sábado a la noche hasta que se me ocurrió abrir el Página para ver si ya estaba colgado y leí esta nota. Delete y a dormir, que pasaba por copión); hasta los remanidos editoriales de Joaquín Morales Solá. Pero lejos se está de poder trasladar mecánicamente la lógica deportiva al "lid" política. Ejemplo tonto: cuando tu equipo mete un gol, el gol es aceptado como tal por todos una vez que el árbitro lo sancionó. Cuando en política tu fuerza "mete un gol" puee ser gol para los propios, un error para los analistas y hasta ser visto como "un gol en contra" para tus adversarios. Otro ejemplo: un partido de algo empieza y termina a los xx cantidad de minutos. En la política no hay un comienzo del partido ni un final. Y a lo sumo, el final, es el día de contar los votos en la elección.
Bueno, volví. Y para contradecirme con todo lo anterior, voy a usar una metáfora futbolística un poco extraña. En vez de considerar las distintas fuerzas políticas como distintos equipos que se enfrentan voy a hacer de cuenta que todas son once jugadores de un mismo equipo y ver cómo se para tácticamente en la cancha. La cancha es la sociedad.
Hoy por hoy, si proyectamos el presente en una rara mezcla de intención de voto con imagen pública creo que el equipo se para así: tres en el fondo decididamente kirchneristas. Un cuadrado en el medio, donde los dos más retrasados (doble cinco?) simpatizan solo un poquito con los del fondo, pero no terminan de integrarse en un circuito que los contenga y los interpele. A los otros dos, que están parados diez metros delante de la línea del mediocampo, les pasa algo similar pero con los delanteros: los miran con anhelo y confusión. ¿Estos cuatro del medio son la mayor parte de la clase media?
Por último: tres delenteros irreductiblemente opositores que, para colmo, cada uno juega la individual.
Sintetizando: hoy la cosa esta parada con un 3-2-2-3.
Si fuera el DT oficialista, trataría de ir cambiando ese esquema. El objetivo sería llegar a tener un 4-3-1-2 para el partido del 2011.
Digo, para hacerme el Bielsa.
18 marzo 2010
Decodificando a Novaro
El amigo Novaro -que también tiene blog, no se vayan a creer- escribe ayer esta más que interesante nota en Clarín, cuyo título merece ser reiterado: "Que la oposición no cometa los errores de la Alianza".
Solo dos cositas, así. al pasar, mientras leo el Ambito Financiero:
a) Supongo que Novaro hace una especie de autocrítica, ya que lo recuerdo con afecto desde que era uno de los jovenes intelectuales del fernandezmeijidismo.
b) Estaría bueno que lean la nota, pero, en un servicio ciudadano, republicano e institucionalista más de este humilde blog, voy a resumir sus 6000 caracteres de esmerada prosa en una frase (recuerden, lo mío es la prensa): "Muchachos, no sean boludos de seguir peleándose entre todos que no llegamos".
Y tiene razón.
Solo dos cositas, así. al pasar, mientras leo el Ambito Financiero:
a) Supongo que Novaro hace una especie de autocrítica, ya que lo recuerdo con afecto desde que era uno de los jovenes intelectuales del fernandezmeijidismo.
b) Estaría bueno que lean la nota, pero, en un servicio ciudadano, republicano e institucionalista más de este humilde blog, voy a resumir sus 6000 caracteres de esmerada prosa en una frase (recuerden, lo mío es la prensa): "Muchachos, no sean boludos de seguir peleándose entre todos que no llegamos".
Y tiene razón.
16 marzo 2010
Votá porteño!
Voten acá.
Mendieta no se pierde oportunidad de votar nunca. Sindicato, cooperadora escolar, elecciones a consejero escolar, lista en el club del barrio. Diría Pinti que soy de lo peor. Un espíritu de "puntero", solo que fracasado.
En esta bancamos a Fontanarrosa por motivos obvios. Y por agradecimiento.
En serio. Votá. Así botamos a Ramón Falcón.
Mendieta no se pierde oportunidad de votar nunca. Sindicato, cooperadora escolar, elecciones a consejero escolar, lista en el club del barrio. Diría Pinti que soy de lo peor. Un espíritu de "puntero", solo que fracasado.
En esta bancamos a Fontanarrosa por motivos obvios. Y por agradecimiento.
En serio. Votá. Así botamos a Ramón Falcón.
Cuando la patria está en juego
Según informa La Nación acá, la Comisión Bicameral que ayer dictaminó por la nulidad del DNU, tuvo algunos inconvenientes para sesionar debido a que un radical estaba demorado culpa de un vuelo retrasado. Así que lo esperaron haciendo largos discursos.
Claro que el senador Mestre, que de él se trata, llegó a Aeroparque y tardó un rato más porque tuvo que ir a cambiarse el jean y la remera por traje y corbata.
Esos son senadores eh!
Ah, también parece que la Comisión comenzó a sesionar antireglamentariamente, pero para nosotros es un detalle menor. Porque lo que de verdad importa es la pinta y no las boludeces.
Claro que el senador Mestre, que de él se trata, llegó a Aeroparque y tardó un rato más porque tuvo que ir a cambiarse el jean y la remera por traje y corbata.
Esos son senadores eh!
Ah, también parece que la Comisión comenzó a sesionar antireglamentariamente, pero para nosotros es un detalle menor. Porque lo que de verdad importa es la pinta y no las boludeces.
14 marzo 2010
Salud Universal
Gracias al amigo Tomás, y vía Twitter, donde es @Tom Olava, me vengo a entarar de esta nota de El País de España.
Sinteticamente, un abogado defensor de los derechos de los animales, enojado porque declararon de Interés Cultural las corridas de toros, propone que también la siesta sea declarada "Bien de Interés Cultural".
En este blog, que supo hacer punta en la estrecha relación que debe haber entre la reivindicación de una buena siesta y la alegría popular, y que al mismo tiempo es un admirador de las corridas taurinas, como Contradicto y el recordado Andrés, decimos:
Unidad, Unidad!
El pueblo siestero, jamás será pajero!
¡El pueblo taurino, duerme siesta y chupa vino!
Chau. Me voy a apoliyar.
Sinteticamente, un abogado defensor de los derechos de los animales, enojado porque declararon de Interés Cultural las corridas de toros, propone que también la siesta sea declarada "Bien de Interés Cultural".
En este blog, que supo hacer punta en la estrecha relación que debe haber entre la reivindicación de una buena siesta y la alegría popular, y que al mismo tiempo es un admirador de las corridas taurinas, como Contradicto y el recordado Andrés, decimos:
Unidad, Unidad!
El pueblo siestero, jamás será pajero!
¡El pueblo taurino, duerme siesta y chupa vino!
Chau. Me voy a apoliyar.
De Ferro a Plaza de Mayo.
Estuve en los dos lados. En Ferro el jueves y en la Plaza de Mayo el viernes. Y veo que están escribiendo cosas muy interesantes Gerardo, Martín, Lucas y –lo pongo último porque no lo conocía, pero creo que da en la tecla-Federico.
Quizás el contar el por qué de mi presencia en cada una de las marchas sea un modesto aporte que sirva para seguir reflexionando.
Al acto de Ferro estuve a punto de no ir. Tengo muchos amigos en el Evita y en el Frente Transversal y respeto por ambas construcciones, pero no estoy encuadrada en ellas (de hecho, la puta madre, no estoy encuadrada en ninguna). Esa mañana había empezado a laburar a las ocho de la mañana y terminé a las seis y media de la tarde. Exhausto. Ya lo dije alguna vez, con una sincera mezcla de justificación, culpa y excusa: cuando sos funcionario tu primer deber militante es trabajar muy en serio. Pero cuando bajé del subte sonó el teléfono y era mi hermano diciéndome: vamos a Ferro cabezón. Así que fui y me sorprendí: muchísima gente (no solo en el estadio. Afuera había como seis cuadras de compactas columnas que nopueideron entrar), muchísimos muchísimos pibes y mucha pero mucha mística. Contagiosa mística. Recuerdo haber puesto en el twitter: qué cómodo me siento entre tanta militancia.
Porque eso es lo que había ahí: militancia popular. La que se construye en los barrios populares y en los sectores populares.
A la convocatoria de 6,7,8 fui de casualidad. Camino a casa de mi hermana, saliendo del laburo, pasé por Plaza de Mayo. Mientras caminaba por Avenida de Mayo iba -reconozco- con la sospecha de que iba a ser un fiasco. La verdad es que nunca funcionaron muy bien que digamos las convocatorias por Facebook o por internet. Es tan sencillo dar un clic de que voy a ir y tan dificil tomarse el colectivo.
Pero al llegar también me sorprendí mucho por la convocatoria. Nunca fui bueno para calcular cantidades en las marchas, pero creo que había como 6,7,8 mil personas. Autoconvocadas. Sueltas. Muy clasemedieras y, posta, con mucha mística. Una mística que me pareció semejante a la que a veces tenemos en la blogosfera. La mística de ir en contra del discurso massmediático concentrado. La mística de la argumentación contra "lo dado". Los que estaban cantaban, si. Saltaban, si, también. Pero sobre todo hablaban. Hablaban entre ellos, discutían, intercambiaban.
Y acá es donde quiero retomar algo que vengo diciendo hace mucho tiempo, sobre todo por fuera del blog. Sobre todo cuando tomo mates o cervezas con compañeros de la blogosfera: claro que yo también tengo mucho para criticar -y lo hago- a la clase social de la cual formo parte integralmente (en recursos, en standard de vida, en consumos culturales, en consumo, etc.). Pero sobre todo tengo mucho para autocriticarme por no ser capaz de convencer a mis "semejantes" de las bondades -con todos sus defectos, con todas sus limitaciones- del proyecto político que hoy es gobierno.
No es tiempo de "proletarizarnos" para bancar. No voy a ser yo quien le explique a un militante de La Matanza, o de Moreno, o del Docke lo que hay que hacer y lo que hay que decir. En todo caso, cuando me toca ir a esos pagos voy a aprender de ellos.
Es tiempo de tratar de convencer y de dar la discusión con los amigos, los compañeros de trabajo, los primos, las tías, las novias y las suegras. Incluso al pelotudo de mi vecino, ese que no se pierde de repetir como loro lo que escucha en la radio.
(Disgresión. Ya lo dije alguna vez acá: si querés convencer a alguien, primero tenés que lograr su atención. Y para eso, nada mejor que darle la razón en algo al principio de la charla)
Esa es nuestra responsabilidad militante en la etapa. El granito de arena que podemos sumar.
Quizás el contar el por qué de mi presencia en cada una de las marchas sea un modesto aporte que sirva para seguir reflexionando.
Al acto de Ferro estuve a punto de no ir. Tengo muchos amigos en el Evita y en el Frente Transversal y respeto por ambas construcciones, pero no estoy encuadrada en ellas (de hecho, la puta madre, no estoy encuadrada en ninguna). Esa mañana había empezado a laburar a las ocho de la mañana y terminé a las seis y media de la tarde. Exhausto. Ya lo dije alguna vez, con una sincera mezcla de justificación, culpa y excusa: cuando sos funcionario tu primer deber militante es trabajar muy en serio. Pero cuando bajé del subte sonó el teléfono y era mi hermano diciéndome: vamos a Ferro cabezón. Así que fui y me sorprendí: muchísima gente (no solo en el estadio. Afuera había como seis cuadras de compactas columnas que nopueideron entrar), muchísimos muchísimos pibes y mucha pero mucha mística. Contagiosa mística. Recuerdo haber puesto en el twitter: qué cómodo me siento entre tanta militancia.
Porque eso es lo que había ahí: militancia popular. La que se construye en los barrios populares y en los sectores populares.
A la convocatoria de 6,7,8 fui de casualidad. Camino a casa de mi hermana, saliendo del laburo, pasé por Plaza de Mayo. Mientras caminaba por Avenida de Mayo iba -reconozco- con la sospecha de que iba a ser un fiasco. La verdad es que nunca funcionaron muy bien que digamos las convocatorias por Facebook o por internet. Es tan sencillo dar un clic de que voy a ir y tan dificil tomarse el colectivo.
Pero al llegar también me sorprendí mucho por la convocatoria. Nunca fui bueno para calcular cantidades en las marchas, pero creo que había como 6,7,8 mil personas. Autoconvocadas. Sueltas. Muy clasemedieras y, posta, con mucha mística. Una mística que me pareció semejante a la que a veces tenemos en la blogosfera. La mística de ir en contra del discurso massmediático concentrado. La mística de la argumentación contra "lo dado". Los que estaban cantaban, si. Saltaban, si, también. Pero sobre todo hablaban. Hablaban entre ellos, discutían, intercambiaban.
Y acá es donde quiero retomar algo que vengo diciendo hace mucho tiempo, sobre todo por fuera del blog. Sobre todo cuando tomo mates o cervezas con compañeros de la blogosfera: claro que yo también tengo mucho para criticar -y lo hago- a la clase social de la cual formo parte integralmente (en recursos, en standard de vida, en consumos culturales, en consumo, etc.). Pero sobre todo tengo mucho para autocriticarme por no ser capaz de convencer a mis "semejantes" de las bondades -con todos sus defectos, con todas sus limitaciones- del proyecto político que hoy es gobierno.
No es tiempo de "proletarizarnos" para bancar. No voy a ser yo quien le explique a un militante de La Matanza, o de Moreno, o del Docke lo que hay que hacer y lo que hay que decir. En todo caso, cuando me toca ir a esos pagos voy a aprender de ellos.
Es tiempo de tratar de convencer y de dar la discusión con los amigos, los compañeros de trabajo, los primos, las tías, las novias y las suegras. Incluso al pelotudo de mi vecino, ese que no se pierde de repetir como loro lo que escucha en la radio.
(Disgresión. Ya lo dije alguna vez acá: si querés convencer a alguien, primero tenés que lograr su atención. Y para eso, nada mejor que darle la razón en algo al principio de la charla)
Esa es nuestra responsabilidad militante en la etapa. El granito de arena que podemos sumar.
13 marzo 2010
12 marzo 2010
Acá hace falta debate
No sé bien por qué hoy recordé aquel programa de Aliverti y Carlos Varela. Palabras Cruzadas creo que se llamaba. Estaba bueno: dos miradas absolutamente diferentes sobre la actualidad y mucho debate entre ellos. Ya pasaron muchos años de eso, pero algo así, hoy, sería muy pero muy interesante.
Digo. Ya que casi todos los periodistas "independientes" de la tele se limitan a invitar a los opositores para tirarles centros a la olla, a recibir a algunos oficialistas para más o menos hacerles la gran inquisición (incluso es más detestable esa moda de esperar que el tipo entrevistado se vaya del piso o del aire en la radio para masacrarlo) y linduras por el estilo, no estaría bueno que un Morales Solá o un Majul o un Tenembaum o un Barone (sí, pobre Barone, que se la banque él también) sea interpelado con alguien en igualdad de condiciones?
(Para poner un ejemplo: recuerdo hace un par de semanas a Van der Koy entrando al aire con Randazzo de invitado y se notaba que estaban discutiendo "mano a mano" antes de que se prensa la luz roja. Eduardo tuvo un buen reflejo peroidístico y abrió así: digaló Randazzo, siga con lo que me decía..." Y durante un par de minutos "debatieron". Luego todo volvió al cauce previsible)
Digo. No sé. Qué se yo. Yo acepto un debate con cualquiera. Menos con Majul, claro, que es demasiado groso.
Digo. Ya que casi todos los periodistas "independientes" de la tele se limitan a invitar a los opositores para tirarles centros a la olla, a recibir a algunos oficialistas para más o menos hacerles la gran inquisición (incluso es más detestable esa moda de esperar que el tipo entrevistado se vaya del piso o del aire en la radio para masacrarlo) y linduras por el estilo, no estaría bueno que un Morales Solá o un Majul o un Tenembaum o un Barone (sí, pobre Barone, que se la banque él también) sea interpelado con alguien en igualdad de condiciones?
(Para poner un ejemplo: recuerdo hace un par de semanas a Van der Koy entrando al aire con Randazzo de invitado y se notaba que estaban discutiendo "mano a mano" antes de que se prensa la luz roja. Eduardo tuvo un buen reflejo peroidístico y abrió así: digaló Randazzo, siga con lo que me decía..." Y durante un par de minutos "debatieron". Luego todo volvió al cauce previsible)
Digo. No sé. Qué se yo. Yo acepto un debate con cualquiera. Menos con Majul, claro, que es demasiado groso.
11 marzo 2010
El otro
El siguiente es un experimento de escritura compartida vía mail, esta madrugada, entre Mendieta y Carrasco. No sabemos ya quién escribió qué. Así que ahora el autor es otro.
Como mi papá siempre leía libros -me acuerdo de "Nicaragua tan violentamente dulce" porque en la contratapa tenía la cara de Cortázar, que me asustaba- y mi mamá siempre leía libros- me acuerdo que le agarré un libro que me sacó enseguida y dijo: eso no es para chicos (obvio, al otro día le revisé el dormitorio y lo encontré debajo de la cama). Desde antes de saber leer, cuando ya tenía una novia en la guardería, yo quería ser escritor de libros. Suponía que esos hombres que escribían libros debían ser importantes y todos los tomaban en serio. A mí, en cambio (porque no sabía leer ni escribir) no me tomaban en serio. Cada cosa que decía, era interrumpida recordándome que ya estaba en edad de mandarle al chupetómetro de Carlitos Balá mi chupete. Y de no llorar tanto si mis hermanos mayores me dejaban afuera de los juegos.
Yo soy ese y también soy otro. Uno que su padre sólo leía el Clarín Deportivo con especial énfasis en relojear el Prode, pero que hacía un uso trascendental de la letra impresa: envolver los huevos que vendía en la carnicería. Esa carnicería, ese olor a carnicería, esa luz de tubo de carnicería iluminando el cuaderno Rivadavia en el que aprendía, al lado de la caja registradora, a leer y escribir copiándome del diario. Y ahí empezaba a leer no por contagio ni por pasión literaria. Empezaba a leer porque no había televisión en ese pueblo con olor a mar y carne y el segundo mejor programa era la colección Robin Hood. Porque el primero era ir a cazar lagartijas a la playa y como el Corsario Negro desembarcar cerca del patio de aquella chica. Así que este yo ni pensaba en los autores de los libros ni en la importancia de ser importante. Pero cuando había mucha humedad, y la antena estaba bien orientada hacia Buenos Aires y las ondas amagaban con llegar al aparato con forma de imagen y no de lluvia, corría a ver como se iba llenando el chupetómetro.
A los 15 años supe que ya no iba a poder ser lo que había querido ser toda mi vida. Claro, tampoco era tan grave, ya que “toda mi vida” había sido poca. Ocho años, ponele. Diez, como mucho. Así que empecé a leer y a reinventarme. Entonces me reinventé en lector, que era mucho más fácil y eficaz a los efectos de entablar algún tipo de contacto espiritual con las minas. Aunque debiera haberme dedicado a tocar la guitarra, pero era vago. Y planificaba metódicamente el día en que me iba a poner a escribir. Ese día iba a llegar cuando las historias que leía no fueran tan buenas como para convencerme que el protagonista era yo. También es cierto, debo admitir, que a esa edad prefería salir a buscar a Sherezade por los bares que a ponerme a escribir las mil y una noches.
A los 20 años había un yo que ya sabía que no me daba, pero sí me las daba de un pibe con futuro. Oscilaba entre posar de pendejo con futuro a creerme (de callado) que ya tenía la vida vivida. Pero a los 20 años leía portadas y solapas de libros sobre los que disertaba con las chicas a la madrugada. Cualquiera lo sabe: a las cuatro en una peña universitaria uno puede decir cualquier cosa, y te creen.
Andando el tiempo, y cada vez más rápido, fue distinto: un yo ya sabía que debía dedicarme a alguna actividad que bordeara la política, la comunicación, la escritura o el periodismo, pero trabajar jamás. Se requiere de astucia, tesón y audacia para aguantar las tentaciones de un trabajo con horario, aguinaldo, jefes con esposas intocables y chusmeríos de oficina. Cualquier boludo, al menor descuido, termina regalando flores por el día de la secretaria a cambio de tener una tarjeta de débito.
En ese mismo tiempo, mi otro yo también sabía que debía dedicarse a alguna actividad que bordeara la política, la comunicación, la escritura o el periodismo. Entonces se dedicó a laburar sin parar de lo que viniera. Y tuvo la astucia, el tesón y la infinita cobardía de aguantar los horarios, cobrar los aguinaldos, sacar una tarjeta de crédito y, sobre todo, ponerse el traje de tipo serio y responsable en la espalda. Menos mal que mi otro yo nunca me dejó regalar flores en el día de la mujer.
Porque regalar flores en el día de la mujer era una concesión: casi todos los yo que yo era querían siempre quedar bien, pero había uno que se resistía, no tanto por rebeldía, como por pretensión de originalidad. Ese yo podía ser mediocre, pero no tan pavote como para andar pregonándolo.
Ahora, varios yo, con la panza más grande y menos pelo, sin ganas de salir ni un sábado de 25 grados, sé que escribir es algo imposible, y no es por las minas sino por el desasosiego. Que es al pedo. Que hay otros que lo hacen mejor, que hay otros que se comprometen, que hay otros, en cambio, la gran mayoría, que no sienten la necesidad imperiosa de decir algo con urgencia sin saber a priori qué cosa decir; que la gran mayoría no es feliz, pero tampoco desespera.
Ahora, también yo, más flaco por el stress, más herido, más curtido, más viejo, con ganas de salir un miércoles como el de hoy, piensa que escribir es imposible y maravillosamente necesario. Y que escribe, cuando escribe, por las mismas razones que hace todo lo poco que hace. Y estamos de acuerdo los dos yo: no es por las minas, si no por el desamparo. Un desamparo que no tiene origen, ni destino, ni razones. Salvo el de ponerse a escribir una historia que desespera.
Y es tan solitario, tan íntimo, tan propio, escribir.
A veces, cuando estoy triste, o muy contento, trato de imaginar cómo sería todo si todo hubiese resultado al revés. Yo hubiera tenido la fuerza de no renunciar. Yo, también, seguramente hubiera renunciado.
Porque la gran ventaja del triunfo, por sobre los perdedores, es la posibilidad de renunciar. Solamente puede renunciar el que triunfa, y solamente renuncian los triunfadores que tienen pelotas. De ahí mi admiración, y mi descrédito, por los que renuncian.
Porque hay una contradicción con los que renuncian: buscar el triunfo para después desprestigiarlo, negarlo, ningunearlo, quitarle jerarquía, es una cagada. Porque, convengamos, en nada se triunfa sólo. Aunque se escribe solo, no se triunfa solo.
Se necesita de los otros.
Siempre.
Por eso, en el fondo, pero más en el fondo que antes, yo prefiero los que fracasan a los que renuncian. Los que fracasan, lo intentaron. No lastiman a nadie como al triunfar y renunciar. No pisotean a nadie al ganar (siempre que se gana, hay quien pierde).
Cuando se fracasa es porque se lo intenta. No digo fracasar a la quiniela, cualquier ludópata fracasa en eso. Digo fracasar con grandes y nobles objetivos. Desmesurados y, en lo posible, nobles objetivos.
Hay una ternura, una sensibilidad, una cosa difícil de explicar, sí, es así: en cierto modo, el que fracasa, allá en lo remoto, triunfó.
En algo, no sé en qué, pero ése tiene su triunfo. Y lo merece.
Al menos eso pienso yo, hoy, que de todos modos, soy otro, tan peligrosamente atraído en ser parte de los que fracasan al triunfar.
09 marzo 2010
Ya lo dijo otro, y ladró mejor
Iba a escribir sobre esta nota de opinión del diario Clarín, pero ya lo hizo mejor Raúl Degrossi en el blog de Lucas acá.
Así que no escribo nada de la posición de Helgfot ni de lo triste que es que un ex militante bastante instrascendente de la UCR como el mencionado hoy le marque la cancha a toda la conducción de la centenaria UCR.
Je. Volví un poco ácido. Dame un limón.
Así que no escribo nada de la posición de Helgfot ni de lo triste que es que un ex militante bastante instrascendente de la UCR como el mencionado hoy le marque la cancha a toda la conducción de la centenaria UCR.
Je. Volví un poco ácido. Dame un limón.
08 marzo 2010
El club de la buena onda
Mi amigo Seba, mientras se chupaba un amargo, dijo: "Jua, esto no se puede leer más. Mirá" y me pasó el Clarin abierto en la página 6. Allí, en la sección "Sesionómetro" y al lado de una foto de Felipe Solá abrazando a Pato Bullrich, puede leerse: "De la JP a los anti K. Patricia Bullrich y Felipe Solá, en una postal de convivencia entre la Coalición Cívica y el peronismo disidente captada por un colaborador (?) de la diputada en un pasillo de la Cámara de Diputados..." bla,bla,bla, chivo del partido de Bullrich que busca afiliaciones, bla.
Yo me pregunto: ¿desde cuándo Clarín te publica una foto que saca un colaborador de un diputado en página seis, che? Y después no querés que el diario se caiga en picada en los datos del IVC.
Habrase visto, canejo.
PS: Lamentablemente, no encuentro en la edición digital, cosa de enlazarlo, tamaña muestra de periodismo de investigación.
Yo me pregunto: ¿desde cuándo Clarín te publica una foto que saca un colaborador de un diputado en página seis, che? Y después no querés que el diario se caiga en picada en los datos del IVC.
Habrase visto, canejo.
PS: Lamentablemente, no encuentro en la edición digital, cosa de enlazarlo, tamaña muestra de periodismo de investigación.
07 marzo 2010
Tarde y cortito, lo digo
He aquí el modo más perverso de justificar lo injustificable:
"La propia Presidenta viene sosteniendo, en reuniones privadas con altos exponentes del Estado, que la Justicia busca su destitución con un método parecido al que tumbó en Honduras al ex presidente Manuel Zelaya. Se lo dijo de frente en una reunión a solas al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, y se lo repitió, con formas más elípticas, el lunes, en el Congreso, delante de una multitud. Nadie quiere convertir a Cristina Kirchner en una destituida y errante presidenta caribeña, pero nadie sabe si no es el propio matrimonio presidencial el que está buscando ese atajo para resolver su desolación".
Este tipo de argumentación, que empieza a repetirse desde diversos periodistas (?) y dirigentes políticos como Elisa Carrió, me hace recordar a aquellos que justifican la violación de una chica porque "llevaba la pollera muy corta y estaba provocando".
Sepan, cretinos, que vamos a tener memoria y que una violación, siempre, es una violación.
"La propia Presidenta viene sosteniendo, en reuniones privadas con altos exponentes del Estado, que la Justicia busca su destitución con un método parecido al que tumbó en Honduras al ex presidente Manuel Zelaya. Se lo dijo de frente en una reunión a solas al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, y se lo repitió, con formas más elípticas, el lunes, en el Congreso, delante de una multitud. Nadie quiere convertir a Cristina Kirchner en una destituida y errante presidenta caribeña, pero nadie sabe si no es el propio matrimonio presidencial el que está buscando ese atajo para resolver su desolación".
Este tipo de argumentación, que empieza a repetirse desde diversos periodistas (?) y dirigentes políticos como Elisa Carrió, me hace recordar a aquellos que justifican la violación de una chica porque "llevaba la pollera muy corta y estaba provocando".
Sepan, cretinos, que vamos a tener memoria y que una violación, siempre, es una violación.
Firma desde el pie.
……………….DNI Nº ……………. ciudadano/a argentino mayor de edad, me pronuncio por la aprobación del pliego de la Licenciada Mercedes Marcó del Pont como Presidente del Banco Central.
Las razones son varias, pero la principal es que resultaría una afrenta a la ciudadanía cuestionar a la candidata mas idónea a ocupar el cargo que se haya propuesto en las últimas décadas.
La postulante posee sobrados méritos académicos y profesionales para su designación, y sólo la venganza política arbitraria e infundada podría motivar la negativa a aprobar su pliego, suerte que no corrieron muchos otros Presidentes del Banco Central como Martín Redrado, Pedro Pou, Roque Fernández, o Domingo Cavallo, en el caso de este último sin aprobación de legislador alguno, ya que su designación se produjo durante la vigencia de la dictadura militar, hecho que no impidió que ocupase importantes cargos en gobiernos constitucionales.
Los hechos que produjeron los mencionados en el párrafo anterior y muchos otros mas están a la vista y en muchos casos han sido sospechados de ilegalidad como los “seguros de cambio” dispuestos por el ya nombrado Cavallo.
Resultaría contradictorio que personas como el Senador Ménem, la diputada Elisa Carrió o el diputado Pratt Gay que públicamente han destacado la idoneidad técnica de Mercedes Marcó del Pont rechacen su pliego basándose en una supuesta causal de “inidoneidad”.
Resultaría también contradictorio que el diputado Fernando Solanas o el diputado Claudio Lozano rechacen el pliego de la Licenciada Marcó del Pont suponiendo que podría defender intereses contrarios a los del pueblo argentino cuando ellos compartieron objetivos con la mencionada al militar conjuntamente en el Frente Nacional Contra la Pobreza (FreNaPo)
Si eso sucediese, cabe la sospecha de que el único crimen que habrá cumplido la Doctora Marcó del Pont sea el de poseer un pensamiento distinto al predominante en los antes designados Presidentes del Banco Central, y defender una política distinta que aquella que nos llevó a que sean la moneda y los bancos mas importantes que la salud, la vivienda, la educación, el trabajo y el bienestar de los argentinos.
Señores legisladores: Esperemos que reflexionen y que no sumen una vergüenza más a la democracia argentina.
Para firmar la carta y enviarla al Senado, hacer clic acá: http://www.facebook.com/l/ 9b3c5;www.senado.gov.ar/web/ oac/contacto.php
Las razones son varias, pero la principal es que resultaría una afrenta a la ciudadanía cuestionar a la candidata mas idónea a ocupar el cargo que se haya propuesto en las últimas décadas.
La postulante posee sobrados méritos académicos y profesionales para su designación, y sólo la venganza política arbitraria e infundada podría motivar la negativa a aprobar su pliego, suerte que no corrieron muchos otros Presidentes del Banco Central como Martín Redrado, Pedro Pou, Roque Fernández, o Domingo Cavallo, en el caso de este último sin aprobación de legislador alguno, ya que su designación se produjo durante la vigencia de la dictadura militar, hecho que no impidió que ocupase importantes cargos en gobiernos constitucionales.
Los hechos que produjeron los mencionados en el párrafo anterior y muchos otros mas están a la vista y en muchos casos han sido sospechados de ilegalidad como los “seguros de cambio” dispuestos por el ya nombrado Cavallo.
Resultaría contradictorio que personas como el Senador Ménem, la diputada Elisa Carrió o el diputado Pratt Gay que públicamente han destacado la idoneidad técnica de Mercedes Marcó del Pont rechacen su pliego basándose en una supuesta causal de “inidoneidad”.
Resultaría también contradictorio que el diputado Fernando Solanas o el diputado Claudio Lozano rechacen el pliego de la Licenciada Marcó del Pont suponiendo que podría defender intereses contrarios a los del pueblo argentino cuando ellos compartieron objetivos con la mencionada al militar conjuntamente en el Frente Nacional Contra la Pobreza (FreNaPo)
Si eso sucediese, cabe la sospecha de que el único crimen que habrá cumplido la Doctora Marcó del Pont sea el de poseer un pensamiento distinto al predominante en los antes designados Presidentes del Banco Central, y defender una política distinta que aquella que nos llevó a que sean la moneda y los bancos mas importantes que la salud, la vivienda, la educación, el trabajo y el bienestar de los argentinos.
Señores legisladores: Esperemos que reflexionen y que no sumen una vergüenza más a la democracia argentina.
Para firmar la carta y enviarla al Senado, hacer clic acá: http://www.facebook.com/l/
Suscribirse a:
Entradas (Atom)